EL MUNDO 13/12/12
David Gistau
Por más que esto pese a los asesores del Gobierno, el ministro Wert ya era un personaje asociado a una expectativa. Arrogante. Vitriólico. Brillante en su insolencia. El torito guapo (y bravo) de El Fary obligando a la oposición a usar el escaño como burladero. Al cronista, que siempre tuvo predilección por la gorra castiza de medio lado, este personaje no sólo le gustaba, sino que, además, le convenía.
Pero lo de ayer fue como si Wert hubiera enviado a Karanka. El ministro, al que debieron de aconsejar que se comportara con contención ante el pelotón de los cinco interrogadores que tanto recordaron el añorado formato de Tómbola, se descolgó con un suave tono pedagógico, como si le hubieran sacado de dentro al polemista mediante exorcismo. Sólo en los últimos segundos de la última pregunta, como si su mismidad le reventara ya las costuras, como si por fin estuviera a punto de brotar el exabrupto catártico, Wert sí azotó al diputado Vallès con una mofa del resultado «sub-óptimo» del PSC en las elecciones catalanas y con una observación acerca de su comprensión lectora de textos sencillos. ¡Ooole, toro!, bramó entonces el 7, que antes había sacado los pañuelos verdes.
Wert eligió para atemperarse la sesión en que sus rivales se comportaron como profetas apocalípticos de Sunset Boulevard. Bosch emplea todos los tópicos del victimismo, pero con menos sentido del ridículo. El atentado contra la lengua catalana. La agresión a todo un país. El fascismo ad portas. La Guardia Civil en las aulas. La intención, no de armar un discurso razonado como el que Ridao habría opuesto a Wert, sino de gritar, con un temblor emotivo y mientras los compañeros levantan cartulinas, consignas tan primarias como «¡No nos moverán!», a lo Joan Báez, cuando lo lógico con lo anterior habría sido recurrir al mucho más nuestro ¡No pasarán!
Después de gritar «¡ni se le ocurra tocar a nuestros niños!», como si estuviera discutiendo con Michael Jackson, Bosch preguntó al ministro «¿de qué planeta viene usted?», y al cronista se le hizo imposible no enternecerse en el recuerdo del mítico relato de VíctorHugoMorales del gol de Maradona a los ingleses: «De qué planeta viniste, barrilete cósmico, para dejar atrás a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando Argentina, Argentina… Argentina 2, Inglaterra 0″.
Hubo una coincidencia en las intervenciones de Bosch y de Coscubiela, que arrojó, como si de dados se tratara, sus propios tópicos vocingleros: el Opus, Una y Grande, bla blabla. Ambos diputados amenazaron con el desacato y prometieron resistencia del pueblo catalán. Con cierta pereza, Wert les recordó que hay más pueblo catalán aparte del que ellos representan. Pero es evidente que fue convocado un desafío que al ministro puede acabar costándole el cargo. Al órdago se sumó el diputado Vallès, del siempre ambiguo PSC, que esta vez se adhirió de tal forma a la retórica incendiaria de ERC que, al terminar su pregunta, los diputados republicanos se giraron y le mostraron el pulgar para expresar aprobación, como si ellos mismos no hubieran podido llegar tan lejos en la descripción de la tribu rusoniana amenazada por los metales de un nuevo fascismo.