Federico Quevedo, EL CONFIDENCIAL 19/12/12
Al día siguiente de las elecciones catalanas del pasado 25 de noviembre, escribí enun post que, tras los resultados de las mismas, se había pasado de una Cataluña mal gobernada a una Cataluña ingobernable. Un mes después de aquello, es más que evidente el despropósito al que ha conducido a Cataluña quien ya puede colgarse la medalla de haber sido, y probablemente seguir siendo -aunque no sé por cuánto tiempo-, el peor gobernante y el más insensato que ha tenido esta comunidad: Artur Mas.
Ayer se completó la negociación entre CiU y ERC para dar paso a la sesión de investidura de un político que convocó elecciones con 62 escaños en el Parlamento y una posición muy cómoda para poder gobernar con el apoyo del PP (en un momento en el que la situación económica exige unos ajustes difíciles de pactar con otros partidos), y salió de ellas con doce escaños menos y entregado a un pacto con ERC.Un pacto condenado al fracaso porque, si bien es cierto que para los republicanos todo pasa por el tamiz de la independencia, no ocurre lo mismo con los convergentes, ni mucho menos con buena parte de su electorado.
Todo lo que ha pasado allí es delirante. Ni el guionista de una película se hubiera atrevido a llegar tan lejos… No sé si titularla Dos tontos muy tontos -entre otras cosas porque los tontos son más de dos, aunque Mas y Oriol Pujol se lleven la palma- oEstamos locos o qué. En su necesidad de buscar vías de escape, de echar balones fuera, de encontrar otros culpables que no sean ellos, los verdaderos responsables de la tragedia a la que han conducido al pueblo catalán se dedican -como hacen siempre- a echarle la culpa a España, a Madrid, a Wert o a quien se ponga delante. Sin embargo, es difícil que puedan escapar a su propio destino, que no es otro que su abandono de la política por la puerta trasera de la vergüenza, cuando no entrando directamente en la Modelo si se confirma todo lo que estos días está apareciendo en las páginas impresas y no impresas de los periódicos, que no hace más que confirmar lo que todos ya sabíamos: Cataluña acoge una suerte de sistema corrupto que se ha expandido como un cáncer por sus instituciones, al frente del cual se encuentra una familia, una famiglia al estilo de los Corleone o los Soprano, apellidadaPujol.
A partir de que ERC rompa con CiU solo quedarán dos alternativas: convocatoria de elecciones anticipadas de nuevo o que en CiU se produzca una catarsis y todo el pujolismo salga abrasado de esta crisis dando paso a nuevas caras.
Mientras CiU no rompa las amarras que la unen con elpujolismo, no podrá volver a ser el partido fuerte, moderado, sensato y con sentido de Estado, pese a ser nacionalista, que fue en su tiempo, lo que siempre impidió al PP abrirse un hueco en el electorado catalán. Hoy por hoy, en manos de la famiglia, CiU está condenada a caer en manos de ERC porque esa es la huida hacia delante que impone el pujolismo con el objetivo puesto en una convocatoria de consulta o referéndum que, casi con toda seguridad, nunca se va a producir. Nunca se va a producir porque, tras el resultado electoral, Artur Mas ha perdido cualquier legitimidad para exigirla en Madrid y nadie en la capital de España, ni en el PP ni en el PSOE (y en eso están completamente de acuerdo Rajoy y Rubalcaba), lo considera posible.
El escenario, por lo tanto, es desconcertante: un Gobierno atado de pies y manos a un partido, ERC, que va a ejercer al mismo tiempo de apoyo del Ejecutivo y de oposición a buena parte de las medidas que tome dicho Gobierno, que, sin embargo, no va a poder encontrar otros apoyos porque ni el PP ni el PSC parecen dispuestos a dárselo en las actuales circunstancias. ¿Cuánto puede durar eso? Nadie lo sabe, pero más o menos lo que tarde Oriol Junqueras en darse cuenta de que también a él le ha engañado Artur Mas, como hizo antes con el PP, y anteriormente con el PSC.
Él, que se quejaba de los engaños de Zapatero, ha sido después quien más se ha empeñado en hacer lo mismo con los demás. De eso va a depender la legislatura, y a partir de que ERC rompa con CiU, solo quedarán dos alternativas: o convocatoria deelecciones anticipadas de nuevo, o que en CiU se produzca una catarsis y todo elpujolismo salga abrasado de esta crisis dando paso a nuevas caras que abandonen la deriva soberanista y recuperen el sentido común, lo cual facilitaría un pacto con el PSC -más difícil por la situación económica- o con el PP. El empresariado catalán, que siempre ha apoyado a CiU, se decanta por eso que se llama lasociovergencia, pero tampoco vería con malos ojos un acuerdo con el PP para llevar a cabo la política económica necesaria para salir de la crisis.
El Gobierno de Rajoy, consciente de que ese debate se está produciendo no solo en el seno de CiU, sino en el de la sociedad civil que se mueve alrededor de la coalición, hace gestos inteligentes de acercamiento y comprensión. Pero nunca sería posible un pacto con CiU con Artur Mas en la presidencia, salvo que este hiciera un ejercicio de humildad que no parece posible. Y déjenme que les diga una cosa: si después de todo lo dicho, se llega al escenario de la consulta y lo llegamos a ver como irremediable, el Gobierno, con el apoyo de la oposición debería, no solo facilitarla, sino convocarla con los mismos parámetros que se han utilizado para Escocia. A ver si así acabamos, de una vez por todas, con este interminable folletín venezolano que, muy acertadamente, Carlos Herrera bautizó una vez como Pasión de Catalanes.
Federico Quevedo, EL CONFIDENCIAL 19/12/12