Santiago González, EL MUNDO, 28/9/11
Hay señales en el aire que pregonan el advenimiento de Rajoy como presidente del Gobierno. Le va encontrando carisma gente que siempre lo vio como un perdedor nato. Qué digo nato, recalcitrante, el único aspirante que lo intentó dos veces y las perdió todas, como le pasó al coronel Aureliano Buendía con las 32 guerras civiles que emprendió. Cualquiera de ustedes recordará que Felipe González, que se cayó en la pila del carisma de pequeño, fracasó dos veces frente a Suárez antes de arrollar en el 82. Lo mismo le pasó a Aznar frente a González. A la tercera fue la vencida.
Rajoy perdió frente a Zapatero y parece que va a ganarle por incomparecencia en 2011. Los medios empiezan a considerarlo verosímil (huy, perdón). De ahí que empiecen a descubrirle virtudes insospechadas. Sin embargo, las pruebas del advenimiento no están ahí, sino en la actitud de los propios candidatos. El ganador se prepara ya para bajarse de sus promesas anteriores sobre la anulación de los recortes socialistas a las pensiones. El perdedor sube la apuesta y promete subir las pensiones y el sueldo a los funcionarios, recortados hace año y medio por el Gobierno del que él formaba parte. Nadie había cuestionado hasta 2010 el acuerdo del Pacto de Toledo sobre el tema: «Debe garantizarse el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones mediante la revalorización automática de las mismas, en función de la evolución del IPC».
El perdedor, tanto más perdedor cuanto más promete, no aspira a ganar; sólo a no romper el suelo de marzo de 2000. No quedan ya jubilados ni funcionarios tan mansos de corazón como para entonar: «El señor (Rubalcaba) nos lo dio, el señor nos lo quitó. Bendito sea su santo nombre». Es un brindis al sol, que es como se llama en lenguaje taurino a las promesas demagógicas. Los espectadores de sol, menos versados, se dejan engañar fácilmente por truculencias. Por lo demás, España es un eterno ir y venir. En 1993 el PP era el dóberman que llegaba. Ahora el genio de José Blanco anuncia los recortes con efectismo gore: «Rajoy propone la motosierra para la educación y la guadaña para los pensionistas». Parece un poco exagerado comparar los planes educativos del PP con La matanza de Texas, por un partido que ha elaborado cuatro grandes leyes, rectificándose tres veces a sí mismo y una al PP. Citar a los pobres pensionistas la llegada de la Parca y su guadaña está a medio camino entre el Ángel Exterminador y la Santa Compaña, esa procesión de ánimas que visita las casas del personal descatalogado a punto de doblar la servilleta. ¡Que vienen, que vienen!, dicen para alarmar a la clientela y tratar de evitar lo peor. Es la inversión de la campaña que hacía el prolífico Mariano Ozores en 1982: ¡Que vienen los socialistas!
Santiago González, EL MUNDO, 28/9/11