EL CORREO, 18/9/11
El presidente del EBB del PNV, Iñigo Urkullu, mira hacia adelante sin temor a un cambio de signo en el Gobierno central, ni a una unión abertzale que le puede hacer sombra ni a un final de ETA para el que pide «audacia»
Con su propuesta para conseguir un nuevo estatus político para Euskadi recién horneada, el presidente del EBB del PNV, Iñigo Urkullu, mira hacia adelante sin temor a un cambio de signo en el Gobierno central, ni a una unión abertzale que le puede hacer sombra ni a un final de ETA para el que pide «audacia» no sólo a Zapatero, y al que a partir del 20 de noviembre le suceda, sino a los que «deben a la sociedad» el fin de la violencia. También afronta el proceso de renovación de su partido, que acaba de arrancar. En este contexto, la dirección jeltzale ha planteado a las bases la posibilidad de modificar su nombre y pasar a denominarse Partido Nacional Vasco -en lugar de Nacionalista-, aunque se mantendrían las siglas y el nombre en euskera.
– El PNV se reivindica como «líder de la estrategia nacional vasca» en su nueva ponencia. ¿Le está comiendo la tostada la unión de fuerzas abertzales?
– No. Nos ha correspondido en el pasado el liderazgo institucional, y hemos liderado buscando acuerdos también con quienes no eran nacionalistas. En el conjunto comparativo de las formaciones políticas hemos sido mayoritarios, y lo somos ahora también, somos el partido más votado.
– ¿Temen perder esa primacía con la reagrupación del mundo aber-tzale?
– No, no. Lo he dicho muchas veces, porque esto que está sucediendo se planteaba ya como hipótesis años atrás: la recomposición del espacio político cuando ETA dejara de existir… Temor ninguno. Hay que tener confianza en el proyecto de cada uno y creo que el del PNV es el mejor. No tengo ningún temor al concurso de otras formaciones políticas, es más, hemos peleado para que todas estén, también la izquierda abertzale, aún a sabiendas de que pudiera verse favorecida por el victimismo de que ha hecho gala durante tantos años. Soy consciente de la eclosión del magma donde convive la izquierda abertzale, pero ya llegará el tiempo.
– ¿El 20-N va a ser un pulso entre ambas corrientes soberanistas?
– No lo planteo así. Son unas elecciones generales, al Congreso y al Senado. Y no sé cuál es el compromiso de presencia que tendrá la representación que obtenga esa fórmula. Si será estable, continuada, o si solo responderá a un enunciado en contra de la agresión del Estado a los derechos nacionales del pueblo vasco… Pero el PNV no plantea estas elecciones como una disputa en el espacio abertzale. Nosotros tenemos una concepción de construcción del país basada en el trabajo del día a día, es lo que llevamos haciendo toda nuestra vida, y lo que en los últimos 30 años otros no han tenido el compromiso institucional de hacer, aunque ahora quieran hacer ver a la sociedad vasca que el tiempo político empieza con ellos. Entiendo que ése es el juego.
– Conocemos la meta del PNV, lograr un estatus político de igualdad con España, pero ¿cuál es su hoja de ruta?
– Primero queremos dar a conocer el diagnóstico de estos cuatro años, cuáles son los desafíos como país (crisis, necesidad de paz, más autogobierno e internacionalización) y cuáles son nuestras propuestas de trabajo ante ellos. El documento político (del partido) enlaza con todas las ponencias anteriores y reconoce su vigencia. Y ahora, haciendo una recopilación de 116 años de historia del PNV, planteamos la actualización de los derechos históricos y la institucionalización del derecho a decidir de la sociedad vasca. Que ésa sea la herramienta para definir el futuro vasco. Y queremos ofrecer este planteamiento como un acuerdo de amplia base que se trabaje en las instituciones vascas. A partir de ahí, haremos un esfuerzo para que se someta a la ciudadanía y se eleve después a las instituciones del Estado español. Conjugaremos este periodo legislativo español con el próximo vasco.
Tras las autonómicas
– Así que no darán los primeros pasos hasta 2013…
– Entendemos que en esta legislatura no hay una representación del conjunto de la sociedad en el Parlamento Vasco, y es necesario que sobre estas cosas puedan debatir todas las sensibilidades.
– ¿Es ahora el tiempo idóneo para presentar este nuevo estatus?
– Sí. Lo hemos presentado antes. Pero hasta ahora no existía el entronque entre la concepción de los derechos históricos con la capacidad para su actualización y con la institucionalización del derecho a decidir. Además ahora estamos en un tiempo en el que casi hemos completado el Estatuto de Gernika, con las transferencias conseguidas por el PNV. Y, después de 32 años, creo que es suficiente y de sobra para poder hacer ver a los vascos que necesitamos un estatus adecuado a la realidad social, económica y política de este momento en el siglo XXI.
– ¿Fue precipitado entonces la presentación hace 7 u 8 años del denominado plan Ibarretxe?
– No. Fue un momento en el que había un bloqueo y una parálisis del Estatuto de Gernika, y se vivía en un contexto de mayoría absoluta de José María Aznar. Se presentó un nuevo estatuto porque se entendía que había una capacidad de adecuación y que la voluntad de la sociedad vasca debía ser respetada. Pero no fue admitido a trámite. Desde entonces, el PNV ha tenido el acierto de no cejar en el empeño de cumplir el Estatuto y hacer ver que más autogobierno es más bienestar. Cuasi completado el Estatuto y atisbando un nuevo modelo de Estado por las consecuencias de la crisis económica en las instituciones, está mucho más justificado. Es el momento de hacer este planteamiento.
– ¿Se plantean hacerlo de forma simultánea con Cataluña?
– Hemos hecho un ofrecimiento a CiU para hablar en próximas fechas para profundizar en la reflexión que se plasmó en la Declaración de Barcelona y que generó Galeuscat.
– Antes hablaba de la paralización estatutaria que provocó la mayoría absoluta de Aznar. ¿Cree que puede repetirse si el PP logra una victoria holgada el 20-N?
– El PSOE y el PP ya han impedido una enmienda del PNV a la reforma constitucional para registrar el derecho de autodeterminación… La advertencia que hago a Mariano Rajoy en previsión de que pueda ser el próximo presidente del Gobierno es que se equivocará si actúa de manera unilateral.
– ¿Cuál es su relación con el líder de los populares?
– Normal, y en el futuro dará de sí lo que tenga que dar.
– ¿Buscará que sea tan fluida como con Zapatero?
– Espero poder mantener fluidez de comunicación, pero no solo con el PP también con el secretario general del PSOE si no es presidente.
– ¿Qué predisposición tiene el PNV para mantener una relación estable en el Congreso con los populares si gobiernan?
– La disposición a hablar es absoluta. No olvido que en su momento el PNV alcanzó un acuerdo de investidura con Aznar en base a unos compromisos de desarrollo del autogobierno, de prórroga del Concierto… Luego toda aquella relación quedó en agua de borrajas y sufrimos las consecuencias, incluso a nivel europeo. Por eso, sería bueno que Rajoy cerrara las heridas que abrió el señor Aznar con el PNV.
– Antes de que pueda llegar esa etapa, está cerrando la anterior. ¿Qué esperaba de Zapatero que no ha conseguido?
– Hombre, hay una circunstancia que a mí me produjo una sensación extraña que es la imposibilidad o incapacidad -prefiero quedarme ahí porque lo contrario sería pensar en la complicidad con el PSE- para evitar el desalojo del PNV de la responsabilidad de Gobierno. A pesar de eso, quise remontar la relación para defender los intereses de Euskadi. Y quiero pensar que no solo ha habido una necesidad por su parte de entendimiento sino también una voluntad. Pero aunque hemos vivido una relación intensa, algunos hechos me han dejado frío. Como que no se haya atendido al PNV en la reedición de los Pactos de la Moncloa, o en la búsqueda de acuerdos ante la crisis. También tengo cierta sensación de que ha estado mirando muy de reojo al PP o a algunos medios, y le falta valentía o una osadía mayor en estos momentos ante el final de ETA. Una osadía que demostró en 2005 con la resolución en el Congreso (para la negociación con ETA), o con la retirada de las tropas de Irak. Ha dado pasos, pero puede ser mucho más audaz.
– ¿Y espera más audacia antes de su marcha?
– No me quiero olvidar de la otra parte. Por ser justos, nadie le debe a ETA ni a la autodenominada izquierda abertzale nada. Es ETA la que debe a la sociedad un escenario definitivo de ausencia de violencia, y bueno sería que esa exigencia se la hiciera también la izquierda aber-tzale. Si le reclamo audacia al presidente, también se la reclamo a quien realmente debe a la sociedad un anuncio de cese definitivo, o su reivindicación. El PNV está trabajando para que unos y otros sigan dando los pasos necesarios.
El «cautiverio» del PP
– Y en este final, ¿qué papel cree que jugará el PP si gobierna?
– No veo unidad de criterio ni en el PSOE ni en el PP. Hace unos días el PSE de Gipuzkoa se manifestaba en contra de una condena a Otegi lo que choca con otras voces del PSOE. Y aún veo menos unidad en el PP, donde conviven ciertas expresiones en relación a Bildu con un quiero y no puedo de voces como las del presidente del PP vasco. Pese a todo, creo que el PP vasco y el presidente del PP nacional son conscientes de la realidad, aunque sean cautivos de un discurso que han ayudado a alimentar de manera electoralista. Liberarse de ese cautiverio de la noche a la mañana va a ser difícil, pero si les corresponde la responsabilidad de Gobierno, intentaremos que sean conscientes de cuál es la realidad.
– Piden que nadie saque provecho político de la paz, pero todos quieren su cuota de protagonismo.
– Nosotros no queremos afán de protagonismo.
– Pero aunque sea indirectamente sí buscan cierto liderazgo.
– Las iniciativas que impulsamos buscan el beneficio de la sociedad no el partidario. Si no, hubiéramos dicho que era mejor que Bildu no estuviera en las elecciones y no habríamos trabajado por eso. Nuestra guía es el bien mayor frente al mal menor, aunque sea un perjuicio electoral. Pero yo siempre digo que nos podemos equivocar si pensamos que la fotografía actual de la sociedad es la de 2001 ó 2008.
– A falta de conocer en su integridad el plan de paz del lehendakari, ¿qué disposición muestra el PNV?
– Total. Se la he expresado al propio lehendakari. Tenemos disposición permanente en aquellas materias que estructuran la convivencia en la sociedad. Y no solo en el plan de paz y convivencia. Pero pedimos un mínimo de rigor y seriedad.
– En ese plan el lehendakari aboga por construir un relato «objetivo» de lo ocurrido en este país. ¿Cree que puede existir más de un relato?
– No hay que temer relatos diferentes, lo importante es que haya una voluntad de concordia. Hay que aspirar a la concordia dejando el terreno de la reconciliación al ámbito privado de las personas que se ven más directamente implicadas. No centraría el esfuerzo en la necesidad de un único relato. Es muy difícil que lo haya, pero sí debe haber un único propósito, la concordia.
– Tras la sentencia contra Otegi, la izquierda abertzale dice que mantiene su apuesta. ¿Pero cree que afectará al ritmo del proceso?
– Siendo conscientes de que puede ser una piedra en el zapato de la izquierda abertzale y ratificando nuestro desacuerdo, yo espero que el conjunto de la izquierda abertzale sepa superarlo en base a los pronunciamientos de los propios condenados. Si paran el ritmo puede suponer que haya un gobierno que ralentice todo el camino andado.
– ¿Qué relación mantiene con la izquierda abertzale?
– Buena, fluida. Pero mantengo discreción absoluta.
EL CORREO, 18/9/11