El escritor y periodista José Luis Torres Murillo muestra en su libro ‘Vascos. El problema no es ETA. Razones y sinrazones de los nacionalismos’ la evolución de los nacionalismos excluyentes y emite una clara apuesta por un Estado plurinacional.
Advierte de que su libro ‘Vascos. El problema no es ETA. Razones y sinrazones de los nacionalismos’ -www.visionlibros.com- puede resultar «peligroso y agitador». José Luis Torres Murillo (Borja,1931), periodista licenciado en Filosofía y Letras, que trabajó durante 35 años en ‘Diario Vasco’, fue redactor de Colpisa y enviado especial de EL CORREO e ‘Informaciones’ en Europa, África y América, muestra en su obra la evolución de los nacionalismos excluyentes y emite una clara apuesta por un Estado plurinacional.
-‘Vascos, el problema no es ETA’ o «vascos, el problema no es sólo ETA», como matiza.
-El problema de fondo no es ETA, es sólo una parte del todo, un factor de sufrimiento que acarrea daños innumerables y determina involuciones. Pero existen también nacionalismos excluyentes que son un peligro, de esos que exigen que para ser vasco tienes que ser nacionalista. A mí me desespera que haya vascos que odien España.
-Usted sostiene que la banda terrorista es un competidor para los partidos nacionalistas.
-Se trata del mismo nacionalismo, pero con diferentes ideologías. Cuando el PNV cede un poco, ETA le reprocha que es ella la que tira del carro, y los jeltzales no quieren dejarse ganar por los etarras en su amor por Euskadi.
-¿Cómo valoraría las condenas del mundo nacionalista a los atentados?
-Ha habido una evolución tremenda. Recuerdo cuando Arzalluz llamaba a los etarras «los chicos de la gasolina». Es lógico que el PNV soporte a los etarras en cuanto a que le beneficia en cierto modo, así ellos no se ven obligados a llegar a situaciones extremas. El problema es que tampoco les deja actuar con la serenidad y capacidad de un Gobierno.
-En su libro desgrana algunos de los acuerdos secretos que se firmaron en Lizarra. Partidos como EA abogan ahora por recuperar esa misma senda. ¿Qué opinión le merece?
-Sería un error y un horror. El Estado debe intentar suprimir la violencia de una forma racional. Pero lo que más me escandaliza de Lizarra es que sólo pueden estar los nacionalistas, sean asesinos o no.
-¿Cree que ETA desaparecería con la independencia de Euskadi?
-Yo creo que sí. Aunque, de darse el caso, una parte se toparía a la hora de negociar con unos señores católicos, conservadores, que tienen su propia estrategia económica, y eso derivaría en un nuevo enfrentamiento, eso sí, ideológico.
-¿Navarra sería «un nuevo Jerusalem»?
-Eso lo dijo Otegi. Es muy difícil convencer a los navarros para unirse a Euskadi, sobre todo por su historia. Ahora sí, si se les machaca, quizás dentro de 50 años sea así.
-Habla del pueblo vasco como nación que no debe ser independiente. ¿El futuro es el Estado plurinacional?
-España está compuesta por naciones, pero yo no creo en una nación que se convierte en Estado. Además, al País Vasco le interesa estar unido a España. Cada nación puede tener su cultura o su lengua, como el euskera, que fue la levadura del castellano, pero no ser impuesta.
-¿Qué opina de que el tripartito acuse a Zapatero de faltar al respeto a las instituciones y a los ciudadanos vascos al vetar la consulta?
-Lo que ocurre es que ellos son nacionalistas y quieren imponer el vasquismo separador, en lugar de cooperante. Al final, la contestación a un nacionalismo excluyente es otro nacionalismo excluyente.
-Afirma que el nacionalismo es una máquina de conseguir poder.
-Lo que quieren es tener poder para imponerse. ¿Por qué no hay un presidente del Athletic o un líder de las cajas que no esté ligado de alguna forma con el nacionalismo? Si eres nacionalista se abren más puertas.
-¿Vaticina un lehendakari no nacionalista para el próximo año?
-Me gustaría, pero lo veo complicado. Lo normal es que ahora viniese un lehendakari no nacionalista, que pactara con quien quisiera. Lo que ocurre es que muchos empezarían a notar que se les mueve la silla.
-¿Al PNV le hace falta una revisión?
-Hace falta lo que intentó Imaz y otros buenos pensadores como Joseba Arregi. Ese es un nacionalismo bueno, que no pone las raíces donde las puso Sabino Arana.
-¿La decisión de juzgar a Arzalluz en el tribunal interno del partido por sus críticas a Imaz es un paso adelante?
-Es algo importantísimo porque rompe una estructura monolítica.
-El propio Arzalluz señaló que existían dos vertientes en el PNV, la de Ibarretxe y él, y la de los demás. ¿Está de acuerdo?
-Esa lucha siempre ha existido.
-En esta línea, ¿Ibarretxe supone un lastre para Urkullu?
-Desde luego. Ibarretxe lleva mucho tiempo y cambiarle oxigenaría el PNV, aunque ocupe otro puesto en el partido.
EL CORREO, 21/11/2008