ABC, 8/7/12
Carlos Totorika, alcalde de Ermua (PSE), recuerda, quince años después, al que fuera concejal del PP
Alcalde de su pueblo natal desde 1991, Carlos Totorika vivió desde primera línea la movilización social de rechazo a la violencia surgida en Ermua tras el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, del que esta semana se cumplen quince años. Afirma que aquella unidad de los demócratas “legitimó el Estado de Derecho” y “puso el foco en la víctima” por vez primera. Hoy gobierna en coalición con el PP y observa escéptico el regreso al Ayuntamiento de Batasuna, que se resiste a condenar el asesinato del joven concejal del PP.
¿En qué momento se diluyó el Espíritu de Ermua?
Creo que fue más bien un proceso que un momento en concreto. Aquella movilización significó superar los silencios, salir a la calle, perderle el miedo a pelear contra ETA, tener esperanza por ganar. Legitimó al Estado de Derecho y posibilitó la Ley de Partidos, con el aval internacional. Fue un movimiento social y político, y como tal, la vida de todo movimiento tiene fecha de caducidad.
¿La tensión partidaria evitó que perviviera en el tiempo?
Las tensiones partidarias fueron una realidad. Y fue entre constitucionalistas, porque a los nacionalistas no les convenía nada. El asesinato de Miguel Ángel puso el foco en la víctima, se dio valor a la pluralidad del país y legitimó la democracia. Pese a los roces, se ganó en clave de valores y la capacidad de unidad y movilización perduró en el tiempo. Hay un antes y un después. ETA empieza a perder apoyo social, aunque es verdad que no fue por razones éticas, sino prácticas.
El pueblo parece hoy un tanto adormilado, como cansado de que se le identifique siempre con el asesinato.
Es cierto que hay un enorme cansancio. Durante años el esfuerzo de movilización fue continuado y poderosísimo, y la gente está bastante desfondada. A partir de Miguel Ángel, con cada asesinato de ETA, en Ermua se establece un protocolo de actuación, de respuesta social a la violencia. Se concentran entre 1.000 y 2.000 personas de media de un pueblo de 18.000, tanto como Bilbao o San Sebastián.
Pero el hastío es sobre todo por la identificación que se hace de Ermua en los medios.
Es comprensible. No hay vecino al que no se le haya preguntado por aquello y ha habido miedo a decir… La gente tuvo sensación de estar invadida por los medios. Hay un cansancio claro, pero también un orgullo. La mayoría tiene claro que se trabajó mucho y juntos para mostrar su repulsa a ETA.
Los niños de Ermua solo saben de Miguel Ángel lo que le enseñan en casa y no en la escuela.
Es verdad que hasta ahora no se ha trabajado, pero el mundo nacionalista ha impedido que en los colegios se hable con naturalidad el tema de la violencia. Ahora empiezan las víctimas a ser escuchadas en las aulas. No puedo estar más de acuerdo. El asesinato de Miguel Ángel es un hito histórico para Ermua y España del que sentirnos orgullosos, y no por su muerte en sí, sino por la respuesta absolutamente ejemplar y poderosísima de la ciudadanía. Si la escuela hubiera sido competencia municipal, naturalmente se tendría a Miguel Ángel como un referente social.
¿El regreso de Bildu, con tres ediles, es una involución?
Batasuna ha tenido históricamente en torno del 18-20 por ciento de los votos en Ermua. Tras lo de Miguel Ángel hubo mucha abstención, parte significativa se fue a IU y al PNV. Hoy lo han recuperado. Sé que ha gente a la que le duele, pero todos sabemos que se les premia. Aunque no condenan a ETA, espero que algún día lo hagan. Desgraciadamente no se les espera en el homenaje de este año.
ABC, 8/7/12