Entrevista a Mari Mar Blanco Pta. Fundación Víctimas Terrorismo.
«No se puede partir de cero. A mí nunca me van a poder exigir que olvide que tuve un hermano y que ETA lo mató»
Asume la presidencia de la Fundación Víctimas del Terrorismo respaldada por la experiencia de quien lleva conviviendo quince años con el dolor por la pérdida de un ser querido. Mari Mar Blanco recuerda que cuando los asesinos de su hermano Miguel Ángel fueron juzgados y condenados por el crimen, la Justicia «me dio paz», y ahora quiere trabajar para que esa misma paz amortigüe el dolor de aquellas familias que aún no han podido poner rostro a quien les arruinó la vida.
—Además del esclarecimiento de los 326 asesinatos de ETA aún sin resolver, ¿qué otros retos se ha puesto? —Debemos exigir su disolución incondicional y entrega de las armas. Y además, que pidan perdón por el mal causado. Debemos aunar esfuerzos para que nadie intente hacer una historia que no respete la memoria de quienes han sufrido el terror.
—Pero hay quien pide pasar página. —Sí, algunos dicen de forma perversa que, como ETA ahora no mata, hay que partir de cero o, peor aún, como ha habido un conflicto, debe reconocerse a las víctimas de ambas partes. Pero aquí no ha habido dos bandos, sino una banda que ha arrebatado la vida de muchos ciudadanos, todos inocentes.
—Pasar página es tanto como pedir que olvide que un día tuvo un hermano al que ETA asesinó, ¿no? —No se nos puede pedir que partamos de cero. Nunca vamos a permitir que se niegue la existencia de unos familiares a quienes arrebataron la vida por defender los derechos de todos. A mí nunca me van a poder exigir que olvide que tuve un hermano, que trabajó como otros muchos para conseguir la paz, y que ETA lo asesinó.
—¿Cree a Bildu cuando escenifica su autocrítica por la falta de sensibilidad durante años hacia las víctimas? —Después de casi cincuenta años de terrorismo, que me vengan a mí quienes aplaudieron el asesinato de mi hermano hablando de sensibilidad… Lo que tienen que hacer es condenar la historia de terror de ETA y pedir perdón. Lejos de eso, siguen hablando de presos políticos, critican las detenciones con la excusa de que ya no matan, pero las Fuerzas de Seguridad deben seguir arrestando porque eso nos llevará a la derrota definitiva de ETA.
—Pero quienes han aplaudido el tiro en la nuca son la segunda fuerza en la Cámara de Vitoria. ¿Es la vasca una sociedad enferma, corrompida? —Es increíble que aquellos que aplaudieron los asesinatos hayan tenido más votos que los que los hemos sufrido. ¿Se imagina alguien que en Alemania fuera legalizado un partido nazi y que consiguiera más escaños que cualquier otro que ha luchado por la libertad y ha perdido vidas por el camino? Esto nos lleva a la conclusión de que la vasca es una sociedad enferma, que prefiere mirar hacia otro lado en vez de mantener firmes sus convicciones en la defensa de los derechos humanos.
—¿Aquejada del síndrome de Estocolmo? Parece que muchos están agracedidos a ETA porque ya no asesina.—Se ha impuesto ese síndrome. Por eso es muy importante el papel de las víctimas, para que en ese final no haya espacios de impunidad.
—¿Las víctimas se sienten solas? —No, porque tenemos el respaldo social e institucional. Pero ahora nuestra voz puede cansar, recibirse como un obstáculo para la paz.
—Pero sigue habiendo gente empeñada en legitimar el genocidio etarra. —Buena culpa la tiene una educación basada en el odio. Hay mucho por hacer, como corregir los libros de texto que desprecian lo que representa a España.
—¿Deberían considerarse los asesinatos de ETA como crímenes contra la Humanidad, y así no prescribirían? —Si el dolor de una víctima no prescribe, ¿por qué tiene que prescribir el delito? La banda ha pretendido un auténtico exterminio en el País Vasco, eliminar a todo aquel que no pensara como ellos. Por eso aplaudo la iniciativa del Gobierno de permitir que los que tuvieron que abandonar el País Vasco o Navarra por el acoso de ETA puedan votar en esas comunidades. A mi hermano no lo asesinaron por ser Miguel Ángel Blanco, sino por representar a un partido constitucionalista que se sentía vasco y español. Un tío de la etarra Irantzu Gallastegi, que participó en el asesinato, justificó el crimen porque como la gente de fuera, caso de mis padres, no se iba por las buenas del País Vasco, entonces debían irse por las malas.
—Si ETA no ha perpetrado mayor genocidio es porque las Fuerzas de Seguridad lo han impedido, ¿no cree? —Ha sido por su impagable labor. Gracias a ello se han salvado muchas vidas y ETA no ha cometido más atrocidades. Si hubiera podido, no quiero ni pensar hasta dónde habría llegado en su crueldad, porque sus ansias de matar eran tales, que no se hubiera puesto límites.
Javier Pagola, ABC 11/11/12