ABC 18/11/12
Entrevista – Jorge Fernández Díaz, Ministro del Interior
Apunto de cumplirse un año desde la formación del Gobierno, el ministro del Interior ve a Mariano Rajoy en buena forma: «El presidente conoce la situación, sabe las medidas para sacar a España de la crisis y tiene la firme voluntad de hacerlo». Jorge Fernández Díaz atiende a ABC en su despacho del Paseo de la Castellana, 5. La entrevista se interrumpe en varias ocasiones: le llega la noticia de un nuevo suicidio a causa de un desahucio, esta vez en Córdoba. Es sincero cuando muestra su pesar. Sigue con interés los últimos datos sobre la detención, en Liverpool, del etarra Raúl Fuentes: «La operación es importante». La agenda diaria de un ministro del Interior nunca está cerrada. Parece inevitable, con todo, comenzar por el desafío independentista de Artur Mas.
–¿Qué instrumentos tiene el Estado de Derecho para hacer frente a presidentes autonómicos rebeldes?
–Nosotros hemos jurado cumplir y hacer cumplir la Constitución, vía ordenamiento jurídico, y se va a cumplir. Por cierto, esos dirigentes políticos tienen responsabilidades públicas y cuando tomen posesión de sus cargos deberán volver a jurar la Constitución y ser consecuentes. Ahí están los tribunales de justicia para que las leyes se cumplan. Si una sociedad no lo hace, estamos entonces en la ley de la selva. España no debe plantearse ese tipo de escenarios. –Pero algunos sí parecen haber optado ya por la desobediencia civil. –De momento, más allá de declaraciones retóricas, no ha habido más. Confío en que a partir del día 25 se imponga el sentido de la responsabilidad y las aguas vuelvan a su cauce.
–¿La huida hacia adelante de la Generalitat ha deteriorado la relación entre los Mossos y las Fuerzas de Seguridad del Estado?
–Los Mossos son una Policía extraordinaria y su relación con las Fuerzas de Seguridad del Estado es excelente. Otra cosa es que algunos dirigentes políticos intenten manipularles.
–¿Se refiere al consejero de Interior de la Generalitat?
–Ha habido declaraciones que no han sido afortunadas por parte de algunos dirigentes políticos que no voy a citar porque están en la mente de todos. –¿Considera grave la indefensión en la que quedó la Delegación del Gobierno en Cataluña durante la jornada de huelga general? –No vamos a permitir que estos hechos se vuelvan a repetir.
–¿Ha hablado con Felip Puig?
–No, no he hablado. Su interlocutor natural es la delegada del Gobierno y, repito, hechos de estas características no van a volver a ocurrir.
–¿Cabe pedir responsabilidades?
–Repito, si no se establecen las medidas de seguridad que les corresponde, las medidas de autoprotección las adoptaremos nosotros. No vamos a permitir que se vuelvan a producir unos hechos de esas características. La Policía Nacional sabe lo que tiene que hacer, la Guardia Civil sabe lo que tiene que hacer y si otros no cumplen con su misión, seremos nosotros quienes lo hagamos.
–Pero, ¿por qué no se ha cumplido con esa responsabilidad? Por mala fe, ineptitud, negligencia…
–Evidentemente hubo un fallo que nunca debió haberse producido. Y quien tuvo la responsabilidad de impedirlo debió cumplir con su obligación.
–Una vez que ETA está policialmente derrotada, ¿es posible disolverla «por las malas» hasta erradicarla? Con los Grapo sí lo ha sido.
–Una vez derrotada policialmente, ahora lo que queda es su disolución incondicional. Con los terroristas no hay nada que negociar, porque uno negocia cuando a tu interlocutor le reconoces alguna razón y tratas de aproximar posiciones. Pero los terroristas no tienen razones de ningún tipo.
–¿Qué debería anunciar ETA?
–Primero, su disolución incondicional. En segundo lugar, que entregue el armamento y, tercero, que las diezmadas estructuras que aún mantiene en la clandestinidad, fundamentalmente de tipo logístico, las disuelva. A partir de ahí, nosotros no necesitamos verificadores internacionales. Nos bastan y nos sobran la Policía y la Guardia Civil para verificar que esa disolución es cierta y actuar en consecuencia.
–¿Y podría ocurrir que se disuelva«por las buenas»?
–No es descartable que ETA interiorice que ha sido derrotada y que debe disolverse. La política penitenciaria y el marco de la ley podrían adaptarse a ese nuevo escenario, en el que la organización terrorista no está solo derrotada, sino también disuelta, no existe.
–En ese caso, ¿hasta dónde estaría dispuesto a llegar el Gobierno? Con la ley en la mano e, incluso, corriendo riesgos, ¿cuál sería la línea roja?
–La política de dispersión es consecuencia de la existencia de una organización terrorista. Evidentemente, si los presos de ETA están juntos, son mas fácilmente susceptibles de ser sometidos a manipulación y de recibir instrucciones. Es decir, de seguir en prisión la estrategia de la organización terrorista. Si la banda deja de existir, el efecto de esa política penitenciaria no tiene ya razón de ser. Por tanto, siempre dentro de la ley, en el escenario de una ETA disuelta, la estrategia antiterrorista no exigiría ya que tuviéramos que aplicar la dispersión.
–Es decir, ¿acercamiento al País Vasco y medidas de reinserción?
–Hay un mandato constitucional, que después se traslada a todo el ordenamiento jurídico, por el que las penas privativas de libertad deben de estar orientadas a la reinserción social, individualizada. La banda en estos momentos no permite a sus presos que se acojan a esas medidas de reinserción. Pero en un escenario de una ETA disuelta, sin duda serían más libres esos internos para acogerse a esos programas. Todo, insisto, en el marco de la ley. El escenario que para los presos se presentaría con una ETA disuelta, a diferencia de una ETA no disuelta, sería distinto.
–¿Quiere decir que los cabecillas son los carceleros de muchos de sus presos?
–Sin duda, el mayor enemigo que tienen los presos es la propia ETA. Salvo un grupo reducido, la inmensa mayoría, si no existiera la banda, entraría en esa medida de acogerse a programas de reinserión individual. Si de verdad les preocupara su situación, les dejaría que se acogieran a todos esos beneficios, todo ello dentro de la ley. Y ese es un mensaje que conviene que llegue nítidamente a la sociedad vasca y, sobre todo, a los presos y a la organización terrorista.
–¿Está preparado el Gobierno para desactivar un golpe de efecto propagandístico por parte de ETA, que puede ser inminente, para desbloquear lo que denominan «proceso»?
–Conocemos perfectamente esos movimientos y ni nos impresionan ni nos afectan. La política del Gobierno no va a cambiar por más actos propagandísticos, escenificaciones, rituales o liturgias que en estos momentos puedan intentar llevar a cabo con la intención, como dicen ellos, de desbloquear el proceso. El Gobierno no está en ningún proceso. Sin duda. Nosotros bajo ningún concepto reconocemos ni a verificadores ni a grupos de contacto internacionales que no hacen más que el caldo gordo al mundo de ETA. No vamos a negociar. Lo estamos demostrando con las detenciones. El Estado de Derecho seguirá trabajando hasta que ETA se disuelva y pase a ser una pesadilla del pasado.
–¿Si escenifican otro «Ayete», con Kofi Annan como protagonista, la respuesta del Gobierno será la misma que la del PP en la oposición?
–Por su puesto. Reitero que de ETA lo único que esperamos es el comunicado en el que anuncie su disolución incondicional. Las conferencias y demás golpes de efecto que pueda hacer la banda, al Gobierno no le van a afectar. El Estado merece un respeto y además tenemos el apoyo y la solidaridad de nuestros socios y aliados europeos.
–¿Le valdría una entrega de armas, aunque fuera simbólica?
— Todo lo que sea avanzar hacia su disolución tiene valor. El Gobierno, a través de la Policía y la Guardia Civil, verificaría el alcance de esos pasos que tienen que ser claros hacia su disolución incondicional. –¿Y cree factible ese paso o el anuncio de su «desmantelamiento»? –Prefiero no especular, sino pronunciarme sobre hechos. Pero tenemos información, ellos saben que tenemos información, y harían bien en tomar, cuanto antes, la decisión que deben tomar. ETA es un cadáver, pero jurídicamente no le hemos expedido el certificado de defunción para enterrarlo.
–¿A qué información se refiere?
–Es evidente que saben que tenemos información sobre ellos. Son malos, pero no son tontos. Todas estas detenciones no son por casualidad. Tenemos unos magníficos Servicios de Información, muy experimentados. Y la colaboración con Francia es extraordinaria. Quiero agradecer la labor muy especialmente a su ministro de Interior, Manuel Valls.
–¿Es partidario de que los asesinatos de ETA sean considerados crímenes de lesa humanidad?
– Yo creo que avanzar en la línea de que ningún crimen quede impune es bueno y es justo. Desde la Policía y la Guardia Civil se trabaja sin descanso para ello. La captura de etarras que estaban en busca desde hace 15 o 17 años pone de manifiesto que les seguimos incluso allende nuestras fronteras.
–¿Está Bildu más envalentonada tras las elecciones vascas? –Pues si quiere que le diga la verdad, yo creo que no.
–¿Preocupado por los resultados?
–Ha quedado de manifiesto que allí donde gobierna, la gestión no está siendo satisfactoria para los ciudadanos. En la medida en que los vascos se acostumbren a vivir sin la amenaza de ETA, cada vez serán menos los votos que logren.