EL CORREO, 21/10/11
El líder del PNV insta a la banda a que pague la «deuda» contraída con los vascos, entregue las armas y se disuelva
El PNV, tantas veces acusado de frialdad y lejanía hacia las víctimas de la barbarie etarra, quiso brindarles ayer la victoria sobre sus verdugos. Un triunfo que llevó a Iñigo Urkullu a sentenciar que «Euskadi lo ha conseguido, ha doblegado a la violencia. Zorionak, Euskadi!». «Por fin vamos a poder pasar página, despertar sin miedo y mirar al futuro con esperanza», se felicitó el presidente del PNV. Habitualmente poco expresivo y contenido en sus apariciones públicas, ayer no podía disimular su satisfacción y alegría ante la decisión de ETA de poner fin a medio siglo de terrorismo.
Una trayectoria letal que deja atrás más de ochocientos muertos y miles de heridos y vidas rotas. A ellos les dedicó Urkullu el inicio de su comparecencia, convocada en la sede del PNV en Bilbao solo una hora después de que se hiciera público el comunicado. «En un momento tan emocional y trascendente, es nuestra obligación recordar a quienes en estos años han pagado el duro tributo de la intolerancia violenta», subrayó.
En su intervención, primero en euskera y después en castellano, Iñigo Urkullu aseguró que el sacrificio de los damnificados «no será estéril», sino que a partir de su memoria y del recuerdo del «sufrimiento que nuestro pueblo ha padecido, florecerá una nueva Euskadi sin sed de venganza, con respeto y libertad». En esta misma línea, apuntó que la renuncia «definitiva» de la organización terrorista a la violencia debe dar paso a una paz «duradera», en la que la reconciliación y la concordia «puedan alumbrar un nuevo tiempo: el tiempo de la libertad y de Euskadi».
Reunión de la ejecutiva
El anuncio del cese de la violencia por parte de ETA era la pieza que faltaba en el puzzle, tras la conferencia internacional del pasado lunes y la posterior rueda de prensa en la que la izquierda abertzale hizo suya la declaración que salió del palacio de Aiete. Para el PNV, ahora todo encaja. El siguiente y último paso hacia la paz lo debe dar también la organización terrorista, entregando las armas y desapareciendo. Ayer se lo volvió a pedir Urkullu desde Sabin Etxea.
«El final de su actividad violenta debe llevar a su desarme y disolución», subrayó el líder jeltzale en una valoración de urgencia previa a la reunión que celebrarán hoy en Bilbao la ejecutiva y la asamblea nacional del PNV. En primera fila le escuchaban otros dirigentes nacionalistas tan sonrientes como él, entre ellos Andoni Ortuzar, Josu Erkoreka, Joseba Aurrekoetxea o Belén Greaves. La mayoría lucían el pin verde con el lema ‘Bakea Orain’, un emblema omnipresente también en los perfiles de los cargos peneuvistas en las redes sociales.
El presidente del EBB advirtió a la banda de que su desaparición es parte del pago de la «gravosa deuda contraída con este pueblo». «ETA nunca debió existir», había dicho horas antes en una entrevista en Radio Euskadi. Era un mensaje no solo para la organización terrorista, sino también para la izquierda abertzale, a la que alertó contra la tentación de «reescribir la historia» presentándose como los que han traído la paz, cuando la verdad es que «llegan 35 años tarde».
«A la vuelta de la esquina»
El dirigente abertzale volvió a apelar a la antigua Batasuna en su comparecencia posterior ante los medios, aunque esta vez en clave positiva. Así, Urkullu tendió su mano a este sector para, «con el conjunto de las formaciones políticas y sociales de Euskadi», poder «recorrer unidos el camino de la reconciliación y la concordia». «El bien supremo de la paz está a la vuelta de la esquina», se congratuló.
El líder peneuvista rehusó responder a una pregunta de los periodistas sobre la posición que deberían adoptar los gobiernos de España y Francia, en cuyo tejado sitúa la pelota ahora el punto dos de la Declaración de San Sebastián. En la entrevista radiofónica ya mencionada, había expresado su «esperanza» de que la «prudencia» que viene manteniendo el candidato del PP a La Moncloa, Mariano Rajoy, sea síntoma de que actuará «con altura de miras» si gana el 20-N.
Urkullu, que durante su comparecencia ante los medios había transitado entre la alegría contenida y el abierto entusiasmo, rozó al final de la misma la euforia, cuando alzó la voz y proclamó jugando con las palabras: «El tiempo de ETA, Euskadi ta Askatasuna, ha terminado. Comienza el nuevo tiempo de Askatasuna ta Euskadi, el tiempo de la libertad y Euskadi. Gora Euskadi askatuta!».
EL CORREO, 21/10/11