El Congreso rinde homenaje a las víctimas del terrorismo, en un acto marcado por la ausencia de una decena de asociaciones
«La indiferencia es tan dura como el olvido». Con esta frase justificó ayer José Bono su petición de «firmeza» para impedir actos de homenaje a etarras en el País Vasco. Una exigencia que lanzó durante su discurso en homenaje a las víctimas del terrorismo que celebró el Congreso y que contó con presencia, entre otros, del presidente del Gobierno, el vicepresidente primero y ministro del Interior, el líder de la oposición, y del consejero de Interior del Gobierno vasco, Rodolfo Ares. Es decir, de los dos responsables de la aplicación de esa «firmeza» que reclamó Bono. Y es que, a su juicio, «una sociedad benigna o indiferente con los asesinos o con sus cómplices siempre es una sociedad enferma», apostilló. Por si quedaban dudas, Bono añadió: «cuando las calles se ensucian con fotografías de representantes de asesinos, los representantes de la soberanía nacional queremos estar con las víctimas».
El recuerdo los asesinados por ETA y por otras bandas terroristas estuvo marcado por la tensión política y el malestar entre los colectivos de afectados por la irrupción de Bildu en instituciones vascas y navarras tras las elecciones del 22 de mayo. También enrareció el ambiente el nuevo juicio contra Arnaldo Otegi en la Audiencia Nacional. Las contundentes declaraciones del exdirigente de la ilegalizada Batasuna fueron una de las comidillas en los corrillos posteriores a los discursos.
Bono eludió valorar la ausencia de un buen número de asociaciones que, con su ausencia, querían protestar por la legalización de la coalición abertzale y porque la negativa a que tomaran la palabra en un acto tan señalado. El presidente del Congreso se centró en los representantes de los colectivos presentes e intentó esquivar la polémica. Bono alabó la «generosidad» de las víctimas que, al margen de «partidismos», son capaces de unirse. «Vuestra presencia aquí, sin más distinción de la que está en vuestros corazones, es una muestra de vuestra generosidad», agradeció desde la tribuna.
Se refería, en concreto, a la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Maite Pagazaurtundua; y sus homólogas de la Asociación 11-M Víctimas del Terrorismo, Pilar Manjón; y de la asociación Canaria, Lucía Jiménez, que ocuparon su puesto en la tribuna de invitados. Entre las que declinaron la invitación se encontraban la AVT, Covite o la Asociación de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad.
La Fundación Buesa, representada por Jesús Loza y Augusto Borderas, aseguró respetar el plante protagonizado por una decena de colectivos y compartir su «desconfianza» hacia Bildu. Ahora bien, justificó su presencia en el acto en su «respeto» a las decisiones judiciales y al Estado de Derecho. La fundación aprovechó, además, para solicitar que la Cámara baja posibilite que la voz de las víctimas «sea escuchada» de cara a futuras citas.
«Sin impunidad»
El anhelo de Bono por combatir las acciones de los proetarras lo compartió el otro orador de la jornada, Javier Rojo. El presidente del Senado alertó que «la jauría está suelta», en alusión a los miembros de la banda terrorista. Eso sí, abogó por la «palabra» como arma «para combatir la desmemoria y la impunidad de los crímenes o la indignidad del borrón y cuenta nueva de quienes apoyan la violencia».
El austero, pero simbólico acto, reunió a los máximos dirigentes políticos del país. Sin embargo, ni José Luis Rodríguez Zapatero ni Mariano Rajoy, que se encuentran velando armas para el debate del Estado de la Nación que comienza hoy hicieron valoración alguna. Después de los discursos, los asistentes al homenaje guardaron en pie un minuto de silencio. Tras ese gesto, escucharon una pieza musical de Carl Philipp Emanuel Bach.
También fueron fieles a esta cita el presidente del Tribunal Constitucional, Pascual Sala; del Tribunal Supremo y del CGPJ, Carlos Dívar; el director del CNI, Félix Sanz Roldán; y los directores de Atención a las Víctimas del Ministerio del Interior y del Gobierno vasco, José Manuel Uribes y Maixabel Lasa. La presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo aprovechó el acto para entregar al presidente del Constitucional el documento acordado por la mayoría de los colectivos de víctimas, en el que se aboga por un final de ETA sin impunidad.
EL CORREO, 28/6/11