DIARIO VASCO, 27/10/11
Considera que «el proceso de paz todavía no ha empezado. Será algo que se alargará durante años»
Extremadamente prudente en sus manifestaciones y destacando en varias ocasiones las particularidades de «este momento del proceso», una semana después del comunicado de ETA el mediador sudafricano que está al frente del Grupo Internacional de Contacto se muestra optimista respecto al desenlace de un proceso de paz en el que, «si necesitan mi ayuda», está dispuesto a seguir participando.
-¿Cómo está viviendo, a miles de kilómetros de distancia, los días posteriores al ‘cese definitivo de la actividad armada’ de ETA?
-Me dio mucha pena tener que marcharme sin disfrutar del día después, pero desafortunadamente tuve que viajar a Liberia. Desde Sudáfrica estoy en constante comunicación con la gente de allí, me mantengo informado acerca de lo que está pasando, y puedo experimentar algo de la felicidad de la gente al saber que la violencia política es algo del pasado.
-¿Comparte también las preocupaciones?
-Claramente. Soy muy consciente de que existen. Trato de estar al corriente de esas cuestiones y espero que en el curso de esta semana recibiremos la respuesta positiva de los dos gobiernos. Éste es un proceso que necesita desarrollarse, y espero que ese desarrollo comience lo más pronto posible.
-En lo que respecta al desarrollo que ha tenido hasta la fecha, desde la declaración de Bruselas al último comunicado de ETA apenas han pasado 18 meses. ¿No cree que ha sido muy rápido? Si así lo cree, ¿a qué lo atribuye?
-No creo que haya sido particularmente rápido, especialmente teniendo en cuenta que el proceso de paz todavía no ha comenzado, y que será muy largo. A lo que hemos asistido es a un proceso de transformación para borrar definitivamente la violencia, de manera que pueda tener lugar un proceso de paz. Una de las razones por las que creo que existe la sensación de que todo ha pasado muy rápido es el hecho de que hayan ido dando una serie de pasos unilaterales. Este trabajo ha sido realizado en primera instancia por la izquierda abertzale, que entendió que había una serie de cosas que hacer para poder participar en la política democrática, algo que no había sucedido en intentos anteriores. Si hubieran condicionado los pasos que han dado en torno a la violencia a que el Gobierno español hiciera A, B o C, esto se podría haber alargado durante años. Por el contrario, la estrategia fue la de mantener el control de su propio destino, decidir qué era mejor para ellos y dar de manera unilateral los pasos necesarios para conseguirlo. Eso es lo que ha permitido que el proceso se desarrolle a un ritmo regular. De todas maneras, durante los últimos 18 meses gente de otros partidos políticos me ha preguntado por qué iba todo tan despacio, por qué la izquierda abertzale no ha hecho o dicho esto o lo otro, por qué ETA no declaraba el final permanente de la violencia…
-¿Y qué les ha respondido?
-Que esto es como poner los cimientos de una casa. Para que sean sólidos, hay que construirlos con cuidado.
-¿Cree que una declaración como la de ETA, en la que no hay una sola mención a la víctimas, es suficiente para que esos cimientos sean sólidos? En su opinión, ¿construir una paz justa no exige que ETA reconozca el sufrimiento que ha causado, tal como lo hizo el IRA?
-Está en lo cierto. Claro que tiene que hablar de las víctimas. ETA tiene que manifestarse sobre las víctimas, tal como lo hizo el IRA. No hay ninguna duda al respecto. Hay muchos, muchos temas que deben ser abordados, y el de las víctimas es uno de los más importantes. Si se fija, en la declaración de Aiete se habla de que ETA y los dos gobiernos tienen que hablar exclusivamente las consecuencias de la violencia.
-¿Cuáles son esas consecuencias?
-Las víctimas son una de las consecuencias de la violencia. El hecho de que una organización no sea consciente de eso es una consecuencia de la violencia. También es consecuencia de la violencia que en el País Vasco se apliquen medidas extraordinarias que han sido criticadas por organizaciones internacionales. O el hecho de que Sortu como partido político haya condenado la violencia y siga siendo ilegal. Y que haya más de 500 presos, la mayoría de los cuáles no han matado a nadie. Todos esos asuntos deben ser abordados. Esos son los siguientes pasos que hay que dar, pasos que también servirán para ir generando confianza. Dar pasos por las dos partes puede ser una importante contribución para ir creando un ambiente en el que pueda comenzar un proceso de paz exitoso y sostenible que se irá desarrollando durante un periodo de tiempo que puede durar años.
-Puesto que se refiere a la declaración de Aiete, hay otras expresiones, como el hecho de calificar la acción de ETA de ‘actividad armada’ y no ir más lejos en el calificativo, que no han gustado a algunos partidos. ¿Es usted, como se ha insinuado, el autor del texto?
-No tengo absolutamente nada que ver con la redacción de la declaración de Aiete. Dicho esto, cuando estás mediando entre dos partes que tienen historias, recuerdos, perspectivas y percepciones de la realidad completamente diferentes, tienes que tener muy claro que ninguna de las dos verdades es la única. Y no estoy hablando sobre el País Vasco, sino acerca de la mediación en general. Si como mediador quieres hacer progresos, tienes que utilizar un lenguaje neutral, no puedes aceptar una verdad sobre la otra. Incluso si el sentido común te dice que una parte está más cerca de la verdad que la otra, tienes que ser absolutamente neutral. Si no lo eres pierdes toda la credibilidad que necesitas. Uno de los retos más difíciles del mediador profesional es, precisamente, mantener esa neutralidad en la posición y en el lenguaje. Nosotros no estamos haciendo política, estamos haciendo nuestro trabajo.
-Desde su experiencia, ¿cómo cree que ETA irá administrando el modo en que concreta su posición en cuestiones capitales como, por ejemplo, la de las víctimas o la entrega de las armas?
-En primer lugar, yo no creo que la declaración de ETA sea tan ambigua como se dice. Creo que es muy clara, que nos permite conocer exactamente qué dice. Ahora, el siguiente paso tiene que venir por parte del Gobierno, necesitamos conocer su postura, que debería ser tan clara y tan poco ambigua como la de ETA. Después, tienen que enfrentarse al reto de asumir el compromiso de encontrarse para hablar sobre las consecuencias de la violencia. Ese compromiso, desde mi punto de vista, debería alcanzarse a través de mediadores.
DIARIO VASCO, 27/10/11
-¿ETA y el Gobierno deben hablar directamente, cara a cara?
-No creo que durante un tiempo el Gobierno y ETA se puedan sentar juntos en una habitación, sino que tendrán que relacionarse a través de mediadores con experiencia a la hora de facilitar y gestionar ese tipo de conversaciones.
-¿Tiene alguna idea de cómo podrían desarrollarse?
-Ni estoy en el tema ni estoy diciendo que las cosas hayan sido ya planeadas y arregladas. Es mi sentido común como mediador profesional el que me indica lo que puede ocurrir. Y, si estoy en lo cierto, primero se estructurará el compromiso; después, se establecerá una agenda, se acordarán determinados resultados y esos resultados se darán a conocer. Es absolutamente necesario que en eso se sea transparente y que esos compromisos se reflejen en una declaración sobre las víctimas, sobre los presos, el desarme, etcétera…
-¿Prevé por tanto una sucesión de declaraciones, una especie de final por entregas?
-Lo que veo con absoluta claridad es la necesidad de hablar sobre todas esas cuestiones. También tengo la sensación de que está en camino otra declaración, aunque no sé si llegará antes o después de las elecciones; mejor más pronto que tarde. En cualquier caso, no creo que vaya a producirse un comunicado detallado y específico respecto a cada uno de los aspectos del problema. El primero ya estableció algunos principios fundamentales, ahora se trata de avanzar hacia su resolución. Durante este proceso de transformación del conflicto, tenemos que movernos de manera constructiva, dando un paso detrás de otro. Es necesario ir de un punto a otro de modo incremental, sobre todo en esta fase del proceso. Puedo recordar que hace dos años, cuando hablaba acerca de lo que esperaba que fuera a ser el siguiente paso, la gente me decía que estaba loco, que eso nunca iba a suceder. Si se va de manera progresiva, construyendo lentamente los cimientos de la casa, con el tiempo llegará al tejado. Creo que es ahí hacia donde nos dirigimos ahora.
-¿Cuándo se llegará al tejado? ¿Cuando ETA se disuelva? ¿Cuando se pueda hablar de verdadera reconciliación?
-Para que podamos hablar de un proceso de reconciliación tenemos que cavar muy adentro en las emociones, tenemos que abordar las cosas con profundidad. Y, francamente, creo que eso es algo que tiene que suceder en un estadio posterior. Es tan importante que tiene que llegar cuando el proceso de paz haya alcanzado un momento de madurez, porque si sólo se aborda desde las emociones, no se conseguirá lo que se tiene que conseguir. Para empezar a tratar esos temas tan difíciles y sensibles se necesita tiempo y trabajo, y también se necesita que se haya desarrollado cierta confianza entre las partes, confianza que en estos momentos está en niveles extremadamente bajos. Si las partes no se fían, es inútil solicitar que pidan perdón, porque no se lo van a creer. ¿Y para qué sirve realmente una especie de declaración retórica si no sale del corazón, si no es sincera y si la sociedad no está todavía preparada?
-Ese proceso necesita también seguimiento y verificación. ¿Qué papel tienen asignado en el mismo el Grupo Internacional de Contacto que usted lidera, el grupo de Aiete o el denominado grupo de Amsterdam?
-En primer lugar, déjeme decir que el proceso de paz pertenece al pueblo vasco, y a los partidos políticos y movimientos sociales del País Vasco. Ustedes son los únicos que pueden hacer la paz, desarrollar el proceso y llegar a una solución aceptable en base a los compromisos que se hayan asumido. Es su país, su paz y su proceso. Dicho esto, mi experiencia en otros procesos me permite afirmar que tener una perspectiva internacional ayuda por una serie de razones: puede aportar objetividad, prudencia y experiencia. Si las partes deciden que se pueden beneficiar de ello, los interlocutores internacionales, con mucha experiencia en todos y cada uno de los campos en los que hay que trabajar, estaremos dispuestos a ayudar. Si necesitan nuestra ayuda, aquí estamos.
-Siga o no siga vinculado al proceso de paz, ¿sigue siendo optimista respecto al desenlace del mismo?
-Aunque cada proceso de paz despliega todo tipo de posibilidades, respecto al futuro de éste en concreto tengo una visión completamente diferente de la que he tenido en los anteriores, que han sido seriamente minados por todo tipo de factores, desde la violencia hasta el hecho de prohibir partidos políticos que representaban a un importante número de electores. Ahora creo que podemos tener un proceso de paz abierto, transparente, constructivo, apoyado por la sociedad, entendido por los medios…
-¿El previsible cambio de gobierno tras las próximas elecciones generales puede modificar el curso de los acontecimientos o ya se ha alcanzado el punto de no retorno?
-Espero que ya se haya superado ese punto… De todos modos, no creo que el Partido Popular vaya a socavar el proceso. Si gana las próximas elecciones no dudo en absoluto de que vayan a jugar un papel constructivo. Mariano Rajoy me parece un líder con talento, sensible e inteligente, y estoy seguro de que entiende la magnitud de lo que está ocurriendo. No puedo pensar ni por un momento que pueda querer minar un proceso que puede traer la paz al País Vasco y a España y asegurar, además, que la violencia dejará de tener impacto en los países vecinos. Creo realmente que se llegó al punto de no retorno cuando ETA respondió positivamente a la declaración de Bruselas, y después ha seguido dando pasos.
-¿A quien correspondería dar el siguiente?
-El siguiente paso debe llegar del Gobierno.