DIARIO VASCO, 28/2/12
Cuatro víctimas del terrorismo de ETA reclaman a la izquierda abertzale que pida la disolución de la banda y que haga gestos «creíbles». «No necesitamos sus condolencias». Landaburu, Amutxastegi, Romero y Pedraza consideran «muy insuficiente» la autocrítica de la izquierda abertzale sobre su actitud hacia las víctimas del terrorismo
Las víctimas del terrorismo de ETA no quieren «condolencias» de la izquierda abertzale ni que se trate de pasar página con su «estrategia del pasito a pasito cada dos meses». No están dispuestos a que la autocrítica del mundo de la antigua Batasuna con respecto a las víctimas se quede en una «simple» referencia a la insensibilidad «cuando estamos hablando de los crímenes y asesinatos que se han producido durante tanto tiempo». Gorka Landaburu, Estanis Amutxastegi, Caty Romero y Ángeles Pedraza necesitan pruebas «creíbles» de que sus palabras son «sinceras», no acaban de creerse que la izquierda abertzale va en serio y sospechan que su celeridad puede responder más a una «urgencia política». Lo siguen viendo «insuficiente, muy insuficiente», y algunos incluso se lamentan de que «la tragedia» es que, con actos como el del pasado domingo en el Kursaal, «ellos van a parecer los buenos y nosotros los rencorosos». Cada uno lo expresa de un modo diferente, pero todos coinciden en que sería más fácil y una auténtica garantía si ETA anunciara «de inmediato» su disolución definitiva.
Han pasado casi once años desde que el periodista Gorka Landaburu sufriera un atentado con un paquete bomba en su casa de Zarautz y a estas alturas del camino, asegura que está cansado de «estar siempre en las mismas», de que sea «una entrega por capítulos de la izquierda abertzale como si se tratara de un folletín televisivo». Cree que la hora de las declaraciones y de las concentraciones en el Kursaal o en otros lugares como Gernika «ya ha pasado», ahora lo que pide a la izquierda abertzale son gestos que la sociedad vasca y las víctimas «podamos reconocer».
Les invita a hacer muestras de acercamiento, «de empezar a estar en los homenajes y acercarse a los pueblos donde hay muchas víctimas y familiares de víctimas». Si es cierto que es una etapa nueva y si quieren avanzar verdaderamente «tiene que haber una convivencia, buscar soluciones y hacer una autocrítica en serio». Pide que reconozcan primero «que durante décadas han apoyado a ETA, que han sido su brazo político».
Dentro de la apuesta de la izquierda abertzale por las vías pacíficas y políticas entiende que es «un paso más, pero insuficiente». Les reclama que corten «el cordón umbilical» que mantienen con la organización terrorista y ésta con sus presos, y que cambien «su lenguaje del pasado» por el que convierten su reconocimiento por el daño causado «en puras condolencias». «Deben hacer una condena que contenga mucha más autocrítica», asevera.
Landaburu siempre ha dicho que se puede pasar la página, pero «primero hay que leerla». «No estamos dispuestos al borrón y cuenta nueva que quieren algunos», advierte. Les reconoce avances, pero cree que los debe dar más «en firme» y abandonar «ese lenguaje del pasado que, desde luego, no corresponde a los nuevos tiempos».
A 23 kilómetros de Zarautz, en Andoain, Estanis Amutxastegi, que ha sufrido numerosos ataques de los violentos, sigue llevando escolta. Es de los pocos concejales socialistas que hoy mantienen la protección personal porque, según explica, es vecino de uno de esos pueblos de Euskadi en los que «de alguna forma todavía pervive esa diferencia social, ‘gorrotoa’ (odio), como se dice en euskera». Comparte con Landaburu que lo que piden a la izquierda abertzale «no es una cuestión de sensibilidad, sino de determinar que en su momento aceptaban que se matara en nombre de la patria vasca». «Deben decir cómo asesinaba, cómo mataba ETA», reclama. Se queja de que en su pueblo todavía existe acoso «hacia las fuerzas que no son patriotas abertzales».
Amutxastegi echa en falta de la declaración de la izquierda abertzale que no hable de los numerosos muertos «por lo que tenemos que acudir todos los años al cementerio a recordar su memoria. Eso se les olvida».
«No estamos en África»
Cuando se le pregunta qué tendría que hacer el mundo de la antigua Batasuna para que los ciudadanos les crean, su respuesta es rápida: «Pedirle a ETA que se disuelva inmediatamente y que reconozcan que ha sido un error absoluto y político haber matado a personas para mantener una especie de reivindicación política. Y eso no lo han hecho todavía». Cree, sin embargo, que no les va a quedar «más remedio» que dar ese paso si quieren vivir en este mundo». «Otra cosa es que quieran vivir en el tercer mundo. No estamos en África, esto es Europa y aquí los derechos de los ciudadanos son fundamentales», apostilla el edil socialista.
Caty Romero no cree ni una palabra de las expresadas el domingo por la izquierda abertzale. «Es más de lo mismo», resume dolida mientras reconoce que sufre cuando les ve «que encima van de bondadosos». Perdió a su marido, el sargento de la Guardia Municipal de San Sebastián Alfonso Morcillo un 15 de diciembre de 1994, el fatídico día en que ETA decidió asesinarle a bocajarro en un atentado en Lasarte-Oria. Casi dieciocho años después sigue sintiendo el vacío de su ausencia. «Todos queremos que esto termine, pero yo sufro mucho cada vez que les veo que van de bondadosos», se duele.
Reconoce que habría creído parte de la declaración de la izquierda abertzale si hubieran pedido la disolución de ETA y reclamaran la colaboración de los etarras en el esclarecimiento de asesinatos como el de su marido. Eso mismo recuerda que no ocurrió en el caso del preso Valentín Lasarte, crítico con la organización terrorista, durante el juicio a los acusados del asesinato de su marido, cuando aseguró que no recordaba los nombres de las personas que participaron en el atentado. Caty tampoco creyó entonces las disculpas que Lasarte le expresó en la vista en la Audiencia Nacional. «Es pura estrategia, una hoja de ruta que tienen establecida», se lamenta.
«Repugnancia»
A la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo también le resulta «muy insuficiente» el «profundo pesar» que la izquierda abertzale mostró en el Kursaal por las consecuencias de los atentados de ETA. Ángeles Pedraza no detecta sinceridad o arrepentimiento alguno en estas palabras, que le producen «repugnancia».
Pedraza denuncia que el documento ‘Viento de solución’ presentado por la izquierda abertzale no es más que «un acto más de esa obra de teatro que han montado». «Me parece vergonzoso. Ya está bien de hacer daño», explica mientras tacha el acto de «paripé» y denuncia que hablaran en términos de «conflicto» cuando en el País Vasco «no ha habido ninguno».
Critica a la izquierda abertzale por no ser clara y la acusa de engañar al pedir disculpas por la «humillación» que hayan podido causar a las víctimas de ETA ya que, según recuerda Pedraza, «la gente a la que ellos han jaleado, no nos ha humillado, nos ha matado».
La presidenta de la AVT confiesa que no espera nada «ni de los asesinos ni de la gente que les ha ayudado» y asevera que «quedó claro que la izquierda abertzale no quiere colaborar con la justicia».
Tiene esperanza, asegura, en la política que está desarrollando el Ministerio del Interior en lo que a la lucha contra el terrorismo se refiere porque, a su juicio, el titular de esta cartera, Jorge Fernández Díaz, «está mostrando firmeza». No obstante, manifiesta que espera que dicha «firmeza» se plasme «en hechos». «Sabemos qué es lo que no se le puede dar a los asesinos, y espero que esto lo veamos reflejado. Quiero tener esperanzas», apunta.
DIARIO VASCO, 28/2/12