LA RAZÓN, 5/6/12
El histórico etarra reconoce en conversaciones en la cárcel que nadie en la banda sabe cuántas armas tienen
MADRID- Francisco Múgica Garmendia, «Pakito», uno de los tres integrantes del colectivo «Artapalo», que cumple condena en la cárcel de Zuera (Zaragoza), ha comentado a personas que han ido a visitarle que ETA no va a desaparecer nunca y que sus militantes no pedirán perdón. Por si era poco, añadió que las armas jamás las entregarán (como mucho, las destruirán, pero tampoco ha dado ninguna seguridad de ello). Y sobre la petición que han hecho los partidos democráticos de que la banda se disuelva, no plantea para él mayor problema, ya que al día siguiente de anunciar su desaparición podrían volver a organizarse.
Sin arrepentimiento
Según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras de este asunto, este individuo, que permanece dentro de la disciplina del Colectivo de Presos (el EPPK, por sus siglas en euskera), no ha mostrado el más mínimo arrepentimiento, pese a estar en una cárcel a la que, en teoría, al menos durante el Gobierno socialista, eran enviados los reclusos considerados «blandos» o «posibilistas».
«Pakito», junto con José Luis Álvarez, «Txelis» (que se arrepintió y volvió a abrazar la religión católica) y José Arregui, «Fiti», formaban el colectivo «Artapalo», que dirigió una de las etapas más sanguinarias de ETA, hasta que fue desarticulado el 29 de marzo de 1992, en una operación de la Guardia Civil dirigida por el entonces teniente coronel Enrique Rodríguez Galindo. Los tres etarras decidían, en un caserío de Bidart (Francia), los atentados que la banda cometería ese año.
Nadie lo sabe
Múgica reconoce que nadie en ETA sabe a ciencia cierta cuántas armas tienen, por lo que es imposible, aun el caso de que así se acordara, garantizar que el desarme es total. Es decir, que cuando la propia banda lo propone a cambio de que las Fuerzas de Seguridad y los Ejércitos salgan del País Vasco y Navarra y los presos sean acercados, como paso previo a su excarcelación, habla de algo que no controla. De ahí a que surjan «escisiones» interesadas para mantener la tensión y el miedo contra los que no sean independentistas, sólo hay un paso, según las citadas fuentes.
«Pakito» comenta también que el «proceso» no va con el ritmo que ellos esperaban (aunque ETA haya anunciado el cese definitivo) y confía en que una victoria de Amaiur y el PNVen las elecciones autonómicas pueda dar el impulso definitivo, junto con la presión internacional sobre los gobiernos de España y Francia.
El que fuera jefe del «aparato militar» se jacta de que el éxito obtenido por Bildu y Amaiur, gracias a su legalización por el Tribunal Constitucional, ha dejado descolocado al Gobierno (sin duda, se refiere al del socialista Rodríguez Zapatero, que fue cuando ocurrieron estos hechos). Según su teoría, trataban de impedir la reorganización de la «izquierda abertzale» y de «crear tensión entre los presos y sus familiares». A este respecto, subraya que la trampa que les pretendían tender se ha vuelto contra los que la idearon. También se muestra contrario a pedir perdón. Culpa de que el proceso no avance a las asociaciones de víctimas y a un sector de extrema derecha que, según él, hay en el Partido Popular.
Múgica se muestra convencido (como otros muchos reclusos, por los mensajes interesados que reciben del exterior), de que el Ejecutivo, al final, cederá de alguna manera por las presiones que sufre, tanto a nivel de España (nacionalistas y socialistas) como a nivel internacional (a través del entramado que ha montado el abogado surafricano Brian Currin). Por eso, recomienda paciencia, tranquilidad y no dar pasos en falso. Los presos, según «Pakito», saben que no va a haber una amnistía general (porque no la puede haber, al estar prohibida por la Constitución) y que todos no van a salir de la cárcel a la vez, pero cree que se pueden articular las medidas necesarias para que obtengan la libertad. Y que, al final, así se hará.
Encuentran quemado en Francia otro coche robado por ETA
El pasado 4 de mayo, apareció quemado en Lanarce, en el Departamento 7 de Francia, un Opel Zafira que había sido robado por ETA, según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas. El vehículo había sido sustraído, en diciembre del año pasado, en la localidad de Saligny, en el Departamento 89. El robo y destrucción de coches, una actividad vital para que ETA pueda mantener la clandestinidad, es una de las actuaciones «toleradas» (como el hecho de que los etarras vayan armados) por los que mantienen que el «cese armado», anunciado en octubre del año pasado, se mantiene de forma absoluta.
LA RAZÓN, 5/6/12