ABC, 22/9/12
Treintaiséis años después de la desaparición del exdirigente etarra, la Audiencia ha tenido que archivar el caso al no tener más datos
Luchas internas, evolución personal, arrepentimientos, amor incondicional, amenazas e intrigas… La desaparición del exdirigente etarra Eduardo Moreno, alias «Pertur», es digna de una novela policíaca, si no fuera porque nadie podría escribir la última página de esta historia, la de un hombre que quiso convertir a ETA en un partido político.
El juez Fernando Andreu ha tenido que archivar la causa en la que investigaba lo sucedido con Moreno Bergareche porque seis años de pesquisas no han aportado ningún dato que permita dar con su paradero ni procesar al único imputado por estos hechos: Francisco Múgica Garmendia («Pakito»), la última persona que lo vio con vida.
«Pertur» desapareció a las nueve de la mañana del 23 de julio de 1976 del apartamento en el que residía en la clandestinidad en San Juan de Luz (Francia) para dirigirse a una cita con un desconocido que iba a tener lugar una hora después. Entre medias se encontró con Miguel Ángel Apalategui, alias «Apala», y con «Pakito», encargados por aquellas fechas de organizar los atentados terroristas. Ni uno ni otro comulgaban con el proyecto de «Pertur» de abandonar la violencia y así se lo hicieron saber días antes de su desaparición, cuando dos miembros de ETA le retuvieron durante unas horas en una vivienda para evitar que asistiera a una asamblea de cuadros en la que se iba a debatir el futuro de la organización terrorista.«Pakito» reconoció ante el juez Andreu que «Pertur» les pidió que le llevaran en coche al lugar de la cita. Se subió en el asiento trasero del vehículo y nadie le volvió a ver nunca más.
La historia de «Pertur» tiene un sello de mujer. El de las dos que le amaron de forma incondicional: su madre, una señora de la burguesía vasca que atravesó en solitario la frontera para buscar a su hijo poniendo incluso en peligro la investigación policial abierta; y su novia, que todavía conserva en su poder la carta que «Pertur» le envió días antes de desaparecer. «Estos bestias han creado un clima tal en la organización que ETA no es un colectivo revolucionario, sino un Estado-Policía donde cada uno sospecha del vecino y éste del otro. Este clima influye no a todos por igual (existen auténticos histéricos que no ven si no conspiraciones por todos los lados). En este sentido te digo que no estoy bien, en el sentido de que no ha…, de zafarme de esa dinámica infernal de las conspiraciones, del infundio, de la mentira. De esa dinámica que tiende a eliminar rivales políticos no por medio del debate político, sino a través de sucias maniobras en nombre de la disciplina, la seguridad…», confesaba «Pertur» a su pareja.
A priori todas las pistas llevaban a que fueron «Pakito» y «Apala» los que se deshicieron de Moreno Bergareche, una hipótesis que se mantuvo hasta dentro de ETA, donde «Argala» y «Txomin» (ambos ya fallecidos) fueron a consolar a la testigo y le llegaron a «expresar su convencimiento de que había sido gente de la propia organización quienes habían hecho desaparecer a Eduardo». La propia Lourdes Auzmendi declaró ante el juez que un exmiembro de ETA que había coincidido con «Apala» en Nicaragua le contó que éste le había llegado a contar que a «Pertur» le habían secuestrado ellos, «le habían dado muerte y le habían tirado al mar».
Los testigos, terroristas
Diez terroristas han declarado como testigos en el marco de esta causa: seis son españoles (ETA) y cuatro italianos. Y es que es aquí cuando entran en juego otras hipótesis. ¿Pudieron deshacerse de Pertur miembros de organizaciones extremistas españolas o neofascistas italianos? Tampoco estas vías de investigación han dado sus frutos.
Entretanto una madre de la burguesía vasca, «una encantadora dama» a la que un policía acogió en su casa porque no quiso meterla en un calabozo, como le habían ordenado sus superiores, sigue esperando noticias de su hijo pese al carpetazo judicial. Han pasado veintiseis años de su desaparición, pero hasta que no aparezca el cuerpo para ella, para la madre, no habrá muerto.
ABC, 22/9/12