EL CORREO, 18/12/11
Víctimas de ETA censuran la equidistancia de la izquierda abertzale y exigen una mayor contundencia
«Positivo», «insuficiente» e «insultante». Las víctimas de ETA acogieron ayer el reconocimiento del sufrimiento de los damnificados por el terrorismo expresado por la izquierda abertzale con distintas impresiones en función de la perspectiva de cada persona. Hay una idea que, sin embargo, se repite en la gran mayoría de los testimonios recabados por este periódico. «No es lo mismo una víctima que un terrorista que muere en un enfrentamiento con la Policía. Es insultante que nos metan a todos en el mismo saco».
Pedro Mari Baglietto Hermano de un concejal asesinado en Azkoitia
«Es una falacia hablar de todas las violencias»
– Pedro Mari Baglietto perdió en 1980 a su hermano Ramón, concejal de UCD en el Ayuntamiento de Azkoitia asesinado por ETA. A pesar del indescriptible dolor que provoca un atentado de estas características, Pedro Mari decidió perdonar al verdugo de su hermano y lleva varios años dando charlas a escolares en las que trata de inculcarles los valores de la no violencia. A sus 76 años, considera «positivos todos los intentos» dirigidos a la reconciliación y el reconocimiento de las víctimas. Pero cree fundamental que se deje claro el «origen» del sufrimiento. «Es una falacia hablar de todas las violencias, porque sin atentados no existirían los presos, ni los GAL, ni los excesos policiales», recalca. Pedro Mari mantiene que se deben condenar los «errores» y los «excesos» cometidos en la lucha contra el terrorismo, pero insiste en que «no se pueden equiparar» a los asesinatos de la banda terrorista. «No es lo mismo agredir que repeler una agresión», explica.
Rosa Rodero Viuda del ertzaina Joseba Goikoetxea
«La izquierda abertzale acaba de empezar el camino»
– Rosa Rodero interpreta los gestos protagonizados por la izquierda abertzale en clave «positiva». La viuda del sargento mayor de la Ertzaintza, asesinado por la banda terrorista en Bilbao en 1993, reconoce que el hecho de despertarse por las mañanas con la certeza de que no va a haber más muertos le hace sentirse «tranquila», pero recalca que el entorno de la izquierda abertzale «acaba de empezar el camino» que marcan las «vías democráticas». Rosa mantiene que hay que darles «tiempo» y está convencida de que «poco a poco irán diciendo más cosas. También con las víctimas». «Este proceso de normalización va a durar años. No se puede cambiar en dos días un discurso que han mantenido durante 40 años», comenta.
Paco Zaragoza Policía que sufrió un atentado en Eibar en 1988
«Lo hacen porque están contra las cuerdas»
– Paco Zaragoza es el presidente de la Asociación de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado Víctimas del Terrorismo. Ayer mismo participó con otros colectivos en unas jornadas en San Sebastián, a no demasiada distancia del Palacio de Aiete en el que los firmantes del Acuerdo de Gernika leyeron su declaración. Paco no se cree nada. «Han tenido muchos años para darse cuenta, pero lo hacen ahora porque están contra las cuerdas. No son sinceros», mantiene. Este expolicía nacional, que sufrió un atentado con coche bomba en Eibar en el que murieron dos personas hace justo hoy 23 años, considera que la declaración solo busca «difuminar» el relato de lo ocurrido «equiparando a las víctimas y a los asesinos». «Usando falsas víctimas quieren que se olvide a los 800 muertos y a los más de 15.000 policías heridos. Yo soy uno de esos a los que jodieron la vida. Tengo una prótesis en la columna, no puedo andar bien, uso parches de morfina y no se me levanta el pito. Que no me hablen de perdón, lo que tienen que hacer es cumplir sus condenas», zanja.
Jordi Morales Huérfano con 7 años por el atentado de Hipercor
«Forma parte de su obra de teatro»
– «Nadie cambia de opinión de la noche a la mañana. Y menos todo un colectivo a la vez». Jordi Morales, que perdió con 7 años a sus padres y a su futuro hermano en el atentado de ETA de Hipercor, reconoce que no se cree «nada» de lo que dijo ayer la izquierda abertzale ya que, a su juicio, forma parte de «su teatro» para tratar de rentabilizar su «derrota». Es más, Jordi confiesa que le resulta «hiriente» escuchar cómo meten «en el mismo saco» a una víctima de la banda y a un terrorista muerto en un enfrentamiento con la Policía.
Josu Elespe Hijo de Froilán Elespe, asesinado por ETA en 2001
«Es positivo; hace un año era impensable»
– Josu Elespe prefiere ver las cosas con perspectiva. El hijo del que fuera teniente de alcalde de Lasarte Froilán Elespe, asesinado por ETA en marzo de 2001, está convencido de que la declaración que leyó ayer la izquierda abertzale está más relacionada con cálculos «estratégicos» después del anuncio del cese definitivo de ETA que con una cuestión ética. Pese a estas reticencias, subraya que se trata de un acontecimiento «positivo», algo «impensable hace solo un año» a pesar de que es «imposible» que sea un manifiesto «sincero». «Hace un año nos dicen que íbamos a oír a Rufi Etxeberria decir algo así y no nos lo hubiéramos creído. El día que lo sientan de verdad estaré plenamente satisfecho», confiesa. Josu está de acuerdo en que se reconozca a las víctimas de los GAL, pero considera que la izquierda abertzale debe «aclarar qué entiende por estrategias represivas». «¿Está hablando de los etarras que murieron cuando iban a atentar? Eso es inaceptable», afirma, al tiempo que se muestra «preocupado» porque considera que el relato de «todos hemos sido malos» está «calando en mucha gente».
Antonio Suárez Presidente de la asociación de víctimas de Galicia
«Podrían pedirnos perdón en persona»
– Antonio Suárez se ha sometido a 39 operaciones para tratar de curar las innumerables heridas que un coche bomba de ETA cargado con 200 kilos de amonal le produjo el 18 de noviembre de 1990, cuando patrullaba en la localidad vizcaína de Santurtzi. Murieron dos de sus compañeros. Él tiene una pierna destrozada, problemas en los ojos y secuelas por todo el cuerpo. A sus 55 años, el presidente de la asociación de víctimas de Galicia explica que el hecho de haber pasado por una experiencia tan «traumática» condiciona su punto de vista, pero insiste en que sus deseos de paz no pueden solapar un sentimiento fuertemente arraigado en su interior: jamás podrá «perdonar» a los que intentaron asesinarle. «Para perdonar están los curas. Pero si querían reconocer el dolor causado podrían venir a decírnoslo en persona», afirma. Por eso, Antonio asegura que el discurso del «enfrentamiento armado» que ha «generado víctimas de todo tipo» es algo «despreciable».
EL CORREO, 18/12/11