EL CORREO, 5/8/12
– ¿La gestión del actual ministro del Interior favorece el final definitivo del terrorismo?
– La política antiterrorista debe estar pactada entre los grandes partidos. Reclamé sin éxito durante mi gestión esa lealtad al PP cuando estaba en la oposición y yo la voy a tener. Las cosas que tenga que decir se las diré al ministro y al presidente del Gobierno.
– ¿Acierta el Gobierno al acabar con la ‘vía Nanclares’ que usted abrió y fiarlo todo al plan de reinserción?
– La ‘vía Nanclares’ fue una política penitenciaria que establecimos para dar un tratamiento distinto a aquellos presos de ETA que no sólo habían abandonado la banda sino que estaban dispuestos a recorrer el camino de la reinserción conforme a las pautas legales. Eso funcionó y permitió poner de manifiesto que el colectivo de presos de ETA estaba fracturado. Cumplió un objetivo. Acabada la violencia, lo lógico es que la política penitenciaria se adapte a esa nueva situación y tenga elementos distintos.
– ¿Qué camino tiene que recorrer aún Batasuna?
– Siempre he pensado que hay sectores de Batasuna para los cuales el abandono de la violencia tiene un sentido táctico, no moral. Y eso es un problema. Desde el punto de vista de la política antiterrorista es eficaz, porque lo dejan. Desde el punto de vista democrático tiene sus limitaciones.
– ¿Y eso supone un riesgo de que ETA acabe resurgiendo de sus cenizas en el futuro?
– En este momento no veo ese riesgo. Creo que la decisión de ETA es irreversible y definitiva. Creo que la violencia ha desaparecido para siempre en Euskadi y España. Siempre pudiera pasar que, como sucede en el IRA, diez años después apareciera una escisión. Pero en este momento no lo veo posible. La ETA que vivimos en los 80 y los 90, eso ya no va a volver a pasar nunca.
– ¿Patxi López tiene recorrido político fuera del País Vasco?
– Sí.
– ¿Hay que esperarle en Madrid?
– Espero que gane en Euskadi. En este momento dedica el 99% de su trabajo a ser lehendakari, pero que es un líder nacional, que no le quepa a nadie ninguna duda.
EL CORREO, 5/8/12