¿Aceptaría las disculpas de un etarra?

EL CONFIDENCIAL, 26/7/2011

Perdonar puede ser más o menos difícil. Sin embargo, la cosa se complica cuando la persona que se tiene que disculpar es un terrorista ante su víctima. ¿Se podría dar el caso? Todo apunta a que sí.

La liebre saltó a raíz de una información que pasó casi inadvertida en la web de la Cadena Ser: “Instituciones penitenciarias pone en marcha un programa de mediación penal para presos de ETA”. Los etarras podrían iniciar un proceso para acabar pidiendo perdón a sus víctimas “siempre que ellas lo acepten”.

Instituciones Penitenciarias no quiere hacer comentarios sobre esta información, aunque tampoco la desmiente. “Puede ser que estén preparándolo, que estén en una fase muy incipiente”, explica a este diario Virginia Domingo de la Fuente, presidenta de la Sociedad Científica de Justicia Restaurativa (SCJR), que cree que, si existe un plan de este tipo, debería hacerse público porque mal entendido puede causar alarma social.

“Siento, desgraciadamente, que tienen un concepto erróneo pensando que justicia restaurativa es un proceso privado sin repercusión pública y que, por el hecho de participar en procesos restaurativos como la mediación penal, se va a legitimar o justificar los delitos de los terroristas”, explica Domingo, que subraya siempre que este proceso no debe tener beneficios penitenciarios: “Hay que dejarlo claro. No debe tener ninguna compensación penitenciaria”.

Por el momento, estos procesos en España han tenido como protagonistas delitos de escasa importancia. Sin embargo, en otros países como Estados Unidos se utiliza en casos de violencia grave como una violación. Este tipo de procesos tiene como objetivo reintegrar tanto a la víctima como al infractor. Las primeras buscan superar el trauma, mientras que los segundos buscan la reintegración en la sociedad. La justicia restaurativa se centra más en una reparación moral que en la penal.

Por su parte, la Fundación Víctimas del Terrorismo, consultada por El Confidencial sobre este supuesto proceso, advierte que no tienen constancia de que ninguna víctima de ETA haya sido contactada para iniciar este proceso.

La FVT remite al Documento de la Justicia de las Víctimas que es claro en este sentido: «Escribir una petición de perdón, escribir el reconocimiento del daño personal causado o el pago de indemnizaciones pendientes no es suficiente, porque los asesinatos perpetrados por ETA para la consecución de su proyecto político poseen, además, una dimensión pública innegable».

En este punto, la Sociedad Científica de Justicia Restaurativa coincide en que, con el terrorismo, estos procesos de mediación penal son “algo más que pedir perdón”.

Las víctimas, lo primero

La justicia restaurativa pretende ayudar a la víctima a que deje de ser víctima. “En algunos momentos, el apelativo de víctima es una losa más que un reconocimiento. Deben pasar a ser supervivientes de la tragedia. Secundariamente, con este programa se intentará que la asunción de responsabilidad del terrorista le convierta en un hombre nuevo, que quiere reintegrarse en la sociedad sin volver a delinquir”, explica la SCJR.

Este proceso podría llevarse a cabo con terroristas y víctimas de ETA, aunque sean de crímenes diferentes: “Se alienta a los infractores para que comprendan, acepten su responsabilidad y cumplan con su obligación de reparación del daño”. En Estados Unidos se dan ejemplos de violadores y víctimas de violación que realizan este proceso juntos, aunque no se hayan visto en la vida.

Este supuesto proceso se estaría llevando a cabo en la prisión de Nanclares de Oca (Álava), uno de los llamados centros “laboratorio”, donde se acogen disidentes de la banda terrorista. De los 30 presos presentes en esta cárcel, una decena de ellos se habrían mostrado dispuestos a trabajar en este programa. “Para empezar, es bueno que si esto se está haciendo sea en una cárcel como ésta”, explica Domingo.

Y que es importante que el autor del delito también colabore con el proceso. “La asunción de responsabilidad del terrorista debe ser voluntaria y espontánea, sin presiones y en ningún caso se justificará su conducta delictiva ni se eliminará la sanción penal correspondiente”, explica Domingo que cita como ejemplo para la esperanza un caso de un terrorista del IRA que llegó a pedir perdón a sus víctimas en un proceso de este tipo.

Por el momento, Domingo deja una luz de esperanza: “Si conseguimos que algunos se arrepientan ya no volverán a cometer delitos”.