¿CAMINA ESPAÑA COMO UN SONÁMBULO HACIA EL APARTHEID EDUCATIVO?

Sin embargo, el rostro cambiante de la sociedad vasca significa que, sin darse cuenta, los concertados pueden acabar excluyendo a inmigrantes con talento.

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Los colegios privados de la región vasca pagados con dinero público están “abiertos a todos” pero los expertos dicen que el proceso de admisión es inherentemente selectivo.

Después de 11 años caminando al colegio de su pueblo, Begoña Frutos decidió no participar en la enseñanza pública. Frustrada por la apatía de sus profesores y alarmada de que su hermano mayor suspendiera su Bachillerato, el examen público español para los de 18 años, insistió a sus padres para que le cambiaran de colegio. Ahora el camino diario a clase es un viaje de 11 km. en autobús a la jungla de cemento de Txurdinaga, un barrio de gente trabajadora del norte de Bilbao.

La joven de 17 años eligió la Ikastola Beoñazpi, un centro privado dependiente de la iglesia católica pero financiado por los contribuyentes. Después de un año, Frutos dice que está mucho más contenta. “Perdí a mis amigos pero los profesores (de la enseñanza pública) no se ocupaban de los estudiantes. Yo no soy religiosa pero aquí las instalaciones son mejores. Usamos ordenadores en las clases, pero en mi antiguos colegio sólo había una pizarra y tiza”.

La estudiante y aspirante a abogada no es la única entusiasmada. En la región autónoma vasca de España está el secretario educación Michael Gove cuya visión de los colegios es real: aquí más de la mitad de los estudiantes asisten a centros privados pero financiados con dinero público, lo que se conoce como concertados, lo que está muy por encima de la media nacional del 26%. Los estudiantes vascos también presentan resultados más altos que los británicos en los estudios internacionales.

España introdujo los centros concertados en 1985. Como las academias en Gran Bretaña, los centros concertados están financiados directamente por el estado, pueden establecer los salarios de los docentes y no tienen que ceñirse estrictamente al plan nacional de estudios. También eligen a los directores y se les pagan salarios superiores –una diferencia radical con los colegios públicos españoles donde sus directores son elegidos por sus compañeros y no reciben un complemento extra a pesar de sus pesadas responsabilidades.

Incluso los críticos reconocen que los concertados suponen una buena relación calidad-precio. Los concertados vascos reciben aproximadamente la mitad de los 8.000 euros que cada año se gastan por alumno en los colegios públicos. Los concertados pueden recaudar un dinero extra cobrando a los padres cuotas complementarias.

Aunque los colegios de gestión privada están diseñados para todos, la combinación de precios y su diferente filosofía educativa hace que efectivamente sean selectivos.

En el caso de Begoñazpi, dice la directora Nerea Begoña, el colegio sigue “la doctrina de Jesús”. Las clases comienzan todos los días con un rezo –y el colegio cobra 1.000€ euros al año para cubrir los gastos de libros y cinco horas semanales de clases extra.

En torno a un tercio de los 1.400 alumnos viajan más de 30 km. para llegar al colegio. Las clases son casi exclusivamente blancas –sólo “dos o tres” niños de familias inmigrantes asisten al colegio. Los sindicatos dicen que los colegios públicos cercanos tendrían clases con la cuarta parte de los alumnos inmigrantes.

Fernando Aramendía, presidente de la asociación de padres del colegio, dice que esta “exclusividad tiene que ver con el coste y la religión. Dice que muchos inmigrantes, especialmente los provenientes de América Latina, no pueden afrontar los gastos extra. “Esto se debe a que somos católicos. No podemos tener musulmanes aquí. Sería una contradicción. Ahora en los colegios públicos es difícil encontrar una cara blanca”.

Los expertos dicen que España camina como un sonámbulo hacia una forma de apartheid educativo.”Es una dura realidad denunciada recientemente por el Consejo de Europa”, dice Rafael Feito, sociólogo de la educación de la Universidad Autónoma de Madrid.

El académico señala en un informe de este año que el consejo de derechos humanos reprendió a España por la creación de “ghettos de inmigrantes o de niños gitanos en algunas partes del país… las prácticas discriminatorias en los procesos de admisión, permitiendo a los colegios (concertados) la selección de estudiantes”.

Feito dice que estudios recientes muestran que la elección de la educación va hacia la segregación. “Los padres quieren que sus hijos se relacionen con niños como ellos. Es una cuestión de estatus social, de evitar las clases más bajas”.

Sin embargo, los colegios cuestionan esto diciendo que los padres acuden por los mejores resultados. En el País Vasco el 92% de los alumnos de 16 años de los centros concertados obtienen un diploma superior, unos pocos puntos más que el de los estudiantes de los colegios públicos.

Sin embargo la verdadera razón por la que muchos dicen de que el Gobierno apoya a los concertados es que ahorran dinero a los contribuyentes –lo que los sindicatos discuten diciendo que eso sólo puede lograrse incrementando los tamaños de las clases. Eduardo Fernández Bodegas, principal negociador de 13 cooperativas concertadas de la región vasca, niega la acusación: “Los colegios públicos gastan mucho más dinero”.

Esta eficacia no ha inmunizado a los concertados de los efectos de la crisis financiera –y muchos se enfrentan a la ruina después de que el Gobierno recortara los subvenciones públicas en 2008.

Bodegas dice que los profesores de los concertados que él dirige en Bilbao han tenido que afrontar recortes de 1.000€ en los últimos dos años. “El Gobierno dijo que todos los organismos del sector público tendrían que asumir un recorte de un 5% en la financiación. Así que tuvimos que recortar los salarios (de los profesores)”.

Los que enseñan en colegios privados dicen que la burocracia –no los padres- es el mayor problema. Aitziber Goikuria, que enseña geografía en el centro concertado dirigido por el seminario Marista Católico en Bilbao, dice que después de las pruebas eliminatorias tendría que haber trabajado “dos o tres años” como profesora suplente para conseguir un puesto definitivo en el colegio.

“No quise ir de un colegio a otro sólo para conseguir un trabajo permanente. Así que cuando me ofrecieron un trabajado (en un concertado) lo cogí”.

La lección de España es que los sindicatos han tenido que dar un cierto respaldo a los concertados – ya que a miembros les gustaría trabajar ahí. Muchos profesores prefieren una gestión mejor, colegios menos caóticos con más libertad sobre cómo enseñar.

Sin embargo, el rostro cambiante de la sociedad vasca significa que, sin darse cuenta, los concertados pueden acabar excluyendo a inmigrantes con talento. Justo al final del colegio Begoñazpi un graffiti ensalza las virtudes del Athletic Club de Bilbao, que selecciona solo miembros de origen vasco. El año pasado el club descubrió su primer jugador mestizo, Jonas Ramalho. Su madre era vasca.

Randep Ramesh, The Guardian (Gran Bretaña), 31/3/2011