Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 18/10/12
Por primera vez en democracia, ETA no está presente en unas elecciones. Euskadi y sobre todo la inmensa mayoría de los partidos políticos se han acostumbrado, sin duda con una inusitada rapidez, a vivir sin la amenaza del terror, ahora que se aproxima el primer aniversario del anuncio voluntario de su extorsión, y en vísperas de acudir a las urnas.
En una campaña electoral donde el debate identitario ha compartido protagonismo con la búsqueda de soluciones a la crisis económica, nadie ha querido retrotraerse al efecto ETA ni siquiera ahora que adormece. Desde la izquierda abertzale, porque le permite situarse en un perfil bajo ante un tema demasiado vidrioso cuando busca ensanchar su nicho electoral; en el resto, porque nadie busca un rédito, consciente, además, de que es imposible.
Así las cosas, tampoco los debates han propiciado mensajes intencionados sobre la búsqueda de un escenario de convivencia a partir de la renuncia de la banda armada a su actividad terrorista. Ante semejante olvido intencionado, la izquierda soberanista rescató ayer el espíritu de Aiete, derivado de los acuerdos de aquella Conferencia previa al comunicado de ETA del 20 de octubre, para colocar así el foco en las asignaturas políticas pendientes una vez conseguida la paz en Euskadi.
Con el lenguaje habitual en estos casos, las representantes de EH Bildu Maribi Ugarteburu y Amaia Agirresarobe criticaron ayer el intento del Gobierno español de “paralizar, boicotear y sabotear” el proceso de “pacificación, normalización y reconciliación social” que entienden se inició en Aiete, hace ahora un año. La efeméride, sin embargo, pasó desapercibida porque el resto de fuerzas políticas no se sienten especialmente concernidas durante la campaña electoral. Desde posiciones abertzales, sin embargo, este primer aniversario de la Conferencia de Aiete es una oportunidad para actualizar, a modo de consumo interno, la demanda de ETA para que los Gobiernos francés y español empiecen a dialogar sobre las “consecuencias del conflicto”, mientras los partidos vascos abordan “las cuestiones políticas”.
Con todo, es muy posible que mañana, en el último día de campaña, algunas formaciones rescaten su discurso sobre el final de la violencia, convencidos de que la sociedad vasca debe tener “claro”, como sostienen desde PSE-EE y PP, cuál ha sido la trayectoria seguida por los terroristas y, de paso, por quienes durante demasiado tiempo, sostienen, les comprendieron políticamente.
Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 18/10/12