Roberto Blanco Valdés, LA VOZ DE GALICIA, 5/10/12
Paradojas de la vida, el autor de la obra más conocida sobre la Constitución (no escrita) que rige en Gran Bretaña fue un brillante periodista y no un sesudo profesor de Oxford o Cambridge. Aparecida en 1867, Walter Bagehot explicaba en su The English Constitution por qué el sistema parlamentario inglés se parecía al presidencialismo implantado en Norteamérica: porque en ambos países era el pueblo quien elegía al poder ejecutivo. En Estados Unidos lo hacía directamente en elecciones, mientras en Gran Bretaña actuaba a través de un sistema de sufragio indirecto, pues conformaba con el voto popular un Parlamento que, a su vez, designaba primer ministro al líder del partido ganador de los comicios.
Esa es la regla que rige hoy en los regímenes parlamentarios europeos, y, entre ellos, en el sistema autonómico gallego: quien gana -es decir, quien es capaz de configurar una mayoría, bien uniforme o bien de coalición- se hace con la Xunta. Y aunque existen diferencias entre los regímenes bipartidistas con sistema electoral mayoritario, como lo fue el inglés hasta hace poco, y los multipartidistas con sistema electoral proporcional, como es el caso del gallego, tal cosa no es la que ahora me interesa.
No, lo que deseo destacar es que, dada la naturaleza del sistema político que tenemos en Galicia, lo que resolvemos siempre en las elecciones autonómicas es quién administrará la autonomía. ¿Gobernará Alberto Núñez Feijoo, apoyado por el PP, o lo hará Pachi Vázquez, en coalición con el BNG y, en su caso, con el beirismo y Compromiso? Ese, y no otro, es el dilema esencial que los electores gallegos debemos despejar en las elecciones cuya campaña electoral ha comenzado la pasada madrugada.
Es explicable, desde luego, que se trate de presentar los comicios como un refrendo o un mentís popular a la política de Rajoy o un refrendo o un rechazo a la oposición de Rubalcaba, como lo fueron no hace tanto los intentos de presentar otras elecciones parciales anteriores como una legitimación o deslegitimación de la acción gubernamental de Zapatero o de la forma de oponerse de Rajoy.
Pero lo cierto es que, en un país donde se han celebrado elecciones de algún tipo o referendos prácticamente todos los años transcurridos desde 1977, es importante no perder el norte de lo que se juega en cada caso. Y en las elecciones del día 21 no se juzga electoralmente a Rajoy -quien, por otra parte, tiene tres años largos de Gobierno con mayoría absoluta por delante- sino que se decide si es mejor para Galicia que gobierne Feijoo al frente de un Gobierno homogéneo o Vázquez al frente de un Gobierno de coalición entre los socialistas y dos o tres partidos nacionalistas. Sobre esa cuestión, en absoluto irrelevante, es sobre la que dentro de quince días debemos pronunciarnos.
Roberto Blanco Valdés, LA VOZ DE GALICIA, 5/10/12