Florencio Domínguez, LA VANGUARDIA, 12/10/11
En septiembre del 2007, dos miembros de la Fundación para la Libertad que preside Nicolás Redondo Terreros mantuvieron una ronda de conversaciones con un gran número de políticos sudafricanos. Entre las personas con las que se reunieron estaban el viceministro de Asuntos Exteriores, Aziz Pahad, y el ministro de Inteligencia, Ronnald Kasrils. Los dos miembros de la fundación salieron contentos de estas entrevistas convencidos de que habían sintonizado con sus interlocutores. Detectaron una actitud de ironía de los dos políticos cuando hablaban de la existencia de una «industria de la mediación» en su país que se exportaba a otras naciones. Los dos miembros del Gobierno sudafricano parecían compartir la idea de que una intervención de mediadores en el caso vasco perjudicaría en vez de ayudar.
Cuatro años más tarde, el ex ministro de Inteligencia sudafricano ha decidido sumarse a la «industria de la mediación» y venirse precisamente al País Vasco para participar de la llamada comisión de verificación de la tregua que ha montado su compatriota Brian Currin. Se ha creado un Grupo Internacional de Contacto, liderado por Currin, que ha desarrollado como hijuelas la comisión de verificación y ahora una conferencia de paz internacional. A este paso, como en las pescaderías, habrá que repartir número para dar la vez a los mediadores, facilitadores y avalistas internacionales que se amontonan en Euskadi para traernos la paz. Sólo faltan los empujadores del metro de Tokio. Hay tanta concurrencia de invitados que surge inevitable la misma pregunta que se hacía Josep Pla ante la iluminación de Nueva York: ¿quién paga esto? Nadie responde.
Los gobiernos españoles –hasta la llegada de Zapatero al poder– habían rechazado siempre la implicación internacional en su gestión del problema de ETA. Eso cambió con el llamado proceso de paz de la primera legislatura. Los últimos contactos entre el Gobierno y ETA, en mayo del 2007 en Suiza, se convirtieron en un congreso de mediadores con presencia de irlandeses del Sinn Fein, representantes del Gobierno británico y del noruego, además de los suizos del Centro Henri Dunant. Para nada.
ETA se encuentra en estado terminal gracias a la eficacia policial y a la firmeza del Estado de derecho, pero mediadores y facilitadores quieren atribuirse el mérito de la situación como puede verse en el documental titulado Pluja seca, emitido por TV3 el pasado 9 de febrero dentro del espacio Sense ficció. En este contexto no está de más recordar las palabras de Michael Ignatief en su libro El honor del guerrero: «Los pacificadores son imparciales por definición y no les compete establecer distinciones morales entre el agresor y la víctima, pero su sola presencia en la línea de demarcación ratifica de hecho las conquistas de los agresores e impide que las víctimas recuperen el terreno perdido».
Florencio Domínguez, LA VANGUARDIA, 12/10/11