Joaquín Vila, EL IMPARCIAL, 21/11/11
Los españoles, con las urnas como ametralladoras, han aniquilado a Rubalcaba y al PSOE. Y, sobre todo, han querido denunciar y gritar bien alto las muchas y graves tropelías políticas de Zapatero que ha dejado España, después de casi 8 plácidos años sesteando en La Moncloa, descuartizada, dividida, arruinada, desmoralizada, hundida. Que se ha choteado de la democracia, de la transición, de los partidos de la Oposición, de la ley, de la Constitución con sus Estatutos soberanistas; que ha dilapidado el dinero de todos los españoles con chorradas pseudoprogresistas, con planes descabellados para manipular las estadísticas del paro y de lo que hiciera falta para seguir adelante con sus caprichos de igualdades, memorias históricas y demás bobadas. Y, casi peor, sus pretensiones de lograr el Nobel de la Paz y de colgarse la medalla de haber acabado con ETA han logrado que Bildu campe a sus anchas, chulescas y amenazantes, en más de cien municipios del País Vasco y que Amaiur, el otro caballo de Troya de los terroristas, se cuele en el Parlamento para burlarse e insultar a España, a los españoles y a la Constitución
Zapatero, en fin, ha protagonizado el Gobierno más nefasto de la democracia. Y todavía se va tan contento a su chalecito en León como si fuera un genio de la política, con pretensiones, con soberbia. Y es probable que ahora se forre los bolsillos pronunciando conferencias sobre la Alianza de Civilizaciones en Venezuela, Colombia o Irán, algunos de sus países preferidos y mimados por su Gobierno, precisamente allí donde la democracia y la libertad no existen.
Ha sido el principal culpable del batacazo socialista por su podrida herencia y por poner chinas en el camino de Rubalcaba para que se estrellara con las urnas, huyera por la puerta de atrás y poder, así, dominar el partido colocando en la Secretaría General a su protegida, la radical e independentista catalana Carmen Chacón. Es verdad que la campaña de Rubalcaba tampoco ha sido lo eficaz e inteligente que se podía suponer de unos de los hombres con más experiencia y habilidad de la clase política española. Se ha empeñado en atizar al PP en lugar de intentar animar a sus votantes.
Y lo que se dilucida a estas horas en la sede del PSOE, calificada ya como la noche de los cuchillos largos, es quién se quedará al frente del partido. Porque los socialistas tienen ahora el reto de levantarse de sus cenizas. Y lo primero que deben decidir, en un Congreso que se celebrará pronto, es quién toma el timón para recuperar su sitio en la política española. El duelo está servido.
Y depende de Rubalcaba que, a pesar del batacazo, quiera aguantar el chaparrón y se sienta con fuerzas para luchar por esa Secretaría General, arropado por los barones del partido con Felipe González a la cabeza, o hace mutis por el foro y deja que Carmen Chacón, con Zapatero en la sombra, terminen de descuartizar al centenario partido con sus patochadas de izquierda radical. Sin saber que el muro de Berlín cayó, que el comunismo sólo existe en los países más autoritarios y déspotas del mundo. Pero, iluminados ellos, parece ser que todavía creen en la lucha de clases, en el poder del proletariado, en destruir a la derecha. Al menos, así se han comportado durante estos años al frente del Gobierno, en estos largos, negros y desgraciados años para España.
Los españoles han depositado su confianza, de forma abrumadora, en manos de Rajoy, del PP, del único partido que parece capaz de sacar a España del atolladero. Con esfuerzo, con paciencia, con austeridad, con inteligencia, con sentido común, pero con muchas y enormes dificultades. Porque la losa recibida parece difícil de levantar.
Pero es evidente que el mundo entero y, en especial, Europa y hasta los Estados Unidos de Obama han respirado al saber que Zapatero se va y que el PSOE abandona el poder y lo deja en manos de un partido que, en principio, parece contar con equipos preparados, con expertos y, sobre todo, con sentido común y realismo.
Rajoy tiene por delante un vía crucis. Porque los votantes esperan que, además de enderezar el rumbo y tomar las medidas necesarias, por dolorosas que sean, para ir saliendo poco a poco de la crisis, se enfrente con valentía a los problemas que ha dejado Zapatero y ataje las complicadas tropelías e injusticias recibidas: la prepotencia, chulería e ilegalidades cometidas por los proetarras de Bildu, la negociación con Eta de Zapatero, la cuasisoberanía de Cataluña y algunas otras Autonomías, el Poder Judicial atenazado por los partidos…
Y no va a se fácil, además, porque la pataleta de la izquierda tras el descalabro en las urnas puede ser descomunal. Los sindicatos ya preparan manifestaciones, huelgas generales y marchas por todas las ciudades de España. Y el PSOE, esté quien esté al frente, se ocupará de azuzar todo lo que pueda esas protestas para minar la estabilidad del próximo Gobierno. Porque si el PSOE en el Gobierno resulta un peligro, en la Oposición se convierte en una bomba de relojería.
Joaquín Vila, EL IMPARCIAL, 21/11/11