Florencio Domínguez, EL CORREO 13/11/12
Habían anunciado que ‘Mikel Antza’ y ‘Anboto’ iban a hacer ayer una «importante declaración» durante la comparecencia que tenían ante los tribunales de París. Pero fue un ‘déjà vu’, ya que dijeron que seguían esperando que los gobiernos de España y Francia vayan a negociar con ETA sobre los presos, el desarme y la «desmilitarización». Nada que no hayan repetido por activa y por pasiva un montón de veces a lo largo del último año.
El 30 de septiembre se cumplieron treinta años desde que ETA político-militar VIII Asamblea anunciara su autodisolución. De inmediato comenzaron a volver los huidos de esta organización y a salir de la cárcel muchos de sus presos. La rama a la que representan ‘Antza’ y ‘Anboto’ despreció la iniciativa de los ‘polimilis’, a los que acusaron de «traición» y de haberse rendido. «Fueron indultados a cambio de abandonar la lucha armada», escribió ETA-m en un tono de desprecio hacia los miembros de la otra rama.
Antes muertos que como los ‘polimilis’, fue la norma interiorizada por los miembros ETA militar. Tres décadas más tarde, sin embargo, los antiguos jefes de esta rama de ETA claman porque se les aplique un trato que no es muy diferente al conseguido en su día por ETA político-militar y que tanto despreciaron. Se conforman con conseguir que los presos salgan de la cárcel y regresen los huidos, sin mayores pretensiones. Sin embargo, lo que era políticamente posible en 1982 no lo es treinta años más tarde. La propia ETA se ha encargado de hacer imposible repetir un proceso de paz por impunidad porque durante ese tiempo ha añadido quinientas víctimas mortales a las que ya había cuando los ‘polimilis’ decidieron poner fin a sus actividades. Y quinientos muertos más son demasiados para pasarlos por alto.
La sociedad actual no es la misma que la de principios de los ochenta y también el escenario internacional es diferente. Ayer mismo, Shlomo Ben Ami hacía unas declaraciones referidas a las negociaciones del Gobierno colombiano con las FARC, pero válidas para otros muchos sitios: «Estamos viviendo en un mundo en que es muy difícil que transiciones de paz de este tipo se hagan sin aplicar justicia. (…) Es que en el entretanto ocurrió algo nuevo: apareció la Corte Internacional, el Derecho Internacional Humanitario. Hoy, el espacio del derecho se ha convertido en un espacio internacional y no es fácilmente permisible que un país haga esa transición del conflicto a la paz sin castigar crímenes atroces(…). Las víctimas son un tema que debe ser tenido muy en cuenta».
Ahora ha pasado un año desde que ETA anunció el final de la violencia y la situación de sus presos sigue donde estaba y los fugitivos, igual. Algunos, que no tienen causas judiciales, no vuelven porque no quieren y los que tienen sumarios pendientes no lo hacen para no tener que comparecer ante los jueces. En cambio, cuando se cumplió un año de la disolución de ETA-pm, a finales de 1983, sólo quedaban tres dirigentes del grupo pendientes de volver. En el seno de ETA, especialmente entre los presos, se empieza a tener sensación de frustración que no desaparece por mucho que ‘Mikel Antza’ y ‘Anboto’ dijeran ayer en París que tarde o temprano España y Francia irán a negociar con la banda.
Florencio Domínguez, EL CORREO 13/11/12