Maite Pagazaurtundua, EL MUNDO, 5/7/11
Lidera la Fundación que aglutina a todas las víctimas. Entiende que la sensación de impunidad para ETA está cada vez más cerca
Pregunta.– Bildu en las instituciones, políticos y víctimas distanciados…
Respuesta.– Vivimos una etapa muy complicada. El mundo de Batasuna y ETA ha conseguido colar su primera ilusión óptica con Bildu. Ahora están intentando aplicar la segunda fase del engaño y la ilusión colectivos. Van a intentar convencernos de que quien no se quiera reconciliar con ellos es un rencoroso. Hay un tabú sobre pensar en términos distintos de los que marca el mundo del nacionalismo violento.
P.– ¿Está perdiendo la democracia la batalla con el terrorismo?
R.– Hay que persuadir a los líderes políticos para que entiendan que el mundo de Batasuna y de ETA tiene menos prisa que quienes están en periodos cortos en las instituciones.
P.– Da la sensación de que se interioriza que, una vez que no hay asesinatos, no hay terrorismo.
R.– El terrorismo es una parte, o un instrumento de una estrategia político-militar, de una estrategia que durante muchísimas décadas ha buscado una influencia superior. No hay que equivocar los términos. Hay gente que piensa que la eliminación de la muerte genera una especie de manto, de olvido, de impunidad, y quien hace esto se equivoca. Buscan generar un tabú del silencio. Mucha gente de muy buena voluntad, con candidez arcangelical y una fantasía buenista impresionante aceptan algo tan aberrante como la cuestión de la reconciliación, que a lo que más se parece es a aquello que ocurría durante el franquismo, durante el catolicismo franquista, cuando se obligaba a las mujeres maltratadas a la reconciliación con sus esposos agresores. ETA intenta que las víctimas tengan que asumir una cuota de culpa. Y se les presiona para convertirlas en seres rencorosos.
P.– ¿Se está renunciando a apostar por la derrota de ETA?
R.– La cuestión es: ¿va a vencer el Estado de Derecho? ¿O van a vencer finalmente porque se salgan de rositas con cierta impunidad adquirida, y además impunidad social, los que han provocado esta situación? Pues no lo sé, porque esto está sin definir, va a depender, se está jugando este partido. Está en juego qué calidad de democracia vamos a tener, porque si hubiera impunidad sería el elemento más corrosivo para las reglas de juego de toda la sociedad.
P.– ¿Qué se le viene a la cabeza cuando vio al presidente del Tribunal Constitucional, Pascual Sala, el Día de las Víctimas en el Congreso?
R.– Lo primero, la sensación de destrozo moral que están sintiendo en este momento los concejales socialistas de Andoain, y especialmente el momento en que policías locales, que seguramente son gente que les respetan profundamente, les impidieron el paso al ayuntamiento porque iban con escoltas. La segunda imagen que me vino a la cabeza fue la de mi cuñada, que iba en un coche electoral y fue insultada, amenazada y llamada fascista por mentecatos en San Sebastián durante la campaña electoral. Y que, además, en una sociedad tan viciada moralmente como la vasca, donde todo el mundo se quiere llevar bien con los asesinos, ¿sabe usted?, que es una especie de síndrome de Estocolmo… ese tipo de gente tenga resultados electorales tan impresionantes. Bueno, todas esas cosas y todos los comisarios políticos que van entrando en las instituciones que son de Batasuna, todo eso me vino a la cabeza, cuando vi al altísimo dignatario de nuestras instituciones que estaba en aquel salón.
P.– Algo se mueve en el mundo penitenciario desde el Gobierno.
R.– Parece que lo que se lleva adelante desde hace dos años es tendente a la reinserción y al arrepentimiento de los etarras. No conozco el alcance, cuando procesos como la legalización de Bildu les puede hacer pensar que pueden aspirar a la impunidad.
P.– ¿Cree que tratan de poner una mordaza a las víctimas?
R.– La sensación que he tenido durante los últimos meses, tocando puertas para hablar y para intentar reflexionar con otras personas influyentes en distintos ámbitos de la opinión pública española, es que había mucha pereza intelectual a escuchar de una forma profunda lo que proponemos.
P.– ¿Cree que serían necesarios cambios en Moncloa para plantar cara al órdago de la izquierda abertzale?
R.– No sé. Me da la impresión de que hay mucha candidez en la evaluación de la estrategia político-militar de ETA en muchos entornos. Porque en el fondo hay bastante sensiblería cristiana mal entendida.
P.– ¿El todos somos buenos?
R.– El buenismo con gente tan bregada en la clandestinidad, en la ilegalidad, en el disimulo, en el engaño o en la crueldad extrema me parece un arma desequilibrada, un instrumento de apreciación de la realidad un poco desequilibrado.
Maite Pagazaurtundua, EL MUNDO, 5/7/11