EL PAÍS, 14/8/11
El lehendakari, Patxi López, pasa unos días de vacaciones lejos de Euskadi. Desde su lugar de veraneo respondía el pasado viernes a EL PAÍS por teléfono.
Pregunta. Bildu se ha situado de nuevo en el centro del debate.
Respuesta. Efectivamente, y no por hacer algo, sino por no hacer lo que le corresponde y exige la inmensa mayoría de la sociedad vasca: actuar como los demócratas, reconocer a las víctimas y el dolor causado por una banda terrorista durante demasiados años, y exigir la desaparición de ETA, porque su propia existencia es una amenaza para la sociedad, como reconoció incluso Arnaldo Otegi. Les hemos situado en el centro de la política en Euskadi y en el conjunto de España por no hacer lo que tienen que hacer.
P. Dos meses de Bildu en las instituciones parecen reforzar el discursoabertzale más radical.
R. Han contribuido a reforzar el discurso clásico, el de los presos y toda la parafernalia que les gusta, pero lo que no hemos visto es el discurso de la gestión. Ahora no es una coalición reivindicativa. Está gobernando Gipuzkoa, San Sebastián y otros muchos Ayuntamientos importantes; llevan más de dos meses y aún no hemos visto una sola actuación. Solo les hemos oído hablar a la contra de proyectos.
P. ¿Ha lamentado alguna vez la decisión del Constitucional?
R. No. El Constitucional actuó de acuerdo a la legalidad y a los hechos que valoró. Lo que es de lamentar, y estamos lamentando muchos en Euskadi, es la actitud de Bildu, no su legalidad, que es algo que correspondía decidir al Constitucional y lo hizo sobre datos y hechos. Entendieron que ese mundo estaba dando pasos en la integración de la democracia, pero lo que exigimos es que vayan más allá para integrarse en plenitud. El primer paso que deben dar es exigir la desaparición de ETA.
P. Los demócratas llevan meses pidiéndole a la izquierda abertzale que exija el fin definitivo de ETA y los radicales los mismos meses haciendo oídos sordos.
R. De ahí nuestra decepción, nuestra indignación en ocasiones. Es indignante oír a [Martín] Garitano que no ha llegado el tiempo de las víctimas, cuando el tiempo de las víctimas hace muchos años que llegó al País Vasco y llegó para quedarse. Euskadi la tenemos que construir sobre la memoria de las víctimas para que suponga un muro y no vuelva a suceder lo que ha sucedido en nuestro país demasiado tiempo. Exigiremos y recordaremos lo que tiene que hacer ese mundo todos los días hasta que lo hagan efectivo sin ninguna ambigüedad ni subterfugios.
P. ¿Martin Garitano rinde homenaje a los asesinos?
R. Lo dije ayer [por el jueves]. Dice que no ha llegado el tiempo de las víctimas, pero permanentemente está en la cercanía y los homenajes a los presos, que están detenidos por haber cometido atentados y asesinatos. No está en el tiempo de las víctimas y parece que está en el tiempo de quienes las asesinaron.
P. Las víctimas dicen ver a sus verdugos en las instituciones.
R. Afortunadamente, la inmensa mayoría de verdugos está en la cárcel. Lo que hay en las instituciones es una coalición legal, avalada por el Constitucional. No deberíamos confundir los términos.
P. ¿Esta polémica muestra la persistencia de una profunda brecha social en Euskadi?
R. Incluso cuando ETA desaparezca definitivamente hay que trabajar en Euskadi por la concordia y la convivencia. Cuarenta años de violencia y terrorismo han dejado posos de intolerancia y odio que debemos hacer desaparecer.
P. El plan de convivencia que presentará en septiembre quiere presionar a los radicales para que exijan el fin de ETA. ¿Cómo?
R. Lo presentaré en el Parlamento antes de hacerlo público. Creo que todos los partidos democráticos coincidimos en que hace falta ponerse a trabajar en eso que yo llamo concordia que respete la pluralidad de ideas de Euskadi y la diversidad de sentimientos de pertenencia para poder construir un país entre todos. Eso requiere también que quienes han estado apoyando o dando cobertura a la violencia no solo se alejen de ella, sino que trabajen definitivamente para que desaparezca.
P. ¿La izquierda abertzale está ganando el discurso de la pacificación?
R. No. La izquierda abertzale lo que tiene que ganar son los hechos que nos hagan avanzar hacia la paz. Desde que está en las instituciones no hemos visto ninguno que nos permita vislumbrar que sigan avanzando.
P. ¿Ve a ETA anunciando su final definitivo?
R. No creo que vaya a haber un día en que ETA haga un comunicado en el que anuncie su desaparición, pero estoy convencido de que iremos viendo su desaparición definitiva.
P. ¿Con Bildu en el Congreso se complicaría la situación?
R. Primero deben conseguirlo. Antes de las municipales y forales todos contribuimos a hacer la mayor campaña de la historia a la izquierdaabertzale: partidos, medios informativos… Ahora no deberíamos caer en el mismo error. Los ciudadanos deberían tener en cuenta lo que Bildu podría haber hecho y no ha hecho. Espero que la ciudadanía vasca sea capaz de valorar esto.
P. La apuesta de Bildu es un bloque soberanista unido.
R. Parece que ya ha tenido una primera respuesta del PNV negándose a ello. No deja de ser una estrategia que le conviene a Bildu para sentirse arropada, pero también una estrategia de los partidos nacionalistas ante la recomposición social y electoral de ese mundo. No me preocupa mucho.
P. ¿Bastan tres meses para queAlfredo Pérez Rubalcaba recorte la distancia que le saca el PP?
R. En el tiempo que lleva está haciendo propuestas sobre las que gira buena parte del debate en España. Cuando Alfredo habla de que parte del beneficio de la banca se destine a crear empleo, de buscar un gran pacto entre empresarios y sindicatos, está demostrando que no solo hemos cambiado el cartel, sino que tenemos propuestas muy diferentes a las de la derecha. Creo que eso va a ir cobrando protagonismo entre la ciudadanía española y que va a ser capaz de dar un vuelco.
P. ¿Ahora toca jugar la ficha de la izquierda?
R. Nos ha tocado adoptar decisiones que han supuesto sacrificios y recortes, con un objetivo que quizá no hemos sabido trasladar a los ciudadanos. En otros países, cuando se hacen esos ajustes van en contra de los servicios públicos y las políticas sociales; aquí lo hemos hecho para mantenerlos. Solo hace falta darse una vuelta por las comunidades que ahora gobierna el PP o CiU en Cataluña y ver dónde se está recortando. Ahora toca, también desde la izquierda, proponer objetivos que puedan ser colectivos. Se tendrán que seguir exigiendo sacrificios, pero tienen un objetivo progresista. Eso está haciendo Alfredo.
P. ¿Rubalcaba debería ser secretario general del PSOE aunque pierda las elecciones?
R. Eso lo decidirán los afiliados tras las elecciones. Habrá que decidir qué queremos para el futuro, cómo regeneramos nuestro proyecto para hacerlo más cercano a los ciudadanos. A mí me gusta antes discutir de ideas para luego elegir a quien nos representa. Desde luego, Alfredo no me parece ningún mal líder, sino todo lo contrario en ese sentido.
P. ¿Un Gobierno de Rajoy dificultaría su pacto con el PP vasco?
R. Espero que no se dé un Gobierno de Mariano Rajoy. Y, en todo caso, esperaría que las relaciones con el PP vasco siguieran en los mismos términos en que están ahora. Al PP en España le iría bastante mejor si algunas de sus decisiones se vieran bajo el prisma de Antonio Basagoiti.
P. ¿Teme que el PP use la política antiterrorista como ariete contra Rubalcaba?
R. La está utilizando. Me parece inmoral usar la política antiterrorista, que requiere unidad y respeto a las actuaciones del Gobierno. Un respeto que nosotros tuvimos en la oposición cuando Rajoy o Mayor Oreja eran ministros del Interior y gestionaron una tregua en la que ETA se fortaleció. Es indecente jugar a conseguir un puñado de votos criticando precisamente al ministro del Interior con el que más hemos conseguido avanzar hacia la paz. Estas cosas necesitan una línea roja de decencia política y el PP la traspasa habitualmente.
P. Iñigo Urkullu, presidente del PNV, se plantea como objetivo para la próxima legislatura un “nuevo estatus” para Euskadi.
R. ¿Qué está proponiendo? ¿Quiere volver a la senda de Ibarretxe, de la fractura social, de un País Vasco partido en dos, confrontado permanentemente por todo? ¿Prefiere que hagamos un país unos contra otros? Eso es lo que nos gustaría que explicara.
EL PAÍS, 14/8/11