En la fotografía que nos hicimos en Zarautz el sábado 20 de junio de 2009, el día en que se constituyó la fundación, hay políticos, abogados, médicos, poetas, novelistas, periodistas, profesores universitarios, editores, filólogos, historiadores… Personas excepcionales en todos los sentidos. Yo estoy sentado en la fila de abajo, entre Patxi Elola y Luis Castells. Sonrío con entusiasmo juvenil: aún no me creía que me hubiesen invitado a participar en aquella fascinante aventura. Carecía de méritos y creo que era el único que no había conocido a Mario. Supongo que fue cuestión de suerte: había entrevistado a algunos de los promotores de la fundación para mi tesis doctoral sobre la historia de Euskadiko Ezkerra y ellos, abiertos y generosos, sin saber que iba a escribir sobre su antiguo partido, me habían adoptado.
Le tengo mucho cariño a la fotografía, pero no refleja toda la realidad. Recuerdo que justo al lado, atentos a lo que ocurría en la calle, había un grupo de hombres casi tan numeroso como el nuestro. Llevaban riñoneras y demasiada ropa para esa calurosa jornada de junio. Se trataba de los escoltas de algunos de mis nuevos compañeros. ETA seguía matando. Justo el día anterior una bomba lapa había acabado con la vida del inspector de la Policía Nacional Eduardo Puelles. Después del acto de constitución y la comida, los miembros del Patronato acudimos a la manifestación que el Gobierno Vasco de Patxi López había convocado en Bilbao. Resulta sintomático que esa fuese nuestra primera acción conjunta.
Presidida por Esozi Leturiondo y dirigida por Alberto Agirrezabal, la fundación se había fijado como fines promover la conservación, el estudio y la difusión del legado político e intelectual de Mario Onaindia; promocionar la investigación y la divulgación de la historia de las izquierdas en Euskadi y Navarra; favorecer la recuperación y la actualización de la cultura política vasca de carácter progresista, autonomista y democrático; y fomentar la pluralidad de la cultura vasca y el euskera. Éramos ambiciosos, tal vez en exceso, pero nos pusimos manos a la obra.
Pese a contar con un presupuesto muy ajustado, que a veces nos ha colocado al borde del precipicio, desde 2009 Mario Onaindia Fundazioa ha organizado 119 actos públicos: conferencias, presentaciones de libros, debates, etc. Destacan las jornadas anuales que se celebran en el Zazpi de Zarautz en memoria de Mario, en las que se entrega un premio que ya va por su novena edición y que han recibido, entre otros, Elías Querejeta, Arantza Urretabizkaia, Agustín Ibarrola, Rafael Aguirre, la Librería Lagun, Joseba Arregi, Juan Pablo Fusi, Jesús Eguiguren o Carmen Iglesias. También han sido muy exitosas las exposiciones “Ibarrola. El bosque de Oma” y “Un largo camino hacia la igualdad: las mujeres en Euskadi en el siglo XX”, que hasta hace poco se podía visitar en el Museo Vasco de Bilbao. En total, más de 10.000 personas nos han acompañado en estas actividades.
La fundación ha impulsado diversos proyectos de investigación: la historia de los comunistas y los socialistas vascos, la memoria de los presos por razones políticas durante el franquismo
La fundación ha impulsado diversos proyectos de investigación: la historia de los comunistas y los socialistas vascos, la memoria de los presos por razones políticas durante el franquismo, “Itzuli nire ahotsa. Los programas vascos emitidos por Radio París durante la dictadura franquista”, una unidad didáctica sobre memoria histórica, etc. Paralelamente se han recogido, ordenado y catalogado fondos documentales muy valiosos: de Mario Onaindia, de ETA, de EIA, de Euskadiko Ezkerra, de otras formaciones de izquierdas, etc. En un futuro serán cedidos al Archivo Histórico de Euskadi, donde podrán ser consultados por la ciudadanía.
Mario Onaindia Fundazioa ha editado o coeditado siete libros. Por citar los más significativos: Rojo esperanza. Los socialistas vascos contra el franquismo, de Raúl López Romo, María Losada y Carlos Carnicero; Biografía patria. Mario Onaindia (1948-2003), de Fernando Molina; La secesión de España. Bases para un debate desde el País vasco, coordinado por Joseba Arregi; y Gestos frente al miedo. Manifestaciones contra el terrorismo en el País Vasco (1975-2013), de Irene Moreno.
En 2014 creamos la revista bianual Grand Place, dirigida por Felipe Juaristi con imaginación y espíritu ácrata. Se trata un oasis de cultura y pensamiento libre en un panorama vasco que algunos quieren reducir a un monótono desierto folclórico-patriótico. El euskera, la creación literaria en nuestras dos lenguas y los grandes debates que atraviesan Euskadi (como el nuevo Estatuto) tienen cabida en sus páginas, desde luego, como también otros temas universales de actualidad que demasiado a menudo perdemos de vista. Por ejemplo, el último número de Grand Place incluye un sugestivo dosier sobre mujer, género e igualdad que ha coordinado Luisa Etxenike.
Si hacemos balance de la andadura de Mario Onaindia Fundazioa, el resultado no puede ser más positivo. Con poco dinero, y a menudo frente a la desconfianza o la hostilidad de determinados sectores, se ha hecho muchísimo. El mérito les corresponde a Esozi, a Alberto, al resto de la comisión ejecutiva, a las administrativas Enara y Lurdes y a nuestros abnegados amigos. Como era inevitable, algunos se han ido, pero cada vez se nos unen más caras nuevas. Y siempre traen ideas originales.
Diez años (y pico) no son nada. Se nos han hecho cortos. Vamos a por la siguiente década.
*Gaizka Fernández Soldevilla,historiador