- La prostitución no es una anécdota en la vida de Sánchez. Ha financiado su patrimonio inmobiliario y propulsado su carrera política al facilitarle un tren de vida inalcanzable para alguien como él.
La biografía política de Pedro Sánchez es un Everest de mentiras.
Ahora sabemos, además, que también es mentira su biografía personal.
Con una diferencia.
Sobre su obra política, Sánchez ha mentido con la boca, hablando con una verborrea digna de mejores causas en monólogos interminables que han funcionado como una brújula inversa: si el presidente señalaba hacia el norte, los españoles lo apostaban todo a que la verdad estaba en el sur.
Si Sánchez señalaba hacia el suelo, los españoles miraban al cielo, temiendo lo que pudiera caerles encima.
Si Sánchez señalaba a Feijóo, Ayuso, Trump, Milei o Netanyahu, los españoles deducían, correctamente, que Sánchez sufría graves problemas en su búnker de la Moncloa.
Pero respecto a su biografía personal, es decir a su relación con Begoña Gómez y lo ocurrido antes de llegar a la secretaria general del PSOE, Sánchez ha mentido callando.
Ha callado su pecado original, que es el de la Sauna Adán. Un nombre irónicamente adecuado para quien ha querido hacernos creer que la democracia española nacía con él.
Adán Sánchez y el pecado original de la Sauna Adán.
Ni el mejor guionista de Netflix te lo redondea así: la prostitución como la manzana que Begoña ‘Eva’ Gómez puso en la boca de Pedro ‘Adán’ Sánchez y que este mordió a cambio del conocimiento prohibido del poder monclovita.
Sólo que para Sánchez no habrá perdón divino. Su cara, demacrada hoy hasta extremos preocupantes, es la prueba de que la serpiente ha empezado ya a cobrarse su precio.
Y sobre ese pecado original, el silencio ha sido más que marcial, castrense.
Una elemental búsqueda en la prensa arroja un resultado sorprendente. Ni Pedro Sánchez, ni Begoña Gómez, ni el PSOE, ni el Gobierno, ni las asociaciones feministas más cercanas al socialismo, han abierto la boca para dar una explicación, razonable o disparatada, estúpida o ingeniosa, creíble o increíble, sobre el negocio que está en el origen de la biografía adulta del presidente.
Negocio que habría financiado, al menos en parte, un patrimonio inmobiliario de más de tres millones de euros y que habría sido radicalmente imposible de acumular con los ingresos producidos por los trabajos oficiales de Pedro Sánchez y Begoña Gómez.
Los testimonios publicados por Jorge Calabrés en EL ESPAÑOL han destapado la realidad oculta tras la fachada de cartón piedra que Pedro Sánchez ha construido para sí mismo con la complicidad de una prensa amiga que se ha dedicado a fiscalizar a la oposición mientras la corrupción y la prostitución brotaban a chorro del Gobierno de Sánchez y de su entorno más cercano.
Las declaraciones del periodista Paco Narváez, jefe comercial de la revista MENsual entre 2002 y 2005, sitúan directamente a Begoña Gómez como la gestora financiera de las saunas de su padre.
Según los documentos registrales a los que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, el matrimonio Sánchez-Gómez se habría beneficiado de hasta cuatro inmuebles adquiridos con los beneficios de las saunas gays y prostíbulos gestionados por Sabiniano Gómez Serrano, padre de Begoña Gómez, a través de la sociedad San Bernardo 36 SL.
Begoña Gómez, en el centro, llevando la pancarta del PSOE en la manifestación del 8-M en 2020.
1. El primer inmueble es el piso de la urbanización Somosaguas Park en Pozuelo de Alarcón, donde la pareja vivió tras su matrimonio. Esta vivienda de 86 m2 fue adquirida en 1997 cuando Begoña Gómez tenía sólo veintidós años y carecía de una trayectoria profesional consolidada.
El propio Sánchez confesó en 2015 en el programa de Bertín Osborne que se fue a vivir «a casa de Begoña porque ella tenía un piso montado mucho más grande» que el suyo.
2. La segunda propiedad es otra vivienda en Pozuelo de Alarcón, en la calle Tramontana, que Begoña Gómez heredó de su madre en 2009. Esta casa de 165 m2, valorada actualmente en casi 800.000 euros, fue el domicilio familiar hasta su traslado a la Moncloa.
3. El tercer inmueble es un piso en el barrio de Aluche que el matrimonio adquirió conjuntamente en 2005. Esta propiedad de 85 m2, situada en la calle Navia, tiene un valor actual de unos 400.000 euros.
La compra se realizó precisamente cuando Sánchez era concejal del PSOE en Madrid con un programa contra la prostitución.
4. El cuarto inmueble es un apartamento en Mojácar, Almería, cuya adquisición resulta especialmente comprometedora al haberse realizado «directamente con la mercantil San Bernardo 36 SL», la sociedad con la que Sabiniano Gómez y sus hermanos controlaban los clubs de alterne.
Pedro Sánchez y su mujer, Begoña Gómez, en diciembre de 2024.
Paco de Narváez ha aportado además detalles precisos sobre el papel de Begoña Gómez en estos negocios.
Según su testimonio, ella era conocida como «la chica» y se encargaba de «llevar las cuentas» y pagar en efectivo a los proveedores de la sauna Adán.
El periodista relata que Begoña Gómez le pagaba mensualmente 330 € en sobres por la publicidad de las saunas en la revista MENsual.
Los testimonios van más allá del aspecto económico. Narváez asegura que «quien diga que en Adán no había prostitución, miente; era el grueso del negocio» y relata casos de explotación de menores, incluyendo la historia de un menor brasileño de diecisiete años que se prostituía en la sauna.
Un antiguo jefe de seguridad entrevistado por Telemadrid bajo identidad encubierta corroboró que Begoña Gómez «iba por las saunas a hacer caja» y «pagar a las chicas en un sobre».
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha convertido este asunto en el eje de su ofensiva política contra el Gobierno. Su intervención del pasado 9 de julio en el Congreso marcó un punto de inflexión cuando preguntó directamente a Sánchez: «¿De qué prostíbulos ha vivido usted?».
Feijóo acusó además al presidente de ser «partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución».
Ayer lunes, Feijóo habló de «bajeza moral» del presidente en su entrevista con Ana Rosa Quintana en Telecinco.
Cuca Gamarra ha calificado las acusaciones como «muy graves» dado que incluyen «explotación de menores y consumo de drogas».
La ausencia de explicaciones es uno de los aspectos más llamativos del caso. Pedro Sánchez no ha ofrecido ninguna respuesta pública a las acusaciones. Cuando EL ESPAÑOL solicitó explicaciones al Gobierno, la respuesta fue categórica: «No vamos a hacer ningún comentario».
Begoña Gómez mantiene un mutismo absoluto pese a estar directamente señalada por los testimonios. Su silencio contrasta con sus anteriores declaraciones feministas y su participación en manifestaciones del 8-M, sosteniendo pancartas junto a dirigentes del PSOE como Carmen Calvo.
La única respuesta oficial del PSOE ha venido de la portavoz Montse Mínguez: «No pienso hacer ninguna valoración sobre la política sucia de lodazal».
El silencio de Sánchez y de su entorno político y personal obedece, como es evidente, a la indefendibilidad de la situación. Porque los testimonios son detallados, verificables y están respaldados por evidencias documentales.
La contradicción es insalvable: Sánchez era concejal del PSOE con un programa contra la prostitución mientras su mujer gestionaba los pagos de las saunas.
La prostitución no es una anécdota en la vida de Sánchez. Es la que ha financiado su patrimonio inmobiliario y propulsado su carrera política al facilitarle un tren de vida inalcanzable para alguien como él. Ha empapado su gobierno y sido usada con asiduidad por sus más cercanos hombres de confianza. Los mismos que facilitaron su ascenso al poder.
Sánchez no sólo mordió la manzana de la prostitución: se la tragó entera y sin masticar.
Tanto es así, que parece legítimo preguntarse dónde estaría hoy Sánchez de no haber sido por la prostitución.
Desde luego, no en la Moncloa.