LA RAZÓN, 18/10/11
La «Conferencia de Paz» alentada por los socialistas vascos termina sin exigir a ETA la entrega de las armas y asume todas las peticiones de los terroristas, entre ellas, que el Gobierno negocie. Pide que se cree una mesa de partidos para abordar la independencia del País Vasco y la anexión de Navarra y que se equiparen víctimas y verdugos
La proclamada «Conferencia de Paz», impulsada por Lokarri y el Grupo Internacional de Contacto de Brian Currin, no cumplió ayer con las expectativas generadas. Los socialistas vascos abandonaron el Palacio de Aiete, escenario elegido para la cumbre, aparentemente decepcionados, después de haber impulsado, junto con el PNV, la intervención de medidadores internacionales, exigencia previa a cualquier otro paso de la banda etarra en la declaración de la tregua actual. El desaliento de los líderes del PSE se debe a que las conclusiones de esta conferencia internacional recogen el espíritu de las reivindicaciones de ETA durante el malogrado «proceso de paz» de 2006: la apertura de dos mesas, una entre España y Francia, y otra, política como peaje al «cese definitivo de la actividad armada».
Con una puntualidad casi británica, al filo de las cinco de la tarde y después de tres horas de reunión, incluidos recesos, y unas cuantas más de cruce de información en las semanas previas, el ex primer ministro irlandés, Bertie Ahem, leyó en inglés un documento de dos folios con cinco puntos, fechado, por un desliz, en su versión en castellano y en vasco en Donostia a 17 de octubre de 2012, en lugar de 2011. En 17 líneas, los organizadores del evento hacen suyas las demandas de la banda etarra, salvo en el tercer punto, de una extensión de cuatro reglones escasos, referido a «todas las víctimas». En el primero, la delegación internacional, encabezada por el secretario de Naciones Unidas Kofi Annan, insta a los terroristas «a hacer una declaración pública del cese definitivo de la actividad armada». Fuentes del socialismo vasco aseguran a este diario que este punto está pactado con ETA y que, por tanto, trasladará su literalidad a un inminente comunicado.
A cambio de la renuncia «definitiva» de la banda a la violencia, los expertos proponen la apertura de dos mesas de diálogo, al igual que ETA exigía en 2006. La primera estaría integrada por los «Gobiernos de España y Francia para tratar exclusivamente las consecuencias del conflicto». Los mediadores apuestan por una negociación entre ambos países para abordar la cuestión de los reclusos etarras, colectivo que supera los 800 presos. En estas negociaciones, los Gobiernos abordarían también la relajación de la colaboración entre las policías gala y española, los permisos de residencia de etarras en el país vecino, entre otras cuestiones, según fuentes próximas a la «Conferencia de paz».
El documento propone la apertura de una segunda mesa de partidos , exigencia de los terroristas en la fracasada tregua de 2006. Los mediadores justifica esta recomendación en su «experiencia de resolver conflictos», que les demuestra que «hay a menudo otras cuestiones que si son tratadas pueden ayudar a alcanzar una paz duradera». Esta mesa se encargaría, por tanto, de «profundizar en la normalización del conflicto vasco», que incluiría desde el derecho a la autodeterminación del pueblo vasco hasta la definifición territorial de Euskal Herria. Lokarri aconseja que las conclusiones de este diálogo se sometan a una consulta popular, «lo cual podría contribuir a una nueva era sin conflicto». Fuentes del Gobierno advierten de lo «inasumible» de esta reivindicación de ETA recogida por los expertos.
El documento hace alusión a «todas las víctimas» del terrorismo. Sin embargo, las asociaciones de víctimas no han sido invitadas. Pese a ello, se insta a que se adopten «pasos profundos para avanzar en la reconciliación, reconocer, compensar y asistir a todas las víctimas…».
Los cinco puntos
1. Llamamos a ETA a hacer una declaración pública de cese definitivo de la actividad armada y a que solicite el diálogo con los gobiernos de España y Francia para tratar exclusivamente las consecuencias del conflicto.
2. Si dicha declaración fuese realizada instamos a los gobiernos de España y Francia a darle la bienvenida y a aceptar iniciar conversaciones para tratar exclusivamente las consecuencias del conflicto.
3. Instamos a que se adopten pasos profundos para avanzar en la reconciliación, reconocer,
compensar y asistir a todas las víctimas, reconocer el dolor causado y ayudar a sanar las heridas personales y sociales.
4. En nuestra experiencia de resolver conflictos hay a menudo otras cuestiones que, si son tratadas, pueden ayudar a tratar de alcanzar una paz duradera. Sugerimos que los actores no violentos y representantes políticos se reúnan y discutan cuestiones políticas, así como otras relacionadas con el respeto, con consulta a la ciudadanía, lo cual podría contribuir a nueva era sin conflicto. En nuestra experiencia, las terceras partes observadoras o facilitadoras ayudan al diálogo. Aquí el diálogo también podría ser asistido por facilitadores internacionales si así fuese decidido por las partes involucradas.
5. Estamos dispuestos a organizar un comité de seguimiento de estas recomendaciones.
LA RAZÓN, 18/10/11