Mª Dolores de Azpiazu | Francisco Lázaro
- Aspira a aglutinar a personas de talante liberal, con independencia de ideologías, y a que las normas de convivencia sean justas y avanzadas
Presidenta y secretario general de la Sociedad El Sitio
En épocas de cambio, leyes extravagantes y desaforado marketing ideológico, hace falta sentido común y cierta perspectiva forense para no perder el norte. Los hechos son evidentes y consultables en cualquier enciclopedia: la Sociedad El Sitio de Bilbao, decana del liberalismo bilbaíno y testigo de su evolución histórica, sus contribuciones a la sociedad y al ordenamiento legal de nuestro tiempo y otros acontecimientos relevantes, sigue siendo el mismo foro que se fundó en el año 1875, tras la exitosa conclusión del último asedio de las guerras civiles del siglo XIX.
Su actual base societaria, su inventario de símbolos, recuerdos y significados, su línea de pensamiento, su compromiso con la libertad de pensamiento, su voluntad de servicio a la sociedad civil y su respeto por la autonomía moral del individuo y su actitud frente a la vida continúan siendo las mismas que a la fecha originaria de su constitución. Dejando de lado los cambios generados por la marcha de la historia -y que en gran parte se deben a contribuciones liberales en el campo del Derecho y el pensamiento político-, existe una continuidad innegable. Este es el sistema de coordenadas en el que ha de ser interpretado el legado de la Sociedad El Sitio.
Todo cambio de encuadre, cualquier resignificación, esta o aquella reorientación emblemática y, más aún, todo intento de mediatización política de herencias históricas -suponiendo que a estas alturas alguien tenga ganas de continuar dedicándose a un juego tan improductivo y banal- debería ser sometido a una revisión crítica. Llevada a cabo sin acritud ni denuncia, y por supuesto, sin color ni grito. Cuando todos nuestros manejos ideológicos y nuestros conatos narrativos hayan terminado en el polvo de las librerías de viejo, nos damos cuenta de que bastante tarea es ya conservar lo que salvamos de la incesante marea de la historia. Rescatar del olvido la verdad. Ser fieles a una línea jalonada por lápidas y recuerdos. Pensar en el futuro. Esa es nuestra misión. Todo lo demás sobra.
La Sociedad El Sitio nació como un club liberal que aglutinaba a lo más granado e influyente de las clases medias de Bilbao. Su vocación ideológica, mucho más amplia y plural de lo que hoy suponen algunos, siempre fue progresista. Más que nada, por contraposición a los tiempos entonces recién superados, los de un tradicionalismo reaccionario que se negaba a dejar paso a las fuerzas de la modernidad. Y también por el avance de las nuevas tendencias económicas y sociales. A barlovento de este mismo espíritu, y de manera significativa en la década de 1930, las tendencias republicanas dominantes en aquella época se incorporaron al espectro de adscripciones políticas de El Sitio.
Luego sobrevino un largo período de silencio bajo la dictadura franquista, hasta el momento de su recuperación en 1980, de la mano de un grupo de ciudadanos influyentes de la villa, entre los que destacaron como activos promotores Gregorio San Juan, Alfonso Carlos Saiz de Valdivielso, María Jesús Vergara, José Ramón Blanco e Iñaki Legarreta.
Desde entonces la Sociedad El Sitio vive, evoluciona y desempeña su actividad al servicio de los mismos principios que la vieron nacer. La sede histórica de Bidebarrieta se perdió. La fiesta del 2 de Mayo jamás recuperó su carácter oficial. El otrora imponente monumento a los Defensores de Bilbao en Mallona no es hoy más que una columna de mármol erosionada por las inclemencias del tiempo. Pero todo esto no son más que atributos accidentales de una esencia que subyace. En realidad, la Sociedad El Sitio nunca desapareció. Por tratarse de una realidad histórica, tiene su derecho a existir, basado en la resiliencia de las instituciones humanas y el carácter singular de su naturaleza y hechura.
En cierto aspecto, podemos comparar a la Sociedad El Sitio con el busto de Miguel de Unamuno, situado en la plaza que lleva su mismo nombre y de la cual parte todos los años nuestra procesión cívica hacia lo más alto de las calzadas de Mallona. Hace años, unos revoltosos robaron la efigie de bronce y la tiraron a la Ría. Nadie sabe lo que aquellos desaprensivos tenían en mente. ¿Pensaban tal vez que con aquel gesto tan esquizofrénicamente pueril se perdería la memoria histórica burguesa de Bilbao? Unamuno volvió a aparecer. Y hoy sigue ahí, en lo alto de su columna. ¿Qué mejor símbolo de resiliencia que este?
Volvamos a la actualidad, ya que eso es lo que más interesa a la ciudadanía. La Sociedad El Sitio sigue siendo el foro por excelencia del liberalismo histórico de Bilbao. No aspira más que a aglutinar a personas de talante liberal, con independencia de ideologías. No trabaja por conducir a la sociedad civil hacia la papeleta electoral que más convenga. Nuestra misión es lograr que las reglas de la convivencia sean justas y avanzadas en el mejor sentido del término. Y a eso se está.