JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC – 02/01/15
· Lo que más echo en falta al iniciarse este año electoral es que todos ocultan que volver a la situación anterior es imposible.
Discrepan nuestros partidos políticos en todo –principios, fines, medios– menos en que 2015 va a ser un año clave, trascendental, decisivo. Para Europa y, especialmente, para España. Europa seguirá su proceso de unificación, aún no concretado, pues igual puede ampliarse como reducirse. Pero España tendrá que decidir si se une a la normativa común europea o la rechaza. Si prefiere ser una nación o varias. Si elige una democracia parlamentaria o una populista. Al decir España, digo, naturalmente, nosotros, los españoles.
Año de elecciones será, por tanto, de decisiones. Con opciones muy claras: a un lado, el PP, ofreciendo una recuperación larga, lenta, fatigosa. Enfrente, todos los demás prometiendo lo contrario, pero sin mojarse. El PSOE apuesta por un nebuloso federalismo. Podemos, por algo tan real y tan poco constructivo como el romper la baraja. Los nacionalistas enarbolan el paraíso terrenal de la independencia, y los pequeños partidos, su virginidad de gobierno. Opciones para todos los gustos. ¡Hagan juego, señoras y señores!
Lo que más echo en falta al iniciarse este año electoral es que todos, políticos, encuestadores, analistas, ocultan lo más obvio: que volver a la situación anterior es imposible. Y es imposible porque el mundo ha cambiado totalmente. De ahí que, por mucha recuperación que haya, nada volverá a ser lo que era. Para unos, la situación mejorará, para otros, empeorará. Se lo explico con un ejemplo, que es como mejor se entiende: está de moda lamentar el decrecer de la clase media, base de la democracia y de la estabilidad de los Estados. Pero se trata de un error óptico llamado eurocentrismo: creer que Europa es el ombligo del mundo.
En efecto, la clase media decrece en Europa occidental. Pero en el mundo se amplia. En Asía sobre todo, donde vive la mayor parte de la humanidad. También en Hispanoamérica, con Chile a la cabeza. Y en la misma Europa oriental, donde Polonia es un ejemplo. Lo que significa que hoy hay muchísima más clase media que antes. Se ha producido un trasvase de riqueza del primer mundo al emergente, trasvase que continuará, al haber cada vez más países que se ajustan a la revolución de las comunicaciones, a la apertura de nuevos mercados, al desplome de viejas ideologías, al surgir de otras posibilidades, a la aparición de nuevos desafíos.
Con lo que llegamos a la pregunta clave de 2015: ¿qué elegimos los españoles? Porque tenemos que ser nosotros quienes lo decidamos. No nuestros gobernantes ni los europeos. Nosotros. Solitos. ¿Nos apuntamos al nuevo mundo que está surgiendo, mucho más áspero, mucho más duro, mucho más inmisericorde que el conocido, o nos atrincheramos en el anterior, incluso cuando quienes lo inventaron –los escandinavos, los alemanes, los franceses– lo recortan y ajustan? Lo sabremos dentro de un año.
Pero no lo olviden: dependerá de usted, de mí y de millones como nosotros.
JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC – 02/01/15