Manuel Vilas-El Correo
- No había necesidad. Sin necesidad, la política se convierte en capricho y el capricho en tiranía
Por más vueltas que le doy, no puedo comprender la decisión de convocar elecciones generales el 23 de julio. La fecha adecuada era el 23 de septiembre, esa sí, finales de septiembre era lo procedente. En el mes de agosto España cierra. Y en julio casi lo mismo. Yo he sido profesor de enseñanza de secundaria muchos años. Los institutos españoles no están preparados para el calor, pues carecen de aislamiento térmico. Por supuesto, no tienen aire acondicionado, y esos son los edificios en donde la administración suele albergar los colegios electorales. Se van a cocer vivos. El cuerpo es más importante que las urnas. Si te cueces de calor, si estás a más de 30 grados allí dentro, sin que corra el aire, no te ampara ni Pericles, el fundador griego de la democracia. Y la gente que ya tiene pagadas sus vacaciones está temblando ahora. ¿Qué necesidad había de crear angustia en esa gente? ¿Qué necesidad había de amargarle la vida a la gente normal? Lo mismo ocurre con los trabajadores temporales que en el verano se van a la costa a currar en la hostelería. Las personas mayores tendrán que votar por correo, con el agotamiento administrativo que eso produce, por no hablar de la brecha digital. Pida su voto por internet, les dicen a los octogenarios que en julio tenían la ilusión de irse a la playa.
No pensar en la vida de la gente es una decisión política. No saber que la gente el 23 de julio se va de vacaciones, no saber ni eso, indica lo alejado que se está de la España real. No saber que la gente que no tiene aire acondicionado en sus casas, en este país donde el cambio climático se va a dar de forma más dura que en cualquier otro país de la Europa rica, es una ignorancia que dice mucho de quien toma esa decisión. Se esperan olas de calor de cuarenta grados. No hay piedad, tengas pagadas tus vacaciones, tengas gastado todo tu dinero en un viaje estupendo, tendrás que ir a quemarte vivo en un instituto de barriada por el capricho de una persona. Perderás dinero, porque luego ve a reclamarle a una compañía aérea, o a una agencia de viajes, angústiate más, sufre, lucha, muere, vota. Y ahora comienza la ruleta rusa. Cada día que pase sin que recibas una carta de la administración avisándote de que el próximo 23 de julio tienes una cita de 14 horas en un colegio electoral será un día ganado a la depresión, esa que ahora importa tanto. No había ninguna necesidad. Sin necesidad, la política se convierte en capricho, y el capricho en tiranía.