Editorial, LIBERTAD DIGITAL, 4/6/12
Hablar de final de ETA, de nueva etapa, de pasar página, significa dar un carpetazo inaceptable legal, política y moralmente a más de 300 crímenes.
El Observatorio contra la Impunidad anunció este domingo que la Fiscalía de la Audiencia Nacional cuenta con documentación sobre más de veinte atentados mortales de ETA sin resolver, de los que no tenía dato alguno. Dos docenas de crímenes cuyos autores no han respondido ante la Justicia. Dos docenas de víctimas que no han recibido la mínima reparación exigible en un Estado de Derecho. Solo esta cifra ya es lo suficientemente importante para poner en solfa los cambios en la política penitenciaria que está impulsando el Gobierno, con la denominada «Vía Nanclares». Sin embargo, esta es solo una pequeña parte de una realidad tan demoledora como insoportable: en total son 326 los crímenes de la organización terrorista sin resolver. Un 40% de los atentados con víctimas mortales no ha sido, a día de hoy, esclarecido. Hablar de final de ETA, de nueva etapa, de pasar página, significa dar un carpetazo inaceptable legal, política y moralmente a más de 300 crímenes.
La organización terrorista responsable de estos crímenes ni se ha disuelto ni ha entregado las armas, y le ha bastado anunciar el «cese de su actividad armada» para obtener prebendas como la legalización de su brazo político. Desde los medios de comunicación y la política se habla constantemente del «fin de ETA» y se piden más concesiones a los terroristas. La propia organización criminal pedía una «amnistía» en su último comunicado hecho público este fin de semana. Nacionalistas, socialistas y parte del Partido Popular son partidarios de los acercamientos masivos de presos y todo tipo de beneficios penitenciarios. Pero nadie, salvo las víctimas del terrorismo, tantas veces vilipendiadas, pronuncia la palabra que debería estar en boca de toda persona decente: justicia. Una quimera hasta que esos 326 crímenes estén resueltos.
Solo se podrá hablar de final de ETA cuando la banda terrorista se disuelva, entregue las armas y facilite la información a la justicia para que los responsables de todos sus crímenes rindan cuentas ante ella. Mientras quede un solo asesino sin rendir cuentas y una sola víctima sin reparación hablar de final de ETA es una indecencia y plantear cesiones a los terroristas una infamia. Esa es, la exigencia de justicia, la única línea roja que debe marcar el Gobierno antes de iniciar, como lo ha hecho, cualquier cambio en la política penitenciaria. Las víctimas del terrorismo están cargadas de motivos para manifestarse contra la Vía Nanclares, en la concentración que ha convocado Voces contra el Terrorismo el próximo sábado en Madrid. En concreto, 326 razones.
Editorial, LIBERTAD DIGITAL, 4/6/12