EL MUNDO – 02/01/17
· Un terrorista abre fuego en plena celebración de la Nochevieja en una discoteca de Estambul y mata a 39 personas, entre ellas 24 extranjeros.
· Siete minutos de terror en la lujosa orilla del Bósforo. Un total de 39 muertos, al menos 11 de ellos turcos, 24 extranjeros y cuatro aún sin identificar; y 65 heridos, cuatro de ellos graves, según el último balance. No hay víctimas españolas.
La matanza ocurrió en la discoteca más chic de la ciudad de Estambul, símbolo por antonomasia de la vida secular en Turquía. Anoche, varios medios de comunicación locales publicaban cuatro fotografías de quien, se sospecha, fue el atacante del club Reina, que al cierre de esta edición continuaba en busca y captura en un espectacular operativos montado por las Fuerzas de Seguridad. Ningún grupo armado reivindicó ayer la autoría del atentado. El Gobierno y las autoridades religiosas del país han condenado duramente matanza que, por su ejecución, recuerda a pesadillas similares como la sufrida en la sala Bataclan de París, en noviembre de 2015, o en la discoteca Pulse de Orlando (EEUU), en junio de 2016.
Las cámaras de seguridad certificaron que no fueron dos individuos vestidos de Papá Noel, como se dijo inicialmente, sino uno solo, de aspecto centroasiático y ropaje oscuro. Atacó sobre la 1.15 de la madrugada local. Primero mató con un fusil tipo kalashnikov a los guardas de acceso y a un policía. Luego penetró en el club Reina, a esa hora abarrotado con entre 500 y 600 personas, y prosiguió con su matanza. Tras vaciar los cargadores se fue dejando allí el arma.
«No estamos en condiciones aún para hacer afirmaciones sobre la autoría del atentado», afirmó anoche el viceprimer ministro turco, Numan Kurtulmus. El primer ministro, Binali Yildirim, señaló que las autoridades trabajan para obtener información «concreta».
El Reina, una discoteca situada en la orilla europea del estrecho del Bósforo, a la altura de uno de los puentes que lo traviesa, es un punto de cita nocturna de la llamada gente guapa. Su dueño, Mehmet Koçarslan, reconoció en un comunicado que en los últimos días se habían extremado las medidas de seguridad por amenaza terrorista. Pero no fue suficiente.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, compareció por escrito para denunciar un «ataque vicioso» que, aseguró, demuestra que el terror no discrimina en sus intenciones de «herir y matar». «Turquía es firme y hará lo que sea necesario para proteger la seguridad de sus ciudadanos y la paz en la región», declaró, y culpó a los responsables de la carnicería de pretender «sembrar el caos» en su país, donde el temor a atentados está dañando considerablemente la industria turística y la convivencia social.
Turquía libra varias guerras contra el terror simultáneamente. La ruptura del proceso de paz con el PKK en 2015 degeneró en combates en varias ciudades del sureste que han provocado cientos de muertos y medio millón de desplazados. La respuesta al golpe de Estado del pasado julio ha dejado miles de encarcelados y decenas de miles de desempleados. En el norte de Siria, el ejército turco mantiene un pulso contra el Estado Islámico y las milicias kurdas para ocupar 5.000 kilómetros cuadrados.
Por eso el líder del Estado Islámico, Abu Bakr Al Bagdadi, puso en su mirilla a Erdogan a principios del último noviembre. «Ponedla [a Turquía] en vuestra lista de campos de batalla», alertó a sus acólitos. Hace dos semanas los yihadistas publicaron un vídeo ejecutando a dos militares turcos. Esta nueva afrenta demuestra que, si Turquía fue en el pasado objeto de acusaciones de connivencia con el Estado Islámico, eso ya se ha acabado. De hecho, ya se abortó un ataque suyo el Fin de Año pasado en Ankara.
Ninguna organización armada ha reivindicado hasta el momento la masacre. De los 19 atentados que ha sufrido Turquía desde el 15 de junio de 2015 hasta hoy, la mayoría han sido atribuidos o bien a los Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK), un grupo de oscura militancia vinculado a la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), o al Estado Islámico (IS). Los primeros alegan que su objetivo son las fuerzas y cuerpos de seguridad, pero en la práctica atacan donde estos están junto a civiles.
El IS no suele reivindicar sus acciones en suelo turco, se cree, como táctica para confundir sobre la autoría y así provocar tensiones sociales. Con este objetivo seleccionan sus objetivos a conciencia: cuatro de sus siete ataques eran contra simpatizantes kurdos o de izquierdas; el resto, contra objetivos turísticos.
EL MUNDO – 02/01/17