- La izquierda es esa ideología a la que todos querríamos votar para sentirnos moralmente superiores, pero que no deja de hacer todo lo posible para librarnos de tan funesta manía.
2. Porque ya era suficientemente malo tener que renunciar a la libertad y la prosperidad para conseguir la igualdad como para que ahora te digan que ni libertad, ni prosperidad, ni igualdad, salvo si eres nacionalista catalán o vasco. Claro que ni siquiera ellos disfrutan de esas tres singularidades, sino sólo de sus sucedáneos: en vez de libertad gozan de impunidad, en vez de prosperidad gozan de privilegios, y en vez de igualdad gozan de comunitarismo.
3. Porque la superioridad moral no se come (aunque es cierto que muchos viven hoy muy bien de ella: antes se les llamaba «curas» y hoy se les llama «progresistas»).
4. Porque es preferible pedir trabajo a pedir limosna. Limosna del Estado, además, que es la peor posible porque su precio eres tú.
5. Porque no soy lo suficientemente rico como para darme el lujo de ser de izquierdas o como para chotearme de miles de personas que se quedan en paro por MIS políticas.
Paguen a hacienda al salir https://t.co/5gLaVvIso9
— Íñigo Errejón (@ierrejon) November 18, 2021
6. Porque a pesar de haber nacido en Cataluña no le veo el menor atractivo a la épica de la derrota ni tampoco a su vástago sietemesino, el victimismo.
7. Porque los desequilibrios emocionales de nuestros líderes políticos no deberían ser socializados a la fuerza ni mucho menos inmortalizados en una ley como si fueran problemas colectivos y no estrictamente personales.
8. Porque el género no existe y los gustos sexuales no deberían siquiera ser considerados una categoría política.
9. Porque a partir de determinada edad, digamos los 12 años, resulta humillante descargar en los demás la responsabilidad por los propios fracasos personales («la profesora me tiene manía», «España es un país racista / machista / franquista», «la culpa del lamentable estado de mi región es de España / el capitalismo / el heteropatriarcado / el neoliberalismo / el colonialismo»).
10. Porque es inmoral defender en público unas ideas mientras en privado disfrutas a dos carrillos de los beneficios generados por la ideología opuesta.
11. Porque hay mucha gente de derechas que conoce razonablemente bien cómo piensa alguien de izquierdas, pero raras veces te topas con alguien de izquierdas que conozca cómo piensa verdaderamente alguien de derechas. Jonathan Haidt ha escrito libros enteros sobre este punto en concreto.
12. Porque no he conocido todavía al izquierdista que acepte de buen grado que sus teorías políticas le sean aplicadas a él. Como en el chiste, «quiero impuestos a los coches, a los camiones y a las motos, pero no a las bicicletas, porque coche, camión y moto no tengo, pero bicicleta sí». Un socialista es siempre la excepción personal que confirma la regla general colectiva.
13. Porque la épica de la revolución es una horterada.
14. Porque no quiero que me obliguen a caminar hacia un paraíso terrenal que siempre queda justo detrás del horizonte. A otro burro con esa zanahoria.
15. Porque la izquierda juzga al capitalismo por el peor de sus resultados y al socialismo por la mejor de sus intenciones sin darse cuenta de que el peor de los resultados posibles del capitalismo es cien veces mejor que la mejor intención del socialismo. Aunque sólo sea porque el primero es real y la segunda, sólo un cuento pueril.
16. Porque, como dice el viejo aforismo, uno es de izquierdas en aquello de lo que no sabe nada y de derechas en aquello que conoce muy bien. Y yo ya tengo una edad para conocer muchas cosas muy bien. Entre ellas, que el socialismo no funciona. Salvo para sus líderes, claro.
RT de forma no-irónica a este hilo que parece escrito por su padre. Porque al final los fachas siempre tenemos razón. Bienvenida al equipo, Lilith. https://t.co/WTs0gTuwR7
— Ignacio Raggio RESUCITADO (@MediMoral) November 26, 2021
17. Porque el caos generado por la izquierda no es creativo y ni siquiera nihilista o estéticamente agradable. Es sólo infantil.
18. Porque no soy lo suficientemente racista como para decirle a una musulmana que el hiyab que lleva puesto la «empodera como mujer».
19. Porque no busco que la política me emocione o me consuele, sino que me solucione problemas.
20. Porque pagar impuestos no es bueno per se.
21. Porque no hay palabra más prostituida que la de redistribución.
22. Porque un impuesto no es más que el producto de la incapacidad de los políticos de izquierdas para solventar los problemas cuya solución parecían tener tan clara cuando se presentaron a las elecciones. Con dinero ajeno también soluciono yo el mundo.
23. Porque mi rango moral es más amplio que el de un izquierdista medio y por eso entiendo cosas que él no comprenderá jamás. Esto también lo explica Jonathan Haidt, que no es precisamente un derechista cerril, en su libro La mente de los justos.
24. Porque tus sentimientos, tu sensibilidad y tu empatía me importan un rábano y tu identidad, dos. Sobre todo si me van a costar dinero o arrebatarme la libertad.
#Fidel: Nosotros hemos vivido la experiencia de una historia revolucionaria, y podemos decir que los sentimientos nobles, la capacidad de sensibilidad de nuestro pueblo, la bondad que siempre hay en el pueblo… ha constituido para los revolucionarios un estímulo en su vida. pic.twitter.com/1c7HvN4wOt
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) November 22, 2021
25. Por Pablo Echenique y tantos como él, sobre todo en el mundo del periodismo. Personas que no están en política para mejorar la vida de los demás (aunque sea desde un punto de vista descomunalmente equivocado, como Irene Montero) sino para joder.
26. Porque el rencor social no debería ser considerado una ideología.
27. Porque la separación de poderes, la presunción de inocencia, la igualdad ante la ley y el Estado de derecho importan.
28. Porque sólo los tontos confunden los medios con los fines.
29. Porque las lenguas no son cultura.
30. Porque tu folclore no te convierte en un ciudadano con derechos diferentes (es decir mejores) que los ciudadanos del pueblo de al lado.
31. Porque ser de izquierdas te obliga a escribir largo, tedioso y, sobre todo, hueco. No hay texto icónico de la izquierda que, tras su paso por las tijeras de podar, no quede reducido a tres únicas ideas: «Dame, dame, dame».
32. Porque ser de izquierdas te obliga a vivir en una contradicción irresoluble. Desprecias el país que aspiras a gobernar. Te burlas de las costumbres y de los gustos culturales (e incluso gastronómicos) de la clase social que aspiras a representar. Atacas los mismos derechos que dices querer «ampliar». Criminalizas a quienes los defienden. Consideras «fascistas» a los mismos ciudadanos a los que llamas «pueblo» si estos no te votan. Y, sobre todo, y por encima de todas las cosas, te desprecias a ti mismo.
33. Porque concederle el poder a una persona que atesora las características anteriores es una idea del que asó la manteca.
34. Porque izquierdistas leídos quedan media docena en España. Félix Ovejero, Félix de Azúa, Montano, Savater, Arcadi Espada y Javier Marías. Cosa diferente es que la izquierda verdaderamente existente, por leídos, no los considere de izquierdas.
35. Porque es hipócrita anunciar mesiánicamente la degradación del mundo cuando es precisamente esa supuesta degradación la que te permite presentarte como un ser moralmente superior al resto.
Los mayores hipócritas en torno a la «apertura de fronteras», según el filósofo Slavoj Žižek (vía @Yesu_1995). pic.twitter.com/qtruu8QZDE
— miguel ángel quintana paz (@quintanapaz) November 25, 2021
36. Porque los apocalipsis anunciados por la izquierda nunca se hacen realidad, pero los estragos provocados por la lucha de la izquierda contra esos molinos sí acaban siendo reales.
37. Porque la izquierda ha acabado con el humor en España. Ahora ya no existen la ironía, el sarcasmo, la mordacidad, la causticidad, la retranca, el retintín o la acidez. Sólo la mofa, que es el sentido del humor del acosador que se sabe impune.
38. Porque la izquierda ha acabado también con el sexo y con todo lo que lo hacía interesante. Ahora todo es ideología, hasta en la cama.
39. Porque la socialdemocracia, que se finge centro, no es más que el mes de prueba de la versión premium del comunismo. Y ese mes puede ser más o menos largo, pero siempre, siempre acaba caducando.
40. Porque si la única opción que me ofrece la izquierda es la de perder mi libertad a cambio de un bien social supuestamente superior, entonces me quedo con la versión china de ese autoritarismo, que al menos me concederá una casa en propiedad, un trabajo para toda la vida, la posibilidad de criar una familia y, sobre todo, paz social.
41. Porque no hay soberana insensatez propuesta por la izquierda que no cuente con una montaña de estudios, un volquete de papers y un batallón de politólogos vaticinando que esta vez sí, de verdad de la buena, la soberana insensatez va a funcionar. Idea estúpida + ideología + rencor social + academicismo de salón + niputaideismo de cómo opera la realidad = socialismo.
Los ingresos de los funcionarios provienen del gasto del Estado, no de ningún impuesto. Eso es un mito para que la gente crea que el Estado es un parásito. Es sólo un mito.
— Eduardo Garzón (@edugaresp) December 29, 2019
42. Porque el socialismo es una ideología parasitaria que opera sobre la prosperidad generada por sus rivales ideológicos. Cuando esa prosperidad se agota, y siempre lo hace, el socialismo queda desnudo y expuesto a la intemperie de la realidad, con su incapacidad para generar nada de valor o mínimamente bello a la vista de todos sus ciudadanos.
43. Porque el Estado sólo debería tener tres funciones: proporcionar seguridad, sanidad y una razonable educación mínima (y común) a sus ciudadanos. El resto es vicio, corrupción o autoritarismo.