EL MUNDO 30/09/14
LUIS MARÍA ANSON
EN LA próxima primavera se elegirán en Cataluña 946 alcaldes. Unas semanas después, 750 de ellos proclamarán en los plenos de los Ayuntamientos la independencia y declararán persona non grata a Felipe VI, Rey de España. Ese es el proyecto de la ANC.
¿Adónde, adónde hemos llegado? Mariano Rajoy y Pedro Arriola podrán seguir empeñados en que aquí no pasa nada, en que el tiempo lo arregla todo. Pero sí pasa. La degradación de la vida política española está llegando a extremos insoportables, con un País Vasco enseñoreado por los proterroristas y una Cataluña zarandeada por los secesionistas. Ciertamente la culpa inicial es de Adolfo Suárez, Fernando Abril y Clavero Arévalo con la fórmula estúpida del café para todos. Ciertamente, la política zapatética dio el poder a los proterroristas en Guipúzcoa y en docenas de ciudades vascas; y desencadenó la torrentera secesionista en Cataluña. Pero la lenidad, la indiferencia, la falta de reacción, la pasividad del Gobierno Rajoy, su debilidad extrema, en fin, han provocado la situación límite a la que ha llegado la unidad de España tras cinco largos siglos de Historia común.
La gran política consiste en prevenir no en curar. Nada de lo que está ocurriendo se habría producido si se llega a negociar hasta la extenuación, si se hubiera dado sensación de fortaleza y no de pusilanimidad. Ahora, a la defensiva, con la gangrena ya extendida, los parches del Consejo de Estado y del TC no resolverán el fondo de la cuestión.
Sería injusto no reconocer que Rajoy ha acertado con las medidas para combatir la crisis económica dejada por Zapatero, con un déficit que no fue de 6 puntos en 2011 sino que rozó los dos dígitos. Pero el problema más grave con que se enfrentaba España, con que se enfrenta nuestra nación, no es económico sino político. Conviene no confundirse. La unidad de España está en riesgo. Y no se trata de ganar una partida circunstancial como el órdago del 9-N sino que es necesario derrotar el entero desafío secesionista, y eso exige una estrategia común de PP y PSOE para muchos años.
Aseguran los que le rodean que Mariano Rajoy tiene un bien articulado plan para controlar el acoso secesionista. Y que es impenetrable porque el secreto de lo que piensa hacer resulta imprescindible para su eficacia. No todos comparten la fe sin fisuras en la política monclovita. Hay quienes piensan que Mariano Rajoy es impenetrable porque no tiene nada que penetrar.