EN EL Estado Plurinacional de Bolivia, que suma 10 millones de habitantes, se integran 36 naciones, cada una de ellas con sus fronteras y su idioma propio, en los departamentos de Beni, La Paz, Pando, Santa Cruz, Tarija, Cochabamba, Oruro, Potosí y Chuquisaca.
La nación Pacahuara, por ejemplo, cuenta con 46 habitantes; la nación Bauré, 976; la nación Cayucaba, 645; la nación Aymara, 2.098.317; la nación Guarasu, 31; la nación Yuracaré, 2.755; la nación Guarayo, 9.863; la nación Araona, 90; la nación Chácobo, 501; la nación Chiquitano, 187.248; la nación Siriono, 308; la nación More, 101… El idioma que se habla en cada una de estas naciones es oficial en Bolivia, junto al español.
Nada más hacerse público que Pedro Sánchez ha decidido convertir a España en un Estado Plurinacional al estilo de Bolivia, se ha reverdecido la esperanza de las naciones que anidan en el territorio español, sojuzgadas cruelmente por el feroz centralismo imperial de Madrid. La Asociación Independentista de Cartagena ha sido la primera en dirigirse al Ministerio de Asuntos Exteriores reclamando su reconocimiento como nación, tras recordar la gloriosa fecha de 1873 en que se declaró independiente. Jumilla hizo lo mismo aquel año y anunció públicamente que si su vecina la nación murciana traspasaba sus fronteras, «Jumilla se defenderá como los héroes del 2 de mayo, triunfará en la demanda y no dejará en Murcia piedra sobre piedra».
Según me cuentan, ahora en pleno siglo XXI, el partido por la Independencia Gijonesa ha declarado que no acepta su integración en la nación de Asturias, dominada por Oviedo, y se propone reclamar la soberanía nacional de Gijón. Varias agrupaciones tarraconenses, una leridana y otra sabadellense, luchan contra el yugo centralista de Barcelona y aspiran a que Tarragona, Lérida y Sabadell ejerzan el derecho a decidir y sean reconocidas como naciones en la España Plurinacional. Las 5 principales islas baleares y las 7 canarias desean constituirse en 12 naciones soberanas, amparadas por la geografía y por la historia. Valladolid, por su parte, no quiere saber nada de León ni León de Valladolid, y aspiran cada una de las dos ciudades a la independencia. No se descarta que en Andalucía haya que proclamar al menos una veintena de naciones soberanas.
Tras la España de la Transición y el Estado de las Autonomías, el PSOE sanchista parece dispuesto, en fin, a edificar la España de las 101 naciones independientes. El ciento y la madre, supongo que esta última sería la vieja España. Ni siquiera se salva Madrid. La agrupación podemita para la soberanía de Torrelodones ha decidido ya que el próximo 2 de octubre sus ciudadanos ejerzan el derecho a decidir y proclamen al pueblo madrileño nación independiente.
Nada más lógico, por supuesto, que imitar a Bolivia que ha sido un modelo de estabilidad. Desde su independencia en 1825, solo ha padecido 191 golpes de Estado. El hallazgo de Sánchez constituye una sagaz solución y es, sin duda, el futuro que desean para España las nuevas generaciones podemitas que trabajan para modernizar nuestro país con las 101 repúblicas de taifas que se dibujan en el horizonte.