Controlar al Gobierno

Tonia Etxarri-El Correo

Un eslogan que las promociones publicitarias han puesto en circulación entre los medios expresa sobre todo un deseo (‘juntos podemos, juntos saldremos de ésta’) pero se da de bruces con la política. La idea de un gran pacto que recogiera el espíritu de la Transición no se ha mantenido en pie ni una semana. La soberbia del Gobierno y la desconfianza de la oposición han sido el motor del recelo.

Saben que si no quieren seguir prolongando la agonía (la económica está llamando a la puerta para tomar el testigo de la sanitaria) tendrían que empezar por retomar las nociones básicas del consenso. Pero el papel de Podemos como factor incompatible con el diálogo transversal es la causa de las suspicacias de la oposición. Y ahí está el nudo gordiano: Sánchez no se desprenderá de Iglesias. Si mantiene al principal impedimento de la conciliación del sueño y del consenso, la idea de un gran pacto transversal cae por su propio peso.

Nunca hemos vivido en una situación tan crítica socialmente desde que se recuperó la democracia en este país. Desconfiados ante la improvisación. Confundidos ante tantos bandazos. Ya no nos fiamos ni de la OMS. ¿Nos hallamos en una fase dura de la pandemia o se acerca el fin del confinamiento? Sobrecogidos ante las muertes sin duelo. Asustados ante un futuro en el que se adivina que la vida, con mascarillas y sin aglomeraciones, será menos confortable. Que se nos escapa de las manos el estado del bienestar. «Llegará un momento en el que haya que levantar el cerrojazo porque, si no, la alternativa a la pandemia será el hambre», ha sentenciado el gran Romagnani desde su cátedra emérita de Florencia.

Del aprendizaje de esta crisis hemos extraído la conclusión de que las acciones unilaterales y descoordinadas nos abocan a duplicidades innecesarias. Por eso el lehendakari en el Parlamento vasco, como Sánchez en el Congreso, deben rendir cuentas.

El presidente del Gobierno someterá hoy a votación la nueva prórroga del estado de alarma. Pero no será hasta la semana que viene cuando las Cortes recuperen las sesiones de control al Gobierno. Lo venía reclamando la oposición. También en el Parlamento vasco, cuya Diputación Permanente se reunirá el próximo 17 de abril.

Después de casi dos meses de parálisis parlamentaria, la oposición ha forzado la reunión con el lehendakari. El Reglamento de la Cámara solo prevé que este tipo de sesiones sean presenciales. Pero en situaciones excepcionales y con los métodos telemáticos, la democracia institucional es posible. Solo hace falta voluntad política para ejercerla.