8 apellidos vascos

RAÚL DEL POZO, EL MUNDO 20/03/14

· El humor, la creación más sutil de la inteligencia, no suele ser practicado por los nacionalistas. Parece que carecen de sentido del humor los autores de la Biblia, la gente del fútbol y los patriotas de lo pequeño.

La Biblia tiene libros muy bien escritos, escenas turbulentas, eróticas y bélicas, incluso surrealismo y ciencia ficción, pero carece de pasajes divertidos. Todos los textos son para acojonar.

La ausencia de humor ha pasado a ser una de las características del abertzalismo; ni siquiera practican el humor negro del «español al cuadrado». Quizás ese humor lo ejerzan más las víctimas, como cuenta Freud: «Un condenado a la horca el lunes exclamó: ‘Linda manera de empezar la semana’».

Los vascos se toman en serio sus propios mitos, como ése de los apellidos y, según Pío Baroja, los García, López, Rodríguez, Sánchez fueron los primeros apellidos vascos. Luego se les añadieron los nombres de los lugares de origen, porque todos se llamaban igual. «Si un vasco se llama López y es rico o tiene título, ya no es un maqueto».

Borges añade: «Yo tengo sangre vasca, pero cuando enumero mis orígenes soy muy cuidadoso en olvidarme de los vascos, que se han pasado la vida ordeñando vacas». Ahí se pasa. Olvida que conquistaron-emanciparon América y dieron la vuelta a los océanos.

Sobre el cuento o leyenda de los apellidos y sobre los tópicos y chistes regionales se ha montado la película que arrasa: Ocho apellidos vascos, de Emilio Martínez Lázaro.

La carcajada estruendosa nos recuerda cuánta felicidad debemos al cine cómico y a las maravillosas comedias americanas. A Charlot, a Cantinflas, a Berlanga, a Tito Fernández, a Santiago Segura…

Este choque psicológico y cultural entre Lepe y el País Vasco ha resultado una catarsis cómica, provocadora y divertida. Un señorito andaluz y del Betis, camarero de tablao, de rebujito y flamenco, se enamora de una maravillosa vasca y se hace pasar por un euskaldún de muchos apellidos. Chocan el ángel, el tópico, las realidades y los prejuicios.

El humor es como el ácido sulfúrico y la risa, si no se basa en la humillación del contrario, es un arma contra la crueldad y la opresión.

Naturalmente, la película no ha gustado a los abertzales. Gara escribe que los vascos no están interpretados por vascos y la historia es el resultado de una España involucionista gobernada por la derecha más rancia.

Lo que olvidan decir es que hacer llorar es fácil, como han demostrado lo terroristas tantos años. Lo difícil es hacer reír; y aún más, sonreír.

RAÚL DEL POZO, EL MUNDO 20/03/14