El PP va a celebrar su Congreso de Castilla-La Mancha en Puertollano, una ciudad de unos 50.000 habitantes, famosa por haber tenido de alcaldesa a Isabel Rodríguez, actual ministra de Política Territorial, además de ser la portavoz del Gobierno Sánchez. De menos venimos. Su antecesor en Política Territorial era Miquel Iceta y las anteriores portavoces (¿o se dice portavozas?) del Gobierno, Petisú Montero e Isabel Celaá, no sé si me explico.
Puertollano es el lugar en el que se va a ventilar el contencioso surrealista que se ventila en las alturas PP por la presidencia del partido en la Comunidad de Madrid. Es difícil comprenderlo porque no se conoce un precedente en el que el presidente de la Comunidad no sea ungido presidente del partido al que pertenece, salvo el caso del País Vasco, que mantiene su bicefalia clásica, con incompatibilidad entre la Lehendakaritza y la Presidencia del EBB.
El PP tiene la presidencia en cinco comunidades autónomas y en la ciudad de Ceuta. Nadie se imagina que a los presidentes autonómicos de Andalucía, Castilla y León, Galicia y Murcia, o al presidente de la ciudad de Ceuta se les hubiera cuestionado para presidir el partido en sus respectivas autonomías o en su ciudad. No tiene lógica que se le vaya a discutir la idoneidad precisamente a Isabel Díaz Ayuso, muy especialmente después de su apabullante victoria en las elecciones del 4 de mayo pasado. Hay una lógica elemental en ello. ¿Con qué argumentos podrá un partido pedir el voto al público en general para su candidato cuando no confía en él, ella en este caso, lo suficiente para encargarle el Gobierno de un asunto de importancia menor como el partido?
Este argumento parece muy evidente. Por eso no se entiende que Pablo Casado se vaya a enfrentar al asunto de este fin de semana con un florilegio a Ayuso: “Lo que yo puedo decir sobre Isabel Díaz Ayuso es que una excelente presidenta y, por ejemplo, acaba de presentar unos Presupuestos muy necesarios y una bajada fiscal que es muy necesaria. Sus políticas las compartimos siempre, y yo, como es conocido, desde hace muchos años”. Podía haber añadido algo sobre sus resultados electorales y las encuestas que la llevan con viento de cola.
Por eso no se entiende que al opinar sobre el conflicto diga: “Yo no puedo opinar. Se presentará quien quiera, ganará el que decidan los militantes y tendrá todo el apoyo de la dirección nacional, como siempre”. Parece que la presidenta madrileña va a ofrecer un pacto en la elaboración de las listas para resolver la crisis. Una lista encabezada por la presidenta que lleve de Poulidor al alcalde de Madrid, compondría eso que se llama un ticket ganador, a condición de que Martínez Almeida se aclare pronto y sepa cual es el único puesto en el que puede jugar este partido. Pablo Casado debería hacer una lectura atenta de todas las encuestas que se están publicando desde el verano hasta la fecha. Recordaré lo que ya le anticipaba en la última columna: no hay un solo sondeo que no ponga al PP la condición de pactar con Vox para sacar a Sánchez de la Moncloa y sus expectativas han disminuido desde que ha aflorado el conflicto de Madrid.