Sangre, sudor y lágrimas le van a costar a Pedro Sánchez sus pactos con los separatistas, pongamos que en esta ocasión hablo de los catalanes, que van a reproducir una versión puesta al día del viejo chiste del paciente aprensivo y el dentista, actualizada por una paráfrasis de aquella memorable frase de Lauren Bacall en Tener y no tener: mientras lo tienen cogido por salva sea la parte, le susurran: “si lo necesitas, silba”.

Ya ha pasado a mejor vida lo que un día pudo parecer un pacto estable cuando lo era solo de investidura. Le están cobrando un huevo de la cara (que diría Maruja Torres) por cada voto que necesita en el Congreso con la promesa más o menos implícita de que le dejarán colgado en el momento más insospechado. Bueno, insospechado no, ya lo veníamos avisando: Los votos negativos a las propuestas de Sánchez no están dirigidos solo ni principalmente al Gobierno de la Nación, sino a la competencia independentista.

Sin embargo, los dos dirigen sus amenazas al PSOE. El último aviso ha sido formulado a propósito de las competencias en materia de inmigración que el sanchismo se había comprometido a traspasar a comienzos de año: era el precio por la aprobación de dos decretos que al Gobierno le interesaba aprobar sobremanera: el decreto ómnibus que podría suponer 10.000 millones de los fondos europeos y el de las medidas anticrisis. El precio era el traspaso de las competencias de inmigración. También consiguieron los postconvergentes un cambio para impedir que una cuestión prejudicial presentada por un juez ante la Justicia europea retardase la aplicación de la Ley de Amnistía al menos un par de años. También se aprobó con la abstención de Junts la reforma de la ley de sociedades para que vuelvan a Cataluña las empresas desterradas fuera de la Comunidad Autónoma por el procés y que son más de 8.000.

Ahora va el PSOE y dice que no, que no puede ceder las gestión integral de la inmigración porque es una competencia exclusiva del Estado, mientras Junts opina que se trató de una competencia con todas las de ley, o sea, que comprendía el control de fronteras y la expulsión de los inmigrantes que hubieran delinquido.

¿Cuál de los dos negociadores se llevará el gato al agua? Pues depende de lo que aprieten  los nacionalistas. El ministro del Interior había declarado que el control de fronteras y de los flujos migratorios es competencia exclusiva del Estado. O sea, la Constitución, pero eso no es muy relevante; el mismo ministro había declarado que la amnistía era inconstitucional y luego acabó encontrándole un encaje perfectamente constitucional. Además, para esas sutilezas está el artículo 150.2 de la Carta Magna que establece la posibilidad de transferir a las Comunidades Autónomas competencias del Estado “que por su propia naturaleza sean susceptibles de transferencia o delegación”. Todo consiste en hallar un significado conveniente para el término ‘susceptibles’. Tengo para mí que Sánchez acabará cediendo por una razón estadística. No hay un solo disenso que no se haya resuelto en favor de los nacionalistas. Además, el conflicto se plantea en medio de la negociación de los Presupuestos. Como si esta tropa necesitara pretextos.