Julián Quirós-ABC

  • Antes deberá pedirnos perdón a nosotros Giorgia Meloni por el predecesor de Hernán Cortés, aquel genocida Escipión que arrasó Hispania con las legiones romanas

El presidente mexicano, López Obrador, bien podría haber sido un camarada de Miguel Ángel Revilla, o incluso el mismísimo Revilla, si no hubiera sucedido un accidente que cambió el curso de la historia familiar. Sin esa eventualidad, López Obrador habría podido ser un ardiente falangista en su juventud para acabar acampando en el bando del populismo de izquierdas, en el regionalismo de Revilla o en el podemismo sanchista. El abuelo de AMLO abandonó su pueblo natal de Ampuero, a poco más de cincuenta kilómetros de Santander, para emigrar a México y rehacer su vida y así España perdió un nieto y ganó un enemigo algo bufón que exige disculpas a Felipe VI por la conquista. Pero antes deberá pedirnos perdón a nosotros Giorgia Meloni por el predecesor de Hernán Cortés, aquel genocida Escipión que arrasó Hispania con las legiones romanas. Doscientos años después de la independencia, lo que hoy es México lindo y querido sólo cabe achacarlo a los mexicanos, que no estamos ante una novela de García Márquez.