Bieito Rubido-El Debate
  • Se está estableciendo un marco mental contrario a todo lo que ha representado la España luminosa y brillante de su reinado, una de las mejores etapas de nuestra historia

Esta irrefrenable fiebre de atacar a don Juan Carlos por parte de los canales del duopolio televisivo, al que se ha unido incompresiblemente RTVE, no crean ustedes que es inocente o casual. Detrás de esta campaña se esconde algo más perverso. Se utiliza la figura del padre del Rey para desprestigiar a la Monarquía, a la Transición y a la propia Constitución. Al mismo tiempo, se levanta una cortina de humo para que el ciudadano bienintencionado no repare en todo el desastre que este Gobierno está protagonizando. Atentos a las próximas decisiones de los tribunales y a la evolución de los casos que afectan al Gobierno y a su presidente.

El Rey don Juan Carlos es ahora mismo una persona indefensa. No puede defenderse de tanta insidia y de tanta media verdad y media mentira. Los enemigos hablan y los amigos callan. De esta manera se va estableciendo un marco mental contrario a todo lo que ha representado la España luminosa y brillante del reinado de don Juan Carlos. Una de las mejores etapas de nuestra historia. Un tiempo en el que volvimos a ser una potencia y en el que éramos protagonistas internacionales hasta que un atentado en 2004 se llevó por delante no solo la vida de doscientas personas, sino también los consensos y la concordia política de nuestra nación.

Créanme que no es casualidad esa campaña que pueden ver en algunos canales de televisión. Audios antiguos, fotos del pasado, situaciones escabrosas e interpretaciones torticeras en torno a la figura del monarca que trajo la democracia solo se pueden explicar desde un objetivo tan perverso como el de desprestigiar el tiempo en que de verdad éramos exactamente eso: una democracia.

Algún lector se preguntará mientras lee estas líneas: ¿Acaso, no somos una democracia ahora? Lo somos formalmente, pero la calidad de esta nos lleva a los peores lugares. Fíjense: nos gobierna un señor que perdió las elecciones y, para mantenerse en el poder, ha decidido pactar con un grupo que hasta hace poco mataba y con otros que quieres destruir el país. ¿Consideran que eso es normal? Para que no reflexionen sobre ello, seguirán ofreciéndole viejas páginas, manchadas de grasa, de viejos ejemplares de la revista Interviú.