Ignacio Camacho-ABC
- Si juegas con tahúres y no localizas al primo en la primera mano es que el primo eres tú y no te has enterado
Se la han metido doblada. Estaban los unos enfrascados con la semana de cuatro días y los otros dale que te pego a la matraca de los ‘menas’, y les han hecho la pirula a todos a la vez sin que se diesen cuenta. Ahora están corridos de vergüenza. El caso lo merece: la oposición al completo ha votado a favor de una reforma legal que rebaja las penas a más de cuarenta presos de ETA y se ha tenido que enterar por la prensa. Leyeron ayer ‘El Confi’ –enhorabuena, colegas– y se les demudó ‘la color’ como a aquel infante del romancero que cabalgaba a la jineta. Es verdad que la conciliación familiar y los problemas migratorios dan más votos que el terrorismo, pero en política hay que estar, siquiera de cuando en cuando, atentos a los principios. Ya saben, esos valores morales abstractos y no siempre bien comprendidos cuya defensa implica ciertos compromisos, entre ellos el de tenerlos presentes a la hora de aprobar preceptos legislativos. Más que nada por no hacer el ridículo.
A ver, el asunto hubiera salido adelante igual, porque para estas cosas la mayoría Frankenstein funciona como un bloque unánime. El bochorno viene de que los partidos de la derecha, el PP, Vox y hasta UPN, se hayan retratado como pardillos con su voto favorable. Con tanto asesor y tanto politólogo como tienen en nómina ni se les pasó por la mente que bajo la inocente trasposición de una directiva europea sobre homologaciones judiciales había una trampa para elefantes: nada menos que el modo anticipado de sacar a un montón de asesinos a la calle. Lo más siniestro de la banda, nada de secundarios ni figurantes: Txapote, Amboto, Gadafi, Kantauri, Olarra Guridi, Arregui Erostarbe y así hasta cuarenta carniceros responsables de un verdadero río de sangre. Lo quieren arreglar en el Senado pero como nadie ha presentado enmiendas parece demasiado tarde. Ante tal panorama, la Asociación de Víctimas no ha podido menos de preguntarse si queda alguien al volante.
Lo hay, pero en el autobús del equipo contrario. Un equipo acostumbrado al juego subterráneo. Y el PP, al que corresponde la mayor cuota del oprobio por su peso parlamentario, no termina de asumir que se enfrenta a un manojo de consumados ventajistas al mando de un profesional del engaño. Y que cuando Bildu calla y no pide precio por su respaldo es que ya ha cerrado bajo cuerda algún pacto. Para empezar, el año que viene los batasunos podrán recibir con banderolas al tipo que le descerrajó la nuca –después de maniatarlo– a Miguel Ángel Blanco. Y a partir de ahí, en cuanto el PNV baje un poco los brazos, igual hasta lo nombran viceconsejero de algo. Con esta gente si no has localizado al primo de la partida en la primera mano es que el primo eres tú y no te has enterado. El problema de dejarse humillar, y encima colaborando, es que uno se acomoda al agravio y luego ya no hay modo de recomponer la cara de fracaso.