Cristian Campos-El Español

Esto dice la publicidad: «El País estrena en exclusiva Moncloa. 4 estaciones. El documental maldito que nadie quiso emitir».

Convendría saber, claro, los motivos por los que nadie lo quiso emitir. ¡Hay tantos motivos por los que uno podría no querer emitir un documental sobre Pedro Sánchez!

Pero cabe la posibilidad, efectivamente, de que sobre Sánchez pese una omertá.

Porque, a fin de cuentas, ¿quién es Pedro Sánchez? Apenas el presidente del Gobierno.

Un hombre que sólo cuenta entre sus manos con las humildes huestes del Tribunal Constitucional, la Fiscalía, el CIS, el Banco de España, el Consejo de Estado, el Tribunal de Cuentas, el CNI, la Comisión Nacional del Mercado de Valores, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, la SEPI y el INE.

¿Y adónde vas con eso hoy en día?

Un hombre sin apoyos mediáticos más allá de RTVE, la Agencia EFE, El País, la SER, El DiarioPúblicoInfolibreEl PluralLa VanguardiaEl PeriódicoEl Periódico de EspañaNewtral, el Huffington PostLa MareaEl SaltoCTXT Demócrata.

Todos ellos podrían haber comprado el documental. Pero no lo quisieron. Ya es mala suerte. Hasta ahora, claro. Algo habrá pasado.

Un hombre cuyos amigos a duras penas controlan AENA, Renfe, Red Eléctrica, Indra, Correos, Paradores, Hispasat, Enagás y el CSIC.

Por no hablar del poder territorial, que está casi por completo en manos de sus enemigos.

Porque ¿qué controla hoy el PSOE, ese partido que apenas ha gobernado en España veintisiete de los últimos cuarenta y dos años?

Sólo Cataluña, la segunda comunidad más rica de España. Y su capital, Barcelona. Además de Castilla-La Mancha, Navarra y Asturias. Bueno, y el País Vasco por testaferro interpuesto, ya que el PNV le debe la presidencia y la gobernanza.

Y eso por no entrar en el tema del dinero.

¿Cuánto dinero controla Pedro Sánchez, eh?

Calderilla.

Sánchez sólo preside un país con un PIB de 1.600.000.000.000 euros.

Es cierto que dirige un Gobierno con un presupuesto de 200.000 millones de euros. ¿Pero adónde va uno hoy en día con esa minucia en el bolsillo? ¿Adónde vas hoy con un presupuesto equivalente al PIB de Nueva Zelanda, Hungría o Argelia?

Ni a la esquina.

Sánchez es un hombre silenciado y al que únicamente han entrevistado medios minoritarios como La 1, La Sexta y la SER. Todas las veces que le ha dado la gana a él, sí. Y mientras rechazaba en docenas de ocasiones ser entrevistado por muchos otros periodistas que le han pedido repetidamente, una y otra vez, una entrevista. Es cierto.

Pero Sánchez es un hombre silenciado.

Un hombre que sólo cuenta con la sala de prensa de la Moncloa para emitir sus mensajes.

Bueno, y el BOE. ¿Y qué poder tiene el BOE en España, eh?

Ná. Fruslerías.

Sánchez es un hombre honrado sobre el que no pesan más sospechas de corrupción que las que acechan a su mujer, su hermano, su número dos durante seis años y su fiscal general. Vamos, nada. Una corrupción, además, que nada más mancha a la presidenta del Congreso de los Diputados y a su ministro de Política Territorial, además de a un tal Víctor Aldama, con el que sólo se ha visto unas pocas veces.

Un hombre arrinconado, casi atado de pies y manos, y al que sólo se le ha concedido margen político para reducir las penas o sacar de la cárcel a 1.500 agresores sexuales, cinco decenas de terroristas de ETA, algunos golpistas, unos pocos cientos de implicados en el golpe de Estado catalán de 2017 y un puñado de malversadores.

Ah, bueno, y a sus compañeros socialistas condenados por el mayor caso de corrupción de la historia de la democracia. El de los ERE andaluces.

Un hombre sincero, que jamás ha mentido y que siempre ha cumplido lo que prometía. Como esas 200.000 viviendas públicas hoy ocupadas por 200.000 familias españolas necesitadas. En nuestra imaginación, sí. ¿Pero qué sería de nosotros si la ultraderecha nos quitara también la libertad de imaginar que el socialismo funciona, eh? ¿Que haríamos sin libertad para delirar?  

Sánchez es un hombre con una impecable hoja de servicios en el terreno internacional y que apenas ha generado conflictos diplomáticos con Argelia, Marruecos, Argentina, Venezuela, México e Israel. Un hombre al que jamás se le han reconocido sus esfuerzos por la paz y la concordia, más allá de las felicitaciones recibidas de Hamás, Hezbolá, Irán y los talibán. Gente sana y con la que tantos valores compartimos.

Un hombre del que nadie quiere hablar. Al que se esconde y se silencia (más allá de los dos libros sobre sí mismo publicados por Planeta en apenas cuatro años, sí).

Pero, excepción hecha de la mayor editorial española y de otras tantas editoriales que han publicado docenas de libros sobre él, ¿con qué otras plataformas cuenta Pedro Sánchez para comunicarse con los españoles y darles su versión de la historia, eh? ¡Sánchez es un hombre amordazado!

Un hombre, en resumen, acallado y marginado, sin margen de maniobra, y que ha visto cómo un humilde documental sobre su persona y su Gobierno era rechazado por la España negra y fascista. Por la España del fango y los bulos.

Casi me dan ganas de comprar a mí el documental.

Joder, es que voy a abrir un crowdfunding. A un hombre así de desamparado hay que echarle una mano.