Carlos Herrera-ABC

  • Una vez en Moncloa, ha ido abriendo el cofre de las sorpresas

Cada presidente ha tenido su afán; su marrón, su conflicto, su rumor, su carácter innovador, su paso indeciso hacia el abismo, su ridículo… Cada uno, incluso, podría tener un mote definitorio de su ejercicio, o una imagen icónica como resumen de su devenir. Pero este de hogaño rompe todas las marcas tras conseguir pasar a la Historia como el presidente que más veces ha hecho las cosas por primera vez. De hecho, comenzó su carrera de obstáculos siendo el primer presidente que accedía al cargo como consecuencia de una moción de censura. Mentirosa y repleta de engaños pero victoriosa, como bien sabemos. Ya antes había sido el primero que intentó gobernar, mediante acuerdo fallido con Ciudadanos, tras haber obtenido el peor resultado de la historia del PSOE. Y una vez en Moncloa, ha ido abriendo el cofre de las sorpresas convirtiéndose en el primero que se atreve a hacer según qué cosas. El Gran Innovador ha sido, recientemente, el primero en implantar esa suerte trampista que consiste en enfrentar Congreso y Senado: por vez primera, una iniciativa legal rechazada por la Cámara Alta no va a ser votada de nuevo en la Baja sino que directamente va a ser enviada al BOE para su publicación (hay prisa parlamentaria para comprar la aprobación de Presupuestos). Ha sido el primero en nombrar fiscal general del Estado a su ministra de Justicia, gobernador del Banco de España a su ministro de Seguridad Social o a otro de sus ministros miembro del Tribunal Constitucional. Es el primer presidente en pactar su investidura con partidos encabezados por condenados o prófugos. El primero en ceder una alcaldía (Pamplona) a Batasuna a cambio del apoyo de los exetarras para gobernar Navarra. El primero que aprueba indultos o redacta amnistías a políticos corruptos por puro interés personal. El primero en copiar su tesis doctoral. El primero en ofrecer un concierto económico a Cataluña a cambio de unos votos para hacer a su candidato presidente de la Generalidad catalana. El primero en suspender la presidencia cinco días por estrategia populista. El primero en aceptar una mediación internacional para negociar el gobierno en el extranjero con un fugado de la Justicia. El primero que siendo presidente presenta una querella contra un juez. El primero en llevar a comunistas al gobierno de la Nación. El primero en hacer esperar al Rey en el desfile del 12 de Octubre para evitar las pitadas. Y por supuesto el primero con su mujer imputada y su hermano también investigado.

El colofón ha sido puesto estos días cuando el Supremo ha considerado que el fiscal general del Estado, Don Alvarone, debe ser investigado por conducta delictiva. Es, pues, el primer presidente en contar entre los suyos un fiscal general imputado nada menos que por un delito de revelación de secretos. Falta espacio para incluir aquellos ámbitos en los que Sánchez ha resultado un creador de comportamientos inauditos, pero uno final resulta muy probable: también será el primero que acabará en un banquillo de los acusados.