Es un clásico la definición de que Podemos fue un plan inicial para ligar que se les acabó yendo de las manos. Basta con que escriban los nombres de algunos de sus dirigentes, citemos sin ánimo de apabullar a Pablo Iglesias, Irene Montero, Tania Sánchez, Clara Serra, Iñigo Errejón, Rita Maestre, Dina Bousselham, Jessica Albiach, Rafa Mayoral, Gara Santana, Juanma Del Olmo, Isa Serra, Sergio Pascual, Marisa Matías y Daniel Iraberri y les saldrá un ‘partouze’ de lo más aparente. Si Quevedo hubiera definido este invento, habría escrito: “hecho un corral de cuernos te contemplo;/ cuernos pisas con pies de cornería”.
Valga todo esto para decir que estamos en el caso Errejón, que el jueves anunciaba su intención de abandonar la vida política y el escaño en el Congreso. Parece que es Vox populi que Iñigo Errejón mantenía con las mujeres una actitud entre el acoso y la violencia machista. Feministas acabadas, Pardo de Vera y Esther Palomera lo sabían desde hace años. Aclaremos conceptos. Yo me hice una composición cabal de las capacidades intelectuales de este pájaro en el primer artículo que firmó en El País, en marzo de 2015. Trataba de Grecia en la UE y tiraba de lo que él debe de considerar teoría de juegos para escribir: “Si se disolviera la Eurozona tal y como la conocemos, todos entraríamos en un descomunal juego de suma cero: todas las partes perderían”. No es que desconociese la teoría de juegos. Es que ignoraba algunos rudimentos básicos de la suma de números enteros. También empecé a temerme entonces que lo de El País no llevaba buen camino. Pero Iñigo siguió haciendo carrera: consiguió una beca de la Universidad de Málaga por una investigación para la que no estaba capacitado y que no pudo desarrollar por estar organizando la campaña de las europeas.
Y de repente le ha estallado el lío que al parecer era un secreto a voces, todas las feministas del régimen lo conocían y lo callaban y el asunto afloró sin nombres propios, ni de denunciantes ni del denunciado. Se da la grotesca circunstancia de que Loreto Arenillas, diputada de Mas Madrid que además es la portavoz de las esencias feministas de Mas Madrid en la Asamblea de Vallecas, trató de mediar con una de las beneficiarias de los mimos de Errejón. Total, que empezó a engordar la pelota, aunque los testimonios eran mayormente anónimos y no pasaban el tuit en las redes sociales. Hasta ayer, día en que una presunta víctima del comportamiento inadecuado de Errejón, la actriz Elisa Mouliaá presentó una denuncia contra Iñigo Errejón por agresión sexual en la Unidad de Familia y Mujer de la Brigada Provincial de la Policía Judicial.
Llaman la atención varios aspectos del relato: que los hechos sucedieran en septiembre de 2021 y haya tardado tres años en denunciarlos. Que una vez consumada la agresión en casa de su amiga, ella acceda a irse con el zangolotino a su casa y que una llamada de su padre advirtiéndola de que su bebé tiene 40º de fiebre no la obliga a parar el viaje para ir a atender a su hija.
De una mujer como Elisa se podrían sacar dos Errejones. Le bastaría un soplamocos para dejarlo sentado en la cama y con el miembro fuera. Es que no te puedo creer, hermana. Hay algo que no es como nos dices.