Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
Los Presupuestos vascos de 2025 serán los más elevados de la historia. No es extraño, los Presupuestos de cada año acostumbran a ser siempre los más grandes de la historia y me imagino que eso es la demostración de que el país crece gracias al esfuerzo de todos, que cada año hay más ingresos fiscales gracias a quienes los aportan y que, también claro, el gasto crece para contento de quienes lo distribuyen y alivio de quienes lo perciben. Por esa parte, nada nuevo.
Los capítulos de gastos correspondientes al próximo ejercicio responden con precisión a las inquietudes y las reclamaciones sociales. Por ello, la sanidad, que es la máxima preocupación, recibe la máxima aportación. Nada que objetar, aunque junto con la mayor dotación de fondos hubiese agradecido algún compromiso más de ‘organización’ de los servicios sanitarios para mejorar su eficacia, y también alguna apelación a los usuarios, que somos todos, de un mejor uso de ellos. Para lo cual siempre he pensado que estaría bien que conociéramos el coste real de los servicios que recibimos. Una cosa es que se prevean sin contraprestación y otra, bien distinta, que no cuesten. Cuestan, y como vemos cuestan muchísimo y no siempre y no todos somos conscientes de ello.
También es lógica la preocupación por la vivienda, cuyo coste sube y complica la vida de los jóvenes al retrasar su independencia del hogar paterno, la edad de la maternidad y acogota sus años de juventud. Aquí es muy fácil dar consejos de actuación. Basta con repasar las propuestas de los de Podemos y hacer exactamente lo contrario. Todas ellas, limitar y bajar por ley los alquileres, condicionar y endurecer la compra de viviendas, etc., caminan en la dirección equivocada ya que desaniman a la oferta y entorpecen su puesta a disposición del mercado. Limitar la oferta de un bien acostumbra a subir su precio. Hay una abrumadora cantidad de experiencias al respecto.
Otro comentario. El lehendakari dice que estos Presupuestos «construyen la Euskadi de hoy y de mañana». Correcto, pero debemos recordar que la Euskadi de hoy, y en especial la de mañana, no se construye solo por la vía del gasto. Se construye especialmente por la vía del ingreso. Con un sistema económico potente y eficaz que, en definitiva, es el que provee el empleo y los ingresos necesarios para sufragar los gastos que hoy distribuimos.