Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
Lo sucedido en las elecciones norteamericanas tiene una explicación muy sencilla: aunque en ocasiones lo olvidemos, allí votan los norteamericanos. Los europeos miramos y aguantamos el resultado. Lo que resulta mucho más difícil de explicar es que en la sociedad más escrutada, encuestada y radiografiada del mundo se produzcan tamaños errores de previsión. Cuando todos, incluidos los más interesados, esperábamos un empate extremo que tardaría semanas en dirimirse se ha producido un triunfo total, instantáneo de Trump. Gana las elecciones, gana en voto popular, mantiene el Senado, recupera la Cámara de Representantes y queda en sus manos una buena parte de la judicatura. Con este panorama, ¿osará alguien emitir sentencias condenatorias en los juicios que tiene pendientes?
Para los americanos no lo sé. No sé si América volverá a ser grande -ni siquiera sé si alguna vez fue pequeña-, pero, para Europa, no hay buenas noticias. América será más autista, volverán los aranceles elevados, aunque dudo de que se atreva a ponerlos, como ha amenazado, al 100% para los países que abandonen el dólar, pero sí será un arma de presión de utilización habitual.
Malos tiempos para la globalización. El dólar se fortalecerá. No tanto por el poderío de su economía sino por la inflación creciente por culpa de la insensibilidad frente al déficit, que presionará a los tipos de interés. Ucrania puede lograr la paz, pero será a cambio de perder el orgullo, al tener que ceder territorios. Y, ¿quién pagará la reconstrucción del país? Putin no lo hará y Trump se olvidará, así que ya se sabe donde enviar la factura. Europa se verá en la encrucijada.
¿Se fiará de Rusia, aunque consiga un acuerdo global de protección? Recuerde que Hitler, tras quedarse con los Sudetes se comprometió a solucionar pacíficamente todos los conflictos que surgiesen en adelante. El gasto de defensa aumentará y habrá que añadirlo a los cientos de miles de millones de euros que Draghi considera necesarios para recuperar la productividad perdida. Mucho dinero. La OTAN tendrá que rehacer sus cuentas.
En cualquier caso, Europa perderá importancia (le queda algo todavía, ¿no?). Por cada minuto que la Administración Trump dedique a Europa, dedicará una hora a China y un día completo a Estados Unidos. El mundo se aleja un poco más y Europa será un poco más pequeña. ¡Vaya votación!