Ignacio Marco-Gardoqui

En este país de nuestros dolores se produce una circunstancia muy curiosa. En realidad se producen más de una, pero hoy hablamos aquí del absentismo, ese problema que carece de solución, entre otras razones porque nadie quiere analizarlo. Se diría que quema. Lideramos el porcentaje de faltas al trabajo en España y en Europa. ¿Tenemos problemas de salud más graves que los demás o tenemos un sistema sanitario ineficiente y poco dotado de medios para cuidarnos y así no caer enfermos, y para curarnos cuando desgraciadamente enfermamos?

Para determinarlo es preciso evitar las percepciones subjetivas y acudir a los datos objetivos. Las encuestas muestran que la opinión popular sobre la calidad del servicio que presta Osakidetza es muy mejorable. Tan es así que la partida presupuestaria dedicada este año a la sanidad es la que más dinero absorbe y la que más crece. Pero, con independencia de que esa percepción sea o no correcta -por ejemplo, a mí me parece que es muy incierta e injusta-, si comparamos las estadísticas con otras comunidades deberíamos comparar también el nivel y la calidad de nuestra atención sanitaria con la de otros servicios nacionales y/o extranjeros.

En general, los vascos gozamos de buena salud y nuestra esperanza de vida compite con ventaja con casi todas las regiones. Por otro lado, el coste de la sanidad vasca es, de lejos, el más elevado de España. Medido en euros per cápita, aquí gastamos mucho más que en todas las demás comunidades. ¿Entonces? Si tenemos buena salud relativa y gastamos más que los demás en cuidarla, ¿cómo se explica que las bajas laborales sean tan superiores?

Confebask ha organizado en Bilbao unas jornadas dedicadas a analizar el problema, «sin buscar culpables, sino soluciones», como dijo su presidenta, Tamara Yagüe. Como supongo que para ella esta cuestión de los culpables es muy delicada y como para eso estamos, le identifico de regalo un culpable: el propio sistema. Si quien concede las bajas (Osakidetza) no es quien corre con su coste (la Seguridad Social, además claro de las propias empresas), ¿qué incentivo hay para reducirlo? Un médico que se equivoca negando una baja corre peligro de ser demandado, mientas que si se equivoca concediéndola se mantiene a salvo de cualquier peligro. ¿Por qué razón iba a correrlo? Quizás por eso, la gente va a ‘coger’ la baja y no a ver si le ‘conceden’ la baja.

La presidenta Yagüe propone un pacto conjunto sobre absentismo laboral basado en el compromiso, la colaboración y la confianza entre todos. Si le parece muy complicado alcanzarlo quizá sea suficiente con centrarse en esto del compromiso. Mientras que los sindicatos no estén de acuerdo en que el fraude en el absentismo exige el mismo reproche social que el fraude en Hacienda y su reducción no obtenga algún tipo de mejora salarial… esto no se arregla.