Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
- Es falso que el Gobierno necesite disponer de unos Presupuestos Generales aprobados por las Cortes para canalizar las ayudas que se necesitan hoy en Valencia
La decisión del Gobierno de habilitar 10.600 millones de ayudas a los damnificados por la dana es justa, porque supone un ejercicio de solidaridad obligado, y es necesaria puesto que los destrozos humanos y materiales son tan enormes que será necesario emplear mucho tiempo, mucho esfuerzo y, seguro, que mucho más dinero para arreglarlos.
Las vidas humanas no se van a recuperar jamás, pero es necesario recomponer las infraestructuras físicas y recuperar los equipamientos empresariales para que la vida siga su curso. Sin embargo, su intento de condicionar las ayudas a la aprobación de los Presupuestos es burdo e inmoral. Es burdo porque se ve venir de muy lejos cómo lo que es, una conveniencia particular que se esconde detrás de una necesidad general, además de trágica y urgente. Y es inmoral porque se basa en una mentira. Es falso que el Gobierno necesite disponer de unos Presupuestos Generales aprobados por las Cortes para canalizar las ayudas que se necesitan hoy en Valencia. Y lo es porque ya se ocupó de ello la vicepresidenta María Jesús Montero cuando habilitó la posibilidad de aprobar créditos extraordinarios no previstos.
Nadie va a discutir hoy el carácter extraordinario de la situación causada por la dana y el PP ha comprometido su apoyo a las medidas, lo que garantiza su aprobación parlamentaria. El artículo 55 de la Ley General Tributaria lo permite y, por si fuera poco, es difícil, por no decir imposible, encontrar un martes cualquiera en el que el Consejo de Ministros de turno no haya utilizado esa posibilidad. Por comparar y por hacernos una idea de las dimensiones relativas, si la Dana nos costará de momento 10.600 millones, ¿cuánto mermará los ingresos públicos el pacto bilateral alcanzado con ERC, que dará a Cataluña una Agencia Tributaria propia al margen de la estatal?
¿Sabe alguien en qué estado se encuentra la elaboración de los Presupuestos que deberían haber sido presentados hace meses, con quién se negocian, dónde de negocian y qué es lo que se negocia?
Es impresentable que algo tan importante y con tamañas consecuencias para todos se negocie solo con unos pocos miembros del colectivo afectado y se haga de esta manera clandestina, ajena al escrutinio público. ¿No son el Congreso de los Diputados y el Senado el lugar donde se discute todo, donde se marcan las políticas generales que afectan al conjunto del país? Entonces ¿porqué razón no se negocia allí? ¿qué quieren ocultarnos? ¿De qué materias desean apartarnos? ¿Por qué nos ningunean? ¿Por qué se negocia con unos pocos lo que afecta a todos? ¿Por qué razón se establecen categorías distintas de ciudadanos, en qué ley se amparan para hacerlo?
Así que, aquí, no se trata de aprobar unas ayudas que nadie discute y que todo el mundo considera necesarias, se trata de colar por la puerta trasera unos Presupuestos desconocidos que, con seguridad, serán discutidos. La maniobra no ha gustado ni a los propios socios ni a varios de sus aliados. Es demasiado torpe, incluso para un presidente que huye cobarde de la ira popular y abandona a los Reyes en plena refriega.
A Pedro Sánchez sus correligionarios y sus muchos beneficiarios le aplauden y le sostienen en el Congreso. Pero, en la calle, los ciudadanos le insultan, le persiguen y le lanzan fango. ¡Fango! Precisamente a él que tanto odia ese material. Mientras, compungido y cabizbajo corría a cobijarse en el coche de seguridad. Un coche que ha sido construido en Corea y se mueve con diésel. Qué disgusto tendrá la nueva comisaria verde europea…